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El anhelo es que la inteligencia se convierta en bienestar

Esta semana, desde el Palacio de la Revolución, tuvo lugar la reunión del Consejo Nacional de Innovación, la cual estuvo encabezada por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Con frecuencia, sobre todo en estos tiempos en que la COVID-19 ha puesto a prueba toda la inteligencia con que cuenta la Isla para defender la vida, traemos a colación la certeza fidelista de que el futuro de Cuba tiene que ser necesariamente de hombres de ciencia y pensamiento.

Desde que la Revolución empezó a sembrar ese pensamiento hasta hoy, el país ha acumulado ese tesoro que es el saber pensar y hacer, y desde el cual es posible encontrar respuestas a múltiples problemas.

El futuro del cual habló el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz ya está aquí: muchos cubanos poseen conocimientos, y a lo profundo. En eso se piensa cuando se es testigo de algún encuentro en el cual participan nuestros científicos y pensadores.

Esta semana, por ejemplo, tuvo lugar en el Palacio de la Revolución la reunión del Consejo Nacional de Innovación, la cual estuvo encabezada por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez. La jornada, que también contó desde la presidencia con la viceprimera ministra, Inés María Chapman Waugh, versó sobre «Estructuras dinamizadoras de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación: análisis sobre su fomento y desarrollo en Cuba».

El título está haciendo alusión a nuevos entes que le han nacido a la Isla para defender algo tan valioso como poner los saberes en función del bienestar. Era lo que decía al principio de la reunión —de frecuencia mensual— la titular del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), Elba Rosa Pérez Montoya: El modelo de desarrollo económico y social del país exige y necesita cada vez más la conexión entre el sector del conocimiento, de la administración pública, y el sector productivo.

En el desarrollo de esa relación salvadora resultan esenciales las estructuras dinamizadoras de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. «Es muy necesario —apuntó la titular del CITMA— que el sector productivo y de los servicios siga trabajando fuerte para que en él las estructuras dinamizadoras estén presentes». Y añadió en alusión a tales actores: «La interfaz que tenemos ahora, los parques tecnológicos, las empresas y las fundaciones están dando los primeros pasos en esa dirección» que le interesa a Cuba.

Antes de dar paso a tres exposiciones cuyos contenidos tienen que ver con varias estructuras dinamizadoras de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez expresó que después de tantas insatisfacciones que existían y que fueron expresadas en distintos momentos —en reflexiones con la Academia de Ciencias, en diferentes encuentros con las universidades hace cuatro o cinco años—, «hoy contamos con un sistema normativo que se ha trabajado intensamente, se ha desarrollado intensamente en los últimos cuatro años, y que prácticamente permite, da espacio para hacer todas las cosas en las cuales antes teníamos limitaciones».

El Jefe de Estado hizo referencia (entre las estructuras dinamizadoras que antes no encontraban terreno fértil para su consolidación) a las relaciones empresa-universidad, a centros de investigación, y a empresas de alta tecnología. A todas ellas, dijo, podrá faltarles algo, son perfectibles, «pero hoy existen los instrumentos normativos que las apoyan; y ahora lo que hay es que lograr que se conozcan, que se utilicen»; y puso como ejemplo a estructuras que cuentan con apoyo normativo hace ya algún tiempo y cuyo número aún —como es el caso de las empresas interfaces— todavía es limitado.

Seguidamente fueron escuchadas tres interesantísimas ponencias. La primera; a cargo del M.Sc. Rafael Luis Torralbas Ezpeleta, Presidente del Parque Científico Tecnológico de La Habana en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), quien habló sobre la experiencia de creación de Parques Científico Tecnológicos en el país.

Entre otras ideas, Torralbas explicó que un Parque Científico Tecnológico (PCT) es una organización gestionada por profesionales especializados, cuyo propósito esencial es incrementar la riqueza de su comunidad mientras promueve la cultura de la innovación y la competitividad de las empresas e instituciones generadoras de saber, instaladas o asociadas a ese Parque.

Dicha estructura, añadió, estimula y gestiona el flujo de conocimiento y tecnología entre universidades, instituciones de investigación, empresas y mercados; impulsa la creación y el crecimiento de empresas innovadoras mediante mecanismos de incubación; y proporciona otros servicios de valor añadido, así como espacios e instalaciones de gran calidad.

En el encuentro varias voces ratificaron que los Parques (PCT) —de los que Cuba ya cuenta con dos, el otro está en Matanzas— pueden incentivar, desde los proyectos que en ellos nazcan, la formación del potencial científico, pues ellos entrañan verdaderas fortalezas para la creación.

La segunda ponencia estuvo a cargo de la Dra C. Vilma Hidalgo de los Santos, Directora de la Fundación Universitaria para la Innovación y el desarrollo de la Universidad de La Habana (UH). Ella disertó acerca de la experiencia de la Fundación Universitaria de la UH, y sobre otras alternativas para el fomento de emprendimientos de base tecnológica desde las universidades.

Quedaron en firme conceptos como que la actividad de innovación es intrínsecamente riesgosa; como que la Fundación debe ser asumida como una oportunidad para aprovechar los múltiples beneficios del entorno en que ella actúa; o como el desafío, de naturaleza cultural, que apunta a la necesidad de superar el insuficiente espíritu innovador que habita en el sector empresarial cubano.

La tercera ponencia fue compartida en la reunión por el Dr. C. Gilberto Julio Quevedo Sotolongo, Presidente de la Sociedad de Interfaz de Ciencia y Tecnología de la Universidad Central «Marta Abreu». El profesor habló sobre experiencias en la creación de las sociedades de interfaz de Ciencia y Tecnología en las universidades. Y otra vez fue la oportunidad de escuchar ideas sobre cómo lo más importante es lograr que los resultados científicos lleguen a resolver problemas de producción, a punto de partida de una demanda que en el país nadie pondría en duda, pero que debe ser visibilizada para dar solución a múltiples necesidades que van apareciendo.

El Consejo Nacional de Innovación resultó ser muy rico en reflexiones de rigor, y fue escenario de luces acerca de todo lo que Cuba puede lograr apoyada en sus estructuras dinamizadoras de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, ahora que el contexto normativo es una realidad.

En el encuentro, una hermosa frase de José Martí traída a colación por el ingeniero Torralbas Ezpeleta ilustró de manera muy condensada qué sentido tienen las nuevas estructuras dinamizadoras: La inteligencia —definió el Apóstol— tiene dos fases distintas: la de la creación y la de la aplicación (…), una y otra, mezcladas, son el germen escondido del bienestar de un país. ¿Y acaso —medita esta reportera— en las nuevas estructuras no habita esa suerte de «convertidor» que puede sacar de todo nuestro pensamiento sembrado en años el salto tangible que necesitamos?

Tomado de Granma

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