Aun cuando pasan los años, el Valle de Viñales no deja de impactar al visitante. Su paisaje atractivo, las diversas tonalidades de verde que matizan las montañas, los sembrados y las praderas; las deformadas, grandes y diminutas rocas; el rocío que refresca las plantaciones, las diferentes especies de animales y el aire inigualable que se respira se han “confabulado” para lograr que ese lugar haya sido aprobado como el primer geoparque de Cuba.
En ese territorio, ubicado en la provincia de Pinar del Río, han sido identificados 57 geositios, entre ellos diez que tienen interés internacional, 23 nacional, 18 regional y seis de relevancia local.
¿Cómo llegó a conformarse el relieve? ¿Qué procesos lo definieron y condicionaron el tipo de suelos, la vegetación y su sistema cavernario? Las rocas, los fósiles y los elementos del paisaje que le rodean constituyen la memoria del Valle. Es en ellos donde se haya la combinación para entender los cambios y sucesos que han tenido lugar en ese sitio durante años.
Un geoparque es un territorio con límites bien definidos, que tiene una superficie grande para permitir el desarrollo económico local. Comprende un número de sitios representativos no solo del patrimonio geológico y paleontológico, sino aquellos de interés arqueológico, ecológico, histórico y cultural.
Por esa importancia científica y cultural que representan, ha tomado auge la protección de los geoparques, más cuando investigaciones develan que son depositarios de un sentimiento de orgullo por parte de la población local.
Según la Organización de Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco), el estímulo a los geoparques va acompañado de la creación de empresas locales innovadoras, de nuevos trabajos y cursos de formación de alta calidad, a medida que se generan nuevas fuentes de ingresos mediante el geoturismo, protegiendo a la vez los recursos geológicos de esos sitios.
El geoparque implica desarrollar la cooperación entre instituciones y los diferentes actores del área, los cuales deben trabajar en conjunto para lograr un manejo adecuado de este patrimonio. En esto, los centros de investigación y las universidades desempeñarían un rol de sostén fundamental.
De igual manera, se anhela que las personas, a través de la implementación de adecuadas políticas de geoeducación, contribuyan a la preservación de estos lugares.
La labor de la Unesco con estos sitios comenzó en 2001. Tres años después, los geoparques europeos y chinos se reunieron en la sede de la organización en París para formar la Red Mundial de Geoparques. Durante la XXXVIII Conferencia General de la Organización, los Estados miembros ratificaron la creación de un nuevo sitio: los Geoparques Mundiales.
Los parques de la Tierra abarcan biodiversidad, patrimonio cultural y geodiversidad, definida esta como la variedad de elementos no vivos de la naturaleza, incluido sus minerales, rocas, sedimentos, suelos, rocas, etcétera, que proporciona, además, recursos para la generación de energía (materiales que se emplean para fabricar turbinas eólicas y paneles solares).
Pero, ¿cómo convertir el geoparque en algo económicamente beneficioso para las personas que habitan en la zona, sin atentar contra sus valores? Un cuestionamiento que, en Cuba, como en otros escenarios fuera de fronteras, va encontrando respuesta con el diseño de paquetes turísticos personalizados y menos invasivos del espacio a proteger.
El Comité Nacional de Geoparques, órgano consultivo del Ministerio de Energía y Minas de la República de Cuba, realiza acciones para el conocimiento de la geodiversidad en la nación y prepara un programa anual para socializar sus valores. Este será un nuevo escenario desde donde se reafirma el compromiso del país con la protección y conservación del patrimonio, en cualquiera de sus categorías, potenciando en este caso el patrimonio geológico y su aporte al desarrollo sostenible del archipiélago.
Tomado de Juventud Técnica