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Amor en cautiverio

Alzar la mirada y ver en el cielo una bandada de aves dirigirse hacia el mismo lugar resulta un hermoso espectáculo de la naturaleza y, a la vez, despierta esa sensación extraña de saber adónde irán.
Como seres vivos nace en ellas la necesidad de sobrevivir ante las amenazas, por eso, es común en otoño y primavera verlas desplazarse juntas en busca de regiones con climas propicios para su alimentación y reproducción. La migración de las aves es un fenómeno biológico.
Las poblaciones de aves, residentes y migratorias, conforman grupos importantes en todas las regiones del mundo por las funciones que realizan como controladores biológicos, diseminadores de semillas, y polinizadores. También forman parte del equilibrio ecológico y el ciclo biológico, y constituyen recursos económicos de gran valor para el hombre por la alimentación, la caza, la agricultura y el turismo.
En Cuba, de acuerdo a la permanencia en el territorio nacional, se hallan varios tipos de especies de aves, clasificadas de la siguiente manera: residentes permanentes (especies cuyas poblaciones permanecen todo el año en las localidades de reproducción o en zonas aledañas), residentes bimodales (especies que tienen poblaciones que crían en Cuba, pero en la migración se les unen individuos que cría en Norteamérica).
Además, encontramos a las residentes invernales o invernantes (especies que crían en Norteamérica y pasa el invierno en Cuba), transeúntes regulares (especies que crían en Norteamérica y utilizan a Cuba en su travesía al Sur), residentes de verano (especies que vienen a nuestro territorio sólo para efectuar la reproducción y después migran al sur en los meses de invierno) y las visitantes ocasionales (especies que crían en Norteamérica y ocasionalmente se observan algunos individuos en Cuba).
Hasta la fecha, en la Mayor de las Antillas se han registrado 397 especies, cifra que puede variar. De ellas 156 crían en el territorio nacional, incluyendo 27 especies endémicas y 238 migratorias. Entre todas, hay 32 especies amenazadas de acuerdo al Libro Rojo de Vertebrados de Cuba.
La Isla cuenta con el 53,7 por ciento de las especies que habitan en el Caribe Insular, donde se han contabilizado 739 tipos de aves.
De las seis rutas migratorias trazadas por las aves en el continente americano, dos inciden en el archipiélago cubano: la costa atlántica (2) y la del Mississippi (3).
A partir de investigaciones realizadas en los últimos 30 años, se ha demostrado que las regiones más importantes por donde arriban muchas especies e individuos de aves migratorias neárticas-neotropicales son la Península de Guanahacabibes, los mogotes de Pinar del Río, costa norte de Artemisa – La Habana, Matanzas, cayería norte de Villa Clara, Ciego de Ávila – Camagüey y Gibara, en Holguín.
Muchas aves migratorias, que llegan a la nación caribeña, se dispersan por todo el país con el objetivo de buscar refugio y alimentación. Es por ello que encontramos en muchas localidades azulejos, mariposas, degollados, bijiritas y el Azulejón.
Al comenzar la migración en agosto, quienes dicen amar y disfrutar de las aves preparan las jaulas para capturarlas. Contradictoriamente, el verdadero amor radica en respetar la libertar del otro, en querer sin dañar a quienes o a eso que provoca el sentimiento de felicidad.
Fuente consultada:
Dr.C. Hiram J. González Alonso y MSc. Maikel Cañizares Morera, miembros del Instituto de Ecología y Sistemática y Sociedad Cubana de Zoología.

Por Departamento de Comunicación del CITMA en colaboración con Instituto de Ecología y Sistemática

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