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Cuba podría generar 1 100 megawatts de electricidad, a partir del viento

Cuba podría generar 1 100 megawatts de electricidad, a partir del viento
El desarrollo de la energía eólica forma parte de las prioridades del país para reducir progresivamente el empleo de combustibles fósiles en la generación de electricidad. Foto: Cortesía del Instituto de Meteorología

El profesor Alfredo Roque Rodríguez, investigador del Centro de Física de la Atmósfera del Instituto de Meteorología (Insmet), dijo a Granma que en 2005 se creó el grupo temporal para el impulso de la energía eólica (Gtiee), conformado por alrededor de 20 instituciones pertenecientes a ocho ministerios

Promover un mayor empleo y diversificación de las fuentes renovables de energía (FRE) para que la generación de electricidad en Cuba dependa cada vez menos del uso de combustibles fósiles y alcance así niveles superiores de independencia y seguridad en tan vital sector, forma parte del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030.

En el caso particular de la energía eólica (aquella que, producida por el movimiento de las aspas de un aerogenerador, impulsadas por el viento, se convierte en energía eléctrica), desde mediados de la primera década de la presente centuria, el país inició en mayor escala los estudios dirigidos a conocer el potencial existente en el  archipiélago  cubano.

Considerada, junto a la fotovoltaica, entre las dos FRE de mayor crecimiento en el mundo, la energía eólica no emite sustancias tóxicas al medio ambiente, ni contamina el agua, además de tener uno de los indicadores más bajos de consumo de ese importante recurso. Es inagotable y su utilización eficiente contribuye al desarrollo sostenible.

ATLAS A MUCHAS MANOS                  

El profesor  Alfredo Roque Rodríguez, investigador del Centro de Física de la Atmósfera del Instituto de Meteorología (Insmet), y uno de los especialistas con más experiencia de trabajo en el tema, dijo a Granma que en 2005 se creó el grupo temporal para el impulso de la energía eólica (Gtiee), conformado por alrededor de 20 instituciones pertenecientes a ocho ministerios.

Bajo la conducción de un equipo de científicos del propio Instituto de Meteorología, con la activa participación de profesores del Centro de Estudios de Tecnologías Energéticas Renovables (Ceter), de la hoy Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría, y otras entidades, el primer aporte significativo del Gtiee llegó un año después, al concluirse el primer mapa eólico de Cuba.

Precisó Roque Rodríguez que, mediante la implementación de dos proyectos internacionales, en la obtención de ese resultado fueron aplicados modelos físico-matemáticos de elevada eficacia y confiabilidad, desarrollados por el Laboratorio de Energía Renovable de Riso, Dinamarca, y la institución Environment Canadá.

«Conseguimos digitalizar toda la data de viento proveniente de las 68 estaciones meteorológicas existentes en el país, labor en la cual recibimos el apoyo de los joven Club de Computación de las cabeceras provinciales.

«Así creamos una base de datos que contiene los registros, en diferentes horarios, de la fuerza y dirección del viento, medidos a diez metros de altura. En 43 de las estaciones  involucradas en el estudio, las mediciones recopiladas de esa variable estaban en el orden de los 30 a 35 años», dijo el profesor Roque Rodríguez.

La investigación confirmó la existencia de 21 zonas con condiciones favorables para instalar parques eólicos y propició que, por primera vez en Cuba, se lograra  hacer una estimación del potencial existente, cuyo rango, a una altitud promedio de 50 metros, oscilaba entre 4 000  y 15 000 megawatts (MW), incluyendo zonas costeras, espacios interiores, regiones montañosas y los pequeños cayos alrededor de la isla mayor, puntualizó el profesor Alfredo Roque.

Toda la información acopiada  contribuyó al conocimiento básico para la posterior confección del Atlas Eólico de Cuba, que a cargo de especialistas del Centro de Física de la Atmósfera del Insmet, formó parte de un proyecto internacional financiado por la Agencia de Cooperación para el Desarrollo Internacional, de Canadá.

En esta ocasión, recalcó el experto, las mediciones de la velocidad del viento se hicieron a alturas de diez, 30, 50 y cien metros, lo que requirió instalar alrededor de cien torres de Referencia Meteorológica y de Prospección Eólica, logrando caracterizar la capa superficial atmosférica en función de alcanzar el aprovechamiento máximo de la energía del viento.

Los resultados fortalecieron el conocimiento de las zonas del país con suficiente recurso eólico para generar electricidad a gran escala.

Devenido en herramienta científica imprescindible a la hora de seleccionar los sitios de emplazamiento de futuros parques eólicos, el Atlas evidenció que, por su posición geográfica y características del relieve, la región norte centro oriental de Cuba posee las condiciones más favorables para el desarrollo de esa fuente energética renovable, al presentar pocos obstáculos ambientales que entorpezcan el aprovechamiento de la intensidad de las brisas, manifestó el investigador Alfredo Roque.

Según el también Secretario del Consejo Científico del Insmet, el potencial técnicamente instalable de generación de electricidad en nuestro país, a partir del viento, es de unos 1 100 MW.

INVESTIGACIONES RECIENTES 

Científicos y técnicos del Centro de Física de la Atmósfera del Insmet trabajan actualmente en el diseño de pronósticos para calcular de manera aproximada el aporte energético de un parque eólico, a partir de predecir en diferentes plazos el comportamiento de la fuerza del viento en el lugar donde radica la instalación.

El profesor Alfredo Roque especificó que las subidas y caídas abruptas en la velocidad del viento pueden afectar el desempeño del sistema eléctrico y aumentar los costos de generación, de ahí la importancia de vaticinar con antelación las probables fluctuaciones de esa variable meteorológica.

Resaltó que, mediante el empleo de metodologías novedosas basadas en la modelación numérica del tiempo y técnicas de inteligencia artificial, se viene aplicando, de manera experimental, en los parques eólicos Los Canarreos y Gibara 1, situados en la Isla de la Juventud y Holguín, respectivamente, un modelo de pronóstico del comportamiento de la potencia eólica, con altos niveles de satisfacción por parte del Despacho Nacional de Carga de la Unión eléctrica.

También, aseveró, estamos actualizando los estudios acerca de las descargas eléctricas asociadas a ese tipo de tormentas, uno de los fenómenos naturales que más daño puede ocasionar a los aerogeneradores, así como el análisis del viento máximo en regiones de emplazamientos eólicos, en particular el causado por los huracanes.

Lo planteado posibilita seleccionar la clase de aerogenerador más adecuado para cada región de nuestro país, en dependencia de la frecuencia histórica de ocurrencia e intensidad promedio de esos peligrosos eventos.

«En todos los escenarios futuros evaluados, las proyecciones climáticas sugieren que, a lo largo del siglo xxi, la velocidad del viento en superficie continuará aumentando en mayor o menor medida en gran parte del territorio nacional, de modo particular hacia la costa norte».

Tal incremento avala la prioridad concedida a la ejecución del programa eólico cubano hasta 2030, fecha para la cual deben haberse construido 13 de esos parques, enfatizó el profesor Alfredo Roque.

Tomado de Granma

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