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PALABRAS DE HOMENAJE A LA DRA. ROSA ELENA SIMEON NEGRIN.

22 DE OCTUBRE DE 2021

Hace 17 años, el 22 de octubre de 2004, despedimos físicamente a la doctora Rosa Elena Simeón Negrín, paradigma de científica revolucionaria.

Esta eminente mujer, humilde, sencilla y modesta, nació en Bejucal el 17 de junio de 1943, en el seno de una familia que le creó un ambiente favorable para el aprendizaje, por lo que se convirtió en una estudiante excelente.

Con 16 años, cursando el preuniversitario, la sorprende el triunfo revolucionario. Como miles de jóvenes de su tiempo, recibió una beca para su formación universitaria, lo que le permitió realizar sus estudios de Medicina en la Universidad de La Habana, participando muy activamente en las luchas en defensa de la soberanía de la patria.

Fue alfabetizadora en 1961, se movilizó durante los días difíciles de la Crisis de Octubre, ingresó a la UJC en 1963 y al Partido Comunista de Cuba, en 1971.

Como resultado de su excelente desempeño, Rosa Elena fue seleccionada para proseguir su carrera como investigadora en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), única institución científica para desarrollar investigaciones básicas en esa época, donde dirigió el Departamento de Virología y más tarde se convirtió en la directora del Departamento de Microbiología.

Al mismo tiempo, Rosa Elena realizaba importantes investigaciones en instituciones de otros países, incluyendo el Instituto Pasteur, la Escuela de Veterinaria D´Alfort y la Estación Experimental de Virología en Aviñón, todas en Francia. Además, trabajó en otros estudios y experimentos en Canadá, Jamaica y Perú.

Defendió el doctorado en Medicina Veterinaria en 1975, una etapa de importantes sucesos en su carrera. Ese mismo año fue nombrada directora del Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA) y presidenta de su Consejo científico y fue elegida miembro del Consejo de Dirección del Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana.

Desde entonces continuó sus proyectos de investigación en Virología y participó en un gran número de conferencias, talleres, nacionales e internacionales, incluyendo una consulta de alto nivel entre ministros de Medio Ambiente en América Latina, celebrada en Washington D.C. Durante la década de los años 70 y a comienzos de los 80, Rosa Elena trabajó como experta en Virología para la FAO.

Fue la primera y única mujer Presidenta de la Academia de Ciencias de Cuba y de la Comisión Nacional de Medio Ambiente y Recursos Naturales hasta 1994 y titular del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, desde su creación hasta los últimos días de su vida; donde entregó sus energías y su inteligencia a la transformación y desarrollo de la actividad de ciencia, tecnología e innovación, como pilar esencial de la economía, el medio ambiente y la sociedad socialista próspera y sostenible que defiende el pueblo cubano y su Revolución.

Además de sus responsabilidades científicas y administrativas, ocupó importantes cargos políticos. Fue miembro del Comité Central del PCC desde 1980 y suplente de su Buró Político de 1986-1991, diputada a la Asamblea Nacional desde 1986, miembro del Consejo de Estado desde 1993 hasta 1998 y del Comité Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas desde 1980.

De su elección para integrar el Comité Nacional de la FMC, el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó, y cito: “Creo que ustedes eligieron para el Comité Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas a una compañera muy destacada que dirige un centro de investigaciones, que precisamente dirigió en el pasado y dirige ahora los trabajos en la lucha contra la fiebre porcina africana”. Fin de la cita.

Recibió numerosos honores y premios a lo largo de toda su carrera, destacan el de Heroína Nacional del trabajo, en 1988; la Orden Finlay, en 1990; su membresía en el Comité Consultor de las Naciones Unidas para la ciencia y la tecnología, en 1995 y el título de Académico de Honor de la Academia de Ciencias de Cuba, en 1998. El Consejo Administrativo del Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas le entregó, póstumamente, el premio Campeones de la Tierra.

Sobre el acceso de las mujeres a puestos de dirección, Rosa Elena dijo en una entrevista, y cito: “Cuando una mujer ocupa un puesto de liderazgo, ella misma contribuye a la propuesta y promoción de otras (…). Las mujeres somos más creativas, pues crecemos ante conflictos y retos que nos impone el mismo medio social, y por tanto desarrollamos más recursos de supervivencia para abrirnos espacios y caminos en la vida científica”. Fin de la cita.

Y así la recordamos, como una mujer excepcional, ejemplo de fidelidad a Fidel, a Raúl y a la Revolución; talentosa; entregada al trabajo; altamente sensible; extraordinaria y amorosa hija, esposa y madre; con una férrea fuerza de voluntad que le permitió luchar en sus últimos años contra una grave dolencia y mantenerse al tanto del quehacer de nuestro Ministerio y de sus compañeros, asistir a sus dependencias y participar en eventos.

Honrar a la doctora Rosa Elena Simeón Negrín, en el contexto actual, es deber ineludible de toda la comunidad científica, tecnológica e innovadora cubana. Los resultados que día a día cosechan nuestros colegas en asuntos esenciales como la salud pública, las vacunas, medicamentos y equipos médicos novedosos contra la Covid, la soberanía alimentaria y la educación nutricional, la introducción de nuevas tecnologías para elevar la eficiencia de nuestras producciones y servicios, la conservación de los ecosistemas, la reducción de vulnerabilidades climáticas, el comercio electrónico, las nanociencias aplicadas, la vinculación de las ciencias sociales a las transformaciones socio-económicas, por solo mencionar algunos; demuestran la presencia de sus ideas y de su empeño en poner la ciencia en función de la solución de los problemas de la economía y de la sociedad.

“Yo soy un fruto de la Revolución y mi mejor aporte no lo he dado todavía, pues aún se lo debo al pueblo” expresó ella en una entrevista, al preguntarle cuál había sido el resultado más importante de su carrera profesional.

Honrar a la doctora Rosa Elena Simeón Negrín es sentir el deber de consagrarnos al mejoramiento permanente de lo que hacemos día a día,

¡ es ponerle corazón a la patria y a nuestra Revolución Socialista !

Muchas gracias

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