Miriam Teresita Llanes o Miri, como la llamaba su mamá mientras me contaba historias de cuando fue a estudiar a la Unión Soviética (URSS), es una cubana enamorada de su profesión. Tiene el mismo temperamento que muestra en los tres minutos que dura cada día en las pantallas el Parte del tiempo.
Teresita es dulce y cortés, como todos en su hogar, una persona sencilla que en sus ratos libres cose o ayuda a su hija a cuidar de su bebé de ocho meses. En cambio, los días de trabajo son sacrificios de toda una familia.
─ ¿Cómo empezó su interés por la meteorología?
─ Siempre preferí las ciencias. Me gustaban mucho la Geografía, la Física, la Química y la Matemática. Pedí Meteorología en primera opción después del preuniversitario. En aquel momento la carrera se cursaba en la antigua Unión Soviética, por lo que tuve que aprender en un año el idioma.
“Recuerdo que viajamos en un crucero, el cual la URSS ponía a servicios de los estudiantes cubanos. Estudié cinco años en el Instituto Hidrometeorológico de Odesa en Ucrania. La experiencia fue increíble porque tuve profesores que eran eminencias, investigadores de satélites, grandes matemáticos. Aunque tengo que decir que termino de hacerme meteoróloga al entrar al Instituto de Meteorología (INSMET)”.
─ ¿Cómo vives el reto de enfrentarte a las cámaras?
─ No todas las personas tienen la facilidad de parase frente a las cámaras como el doctor Rubiera, al que tengo que agradecer por impulsarme a enfrentar ese gran reto.
“Este trabajo es complicado. A veces las personas no se imaginan qué hay detrás de la pantalla. Salir en vivo en medio de un fenómeno meteorológico o de cualquier otro suceso, no es simple.
“Recuerdo en 2010 cuando el ciclón Tomás amenazaba con pasar por Guantánamo, antes de dar el parte en vivo dieron la noticia de que se había caído un avión en Sancti Spíritus. Fue difícil para mí informar a la población en aquel momento, pues aquello me conmovió mucho.
“Nosotros los meteorólogos no leemos un teleprompter, por lo que buscamos la manera de que el televidente entienda toda la información. Sería más fácil emplear un lenguaje técnico, pero ese no es el objetivo”.
─ ¿Elegirías ser meteoróloga otra vez?
─ Sí, en la meteorología no hay un momento igual a otro. Hice guardias de noche y de madrugada. En época de ciclones he pasado días enteros en el trabajo, incluso olvido hasta la fecha porque estoy haciendo lo que me gusta.
─ ¿Cómo es el meteorólogo fuera del trabajo?
─ Los meteorólogos siempre estamos mirando el cielo, viendo qué hay de interesante en el lugar donde nos encontramos. Yo siempre, aunque este de descanso, reviso los mapas diagnósticos. No puedo pasar un día sin ver las imágenes del satélite.
“En estos momentos trabajamos para que en el futuro las personas, mediante una aplicación móvil, también tengan la oportunidad de hacer lo mismo y recibir nuestros pronósticos y avisos de manera instantánea”.
─ ¿En qué momento de la vida se encuentra? ¿Qué responsabilidad tiene ser la Jefa del Centro de Pronóstico?
─ La edad está escrita en un papel, el retiro de la mujer es a los 60 años. Pienso que estoy en la cumbre de mi carrera. Tengo a mi hija y a mi nieto de ocho meses. Ella es bailarina de ballet clásico, graduada de la Escuela Nacional de Ballet y en el Instituto Superior de Arte (ISA). Además, soy Jefa del Centro de Pronóstico del Instituto de Meteorología de Cuba, al cual he dedicado toda la vida.
“Detrás de cada éxito hay un esfuerzo, pero este no es solo mío sino de todas las personas que han estado a mí alrededor. Es un honor estar al frente del excelente colectivo de compañeros que mantiene informado sobre el estado del tiempo a todo el país. Ver que nuestro trabajo es importante y aceptado por la sociedad nos engrandece el alma.
Tomado de Juventud Técnica
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