La curiosidad lo obligó a abandonar la sala de su apartamento de Nueva Gerona, pero no había ningún humano ajeno a la familia. Ya en la cocina volvió a escuchar el sonido, instante en el que descubrió sobre la meseta un gran insecto verde con apariencia de hoja.
Verificar que aquella rara “esperanza” fuera “culpable” del perturbador sonido fue cuestión de minutos. Gracias a Internet supo que se trataba de un saltamontes gigante, denominado hoja verde, y descrito por primera vez en 1861 por Henri Louis Frédéric de Saussure (1829-1905), naturalista, geólogo y entomólogo suizo.
La búsqueda en textos especializados le permitió constatar que se trataba del Stilpnochlora Couloniana, nombre científico del insecto, sin lista de subespecies reconocidas. Específicamente, se trataba de una hembra adulta por su matiz verde claro con algunas marcas de color café oscuro en el dorso y patas, y unos siete centímetros (cm) de largo.
Avanzada la lectura, supo que solo los machos producen estridulación (sonido) para atraer a las hembras, cuando al frotar las patas con las alas producen una melodía breve y menos intensa que las de sus parientes los grillos, y sí muy similar al de una persona cuando quiere llamar la atención de otra.
Como la primera reacción de estos katídidos adultos es quedarse quietos ante cualquier perturbación, fue posible obtener imágenes nítidas de su apariencia.
Del macho –aunque no se hizo visible– se supo por la literatura que es ligeramente más pequeño y menos voluminoso, tiene un cuerpo más estrecho, antenas más largas y sus prominentes patas están especialmente equipadas para saltar.
Llamó la atención de Roberto que esta especie nocturna pueda convertirse en mascota. Para lo cual, el interesado en criarlas deberá preparar un contenedor suficientemente grande (30 x 30 x 30 cm), ventilado y con temperatura de 25 a 30 grados Celsius, donde quepan la pareja de katídidos y su comida.
Cuando el ambiente es el correcto para ellos se aparearán, las ninfas pondrán de 100 a 150 huevos en filas largas, que tardarán en eclosionar alrededor de 40 a 60 días y en tales circunstancias necesitan mucha humedad hasta completar su metamorfosis simple: huevo, ninfa y adulto.
Precisamente, por su hábito alimenticio Roberto entendió por qué el raro avistamiento de aquel saltamontes hoja verde: frente al edificio donde vive hay varios robles blancos, una de las plantas favoritas en su dieta.
Stilpnochlora couloniana pertenece a la Familia Tettigoniidae, del orden Orthoptera (alas rectas), que comprende unas 20 mil especies en el planeta, su distribución es cosmopolita, sin embargo, su diversidad es mayor en zonas tropicales.
Esta hermosa y extraña especie de saltamontes, que prefiere las copas de árboles para camuflarse, es originaria de Cuba y en Isla de la Juventud no es común avistarla y mucho menos en zonas urbanas.
Tomado de ACN