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Participa ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños

Elba Rosa Pérez Montoya, ministra de Citma.

Intervención de Elba Rosa Pérez Montoya, ministra de Citma, en la reunión de ministros, ministras y altas autoridades de ciencia, tecnología e innovación (miércoles 19 de octubre, Centro Cultural de la Ciencia, C3 Polo Científico Tecnológico, Buenos Aires, Argentina)

Estimado amigo, Sr. Daniel Filmus, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina.

Distinguidas Autoridades vinculadas a la ciencia, la tecnología y la innovación participantes en este importante evento:

Comparto la satisfacción por la celebración de este necesario intercambio sobre ciencia, tecnología e innovación de América Latina y el Caribe, en medio de esta semana de intensas actividades y foros que giran sobre este vital tema para el presente y futuro de nuestras sociedades.

La crisis sanitaria demostró que la ciencia, la tecnología e innovación son cruciales no solo para el enfrentamiento de pandemias como la covid-19, sino también para avanzar hacia una recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad en la región y una vez más, evidenció que el logro del encadenamiento de la ciencia y la innovación con la producción y la economía constituye la principal brecha entre los países desarrollados y el resto de la comunidad global, brecha que se ensancha cada vez más, así como la necesidad de que nuestros países encausen sus esfuerzos en desarrollar las capacidades en materia de ciencia, tecnología e innovación, partiendo de la premisa de los desiguales niveles de desarrollo que en esta temática se encuentra nuestra región.

Gracias a los resultados alcanzados en investigaciones, terapias, medicamentos y, sobre todo, vacunas; al ineludible papel de los Estados en conducirlos o acompañarlos, así como la capacidad de innovación de la comunidad científica en todas partes del mundo, se pudo controlar la covid-19 en nuestros países.

En el caso de Cuba, pudimos controlar la pandemia. Fuimos capaces de obtener cinco candidatos vacunales, tres de ellos convertidos ya en vacunas 100 por ciento cubanas; con lo cual hemos protegido a  más del 95% de la población, incluyendo la infantil, y reducir la letalidad a una tasa de 0.77 % muy inferior a la del mundo que es de 1.16 %.

Lo cierto es que aún como región nos queda un largo camino por recorrer para garantizar la sostenibilidad de este modelo de gestión del conocimiento, sus resultados, y que la comunidad científica  internacional, en particular la de los países en desarrollo, pueda disponer por tanto, de nuevos financiamientos y un acceso más democrático a estos resultados.

Como es ya conocido, en los inicios del proceso revolucionario fue concebido el desarrollo del potencial científico y tecnológico como uno de sus elementos más vitales. El propio líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, había expresado ya en 1960 que “el futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia”, un año antes de que concluyera la campaña de alfabetización en el país.

La ciencia, la tecnología y la innovación han continuado jerarquizándose en las políticas públicas y marcos institucionales del país, con lo cual se puede incidir con mejores condiciones en todos los sectores y actores de la sociedad que apuestan por la generación de nuevos conocimientos, productos y patentes, consolidando las bases del desarrollo sostenible nacional.

El Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, está vinculado directamente con el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social al 2030, el que se alinea con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, y descansa en los tres pilares de la gestión del Gobierno cubano: la ciencia e innovación, la informatización y la comunicación social.

En los últimos años se han emprendido varios cambios dentro de los cuales se incluye el perfeccionamiento de las políticas de ciencia, tecnología e innovación, la reorganización del sector y la actualización de su marco jurídico, así como un mayor impulso a los parques científico-tecnológicos, la integración de la universidad con las empresas y el establecimiento de empresas de alta tecnología en sectores intensivos del conocimiento como la biotecnología e industria farmacéutica, la industria electrónica, la automatización industrial, nuevos materiales, nanotecnología y energías renovables.

Partiendo del capital humano creado por la Revolución, estas políticas han propiciado un mayor impacto de las entidades de ciencia, tecnología e innovación en el desarrollo económico y social, si bien está lejos de las reservas existentes, mientras que los parques científicos y tecnológicos y las empresas interface han incorporado valor agregado a los productos y servicios generados con la incubación de nuevos proyectos y negocios tecnológicos, generando beneficios a las comunidades cercanas.

