Durante la jornada del 10 de noviembre, se invita a la comunidad mundial a informarse sobre los avances de la ciencia, su vínculo con la sociedad y a reconocer la labor de los científicos en busca de nuevos conocimientos y soluciones para el desarrollo de la humanidad.
Desde 2001, esta fecha fue escogida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la celebración del Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, como recordación de la Conferencia Mundial sobre la Ciencia, ocurrida en 1999, en Budapest, Hungría.
A partir de la mencionada Conferencia, auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y por el Consejo Internacional para la Ciencia, nacieron diversos compromisos para trabajar y fomentar la ciencia al servicio del conocimiento: el conocimiento al servicio del progreso, la ciencia al servicio de la paz y el desarrollo, la ciencia en la sociedad y la ciencia para la sociedad.
En cuanto a la ciencia para la paz y el desarrollo, los participantes establecieron como prioridad enfocar la ciencia para atender las necesidades humanas, el medio ambiente, el desarrollo sostenible, la enseñanza científica y colocarla al servicio de la paz y la solución de conflictos.
Cuba cuenta con reconocimiento internacional por ser ejemplo en poner sus resultados y aportes científicos responsables al servicio de su pueblo y el planeta. En este sentido, el país ha dado muestra de contar con un potencial científico al desarrollar varios candidatos y vacunas para el enfrentamiento de la Covid-19.
La ciencia, tecnología e innovación ha estado presente en la batalla contra la pandemia, en función de salvar vidas: lo más preciado del planeta. Todo ello gracias a la visión del gobierno revolucionario, que desde décadas atrás, ha trabajado con este propósito y de forma colaborativa con el resto del mundo.
Cada 10 de noviembre, la ONU organiza distintos actos para que las personas tengan un acercamiento a la ciencia; también, las instituciones gubernamentales y no gubernamentales, escuelas, instituciones científicas, medios de comunicación y universidades crean proyectos o programas con similar objetivo.
Con esta celebración inicia, además, la Semana Internacional de la Ciencia y la Paz, que surgió en 1986, cuando se observó el Año Internacional de la Paz.
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