Sobran motivos en Cuba para celebrar el Día Internacional de la Solidaridad, cada 31 de agosto. A pesar de las dificultades acrecentadas por la pandemia y la política hostil del gobierno de Estados Unidos, el pueblo de la nación caribeña sigue construyendo puentes de amor con el mundo.
Brigadas médicas, intercambios científicos, cooperación en distintos ámbitos, ha sido el aporte cubano ante la necesidad de muchos países; y en gratitud a la ayuda brindada, la Mayor de las Antillas ha recibido cargamentos de alimentos, insumos médicos, equipos de diferentes índoles y la certeza de poder contar con manos amigas.
La solidaridad es una de las características que distingue a los habitantes de la Isla. Práctica común en cada barrio del país, que se ha desarrollado a lo largo de la historia ante los obstáculos, carencias y de las fuerzas de luchar por los sueños individuales y colectivos.
Hoy, Día Internacional de la Solidaridad, Cuba ratifica defender ese valor, que une a personas y pueblos.
La fecha del 31 de agosto se escogió para la conmemoración en honor al movimiento social polaco Solidaridad, que fue representado en 1980 por el gremio sindical ‘Solidarność’.
El 15 de noviembre de 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas presentó una carta firmada por los representantes de Eslovenia, Malta, Bulgaria, Eslovaquia y Polonia para decretar al 31 de agosto como Día Internacional de la Solidaridad.
Dentro de los objetivos de la celebración está seguir la línea planteada en la Declaración del Milenio: la convicción de que el siglo XXI tendría que tener a la solidaridad como uno de los valores fundamentales para las relaciones internacionales.
La solidaridad, según la Organización de las Naciones Unidas, es en definitiva, “una de las garantías de la paz mundial”.
Los Estados son libres de realizar las actividades convenientes, de acuerdo a las necesidades de sus habitantes, para crear conciencia en las personas y despertar el espíritu de ayudar en ellas.
Por Departamento de Comunicación CITMA