Los esfuerzos del Gobierno se han concentrado además, en continuar perfeccionando la dirección y organización del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación. En función del Plan Nacional para el Desarrollo Económico y Social hasta el 2030, se han concebido seis Macroprogramas, siendo uno de ellos el relacionado con la Ciencia, la Tecnología e Innovación aunque en los restantes cinco también hay elementos procedentes de dicho Sistema.

Asimismo el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación contribuye al sistema de gestión del gobierno basado en la ciencia creado y conducido por el propio Presidente de la República, a partir de lo cual académicos, expertos y representantes de universidades y centros de investigación, junto con el tejido empresarial del país, deliberan acerca de cuáles deben ser los insumos claves que puede aportar la ciencia y la innovación para perfeccionar la producción de bienes y servicios, hacer más eficiente la gestión de la administración pública e incrementar la calidad de vida de la población.

Un componente importante del Sistema fue la reciente creación del Consejo Nacional de Innovación, experiencia singular en el caso de Cuba, integrado por ministros, expertos y empresarios exitosos, el cual se ocupa de estudiar las mejores prácticas del tema dentro y fuera de nuestro país para su eventual integración en las políticas vigentes.

El mérito de todo esto está en lograrlo a pesar de las duras condiciones del bloqueo económico, comercial y financiero, “de máxima presión” como ha sido calificado por el propio presidente de Estados Unidos, recrudecido en los últimos cinco años y sin que la Administración actual haya realizado modificaciones sustantivas para reducir su impacto sobre nuestro pueblo.

El bloqueo impide acceder a los financiamientos y a los bienes necesarios en el mercado internacional para cualquier propósito, incluyendo el desarrollo de la ciencia.

Distinguidos participantes:

Antes de terminar no quisiera dejar de mencionar nuestra visión sobre la necesidad de fortalecer el rol de las ciencias básicas para el desarrollo sostenible de nuestros países, aprovechando la circunstancia de que la Unesco ha promovido en el 2022 su celebración.

Para países como Cuba, el desarrollo de las ciencias básicas permite mejorar la calidad de vida para las personas de todo el mundo y tiene la capacidad de aportar soluciones a los retos decisivos de nuestro planeta: acceso universal a alimentos, la energía, cobertura sanitaria y acceso a las tecnologías de la información y las comunicaciones.

Son las Ciencias básicas y no otros sistemas de conocimiento e información las que pueden proporcionar las herramientas para comprender y analizar con rigor la incidencia de una población creciente y próxima a alcanzar los 8.000 millones de personas en el planeta y ofrecer opciones de como limitar el agotamiento de los recursos naturales.

Los éxitos y dificultades de la lucha global contra la pandemia de covid-19 han sido durante dos años un claro recordatorio de la importancia de las ciencias básicas, aunque no solo ellas fueron decisivas en este notable esfuerzo.

Sin embargo, a nivel mundial, los canales de financiamiento para las Ciencias Básicas responden a la tendencia actual de la concentración de resultados y producción científica en los centros de mayor tradición; así como del crecimiento de la emigración de muchos de los mejores y más emprendedores talentos del mundo subdesarrollado a esos centros de élite. Esto se hace evidente en las autorías de muchos de los principales artículos científicos de mayor impacto actual.

Cuba presentó  en la ceremonia de apertura del Año Internacional de las Ciencias Básicas, organizado por la Unesco, dos iniciativas que buscan renovar el compromiso y papel de la solidaridad científica.

Una de ellas es la creación de fondos regionales libres, sin restricciones políticas como debe ser en la ciencia, para la financiación de proyectos de ciencias básicas y formación doctoral, alimentados con financiamiento de los países desarrollados y otros donantes, que incluso pudiesen provenir del Sur. 

La otra constituye la creación de un centro internacional de investigaciones dedicado a las ciencias básicas, con financiamiento y liderazgo científico que permita laformación de jóvenes doctores procedentes de países en desarrollo, en especial de los pequeños estados insulares.

Cuba está endisposición de intercambiar detalles sobre estas propuestas con los países interesados, con el objetivo de que pueda ser acogida o auspiciada por los mecanismos de colaboración y apoyo a la ciencia existente en los organismos internacionales afines.

Finalmente, quisiera reiterar nuestra más profunda satisfacción por la posibilidad de este encuentro y de poder reencontrarnos para seguir intercambiando de estos temas, con la misma pasión con que iniciamos nuestro trabajo en el sector de las ciencias en Cuba hace muchos años atrás.

Muchas gracias.

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