Como es tradición, cada diciembre, la Academia de Ciencias de Cuba rinde tributo al científico cubano Carlos J. Flinlay, con una sesión solemne -Oración Finlay-, en la voz de una personalidad de la ciencia cubana.
Este año, este día 16 de diciembre, a partir de las 10 de la mañana, toma la palabra para pronunciar el homenaje y contextualizarlo al momento actual, la doctora en Ciencias Nivian Montes de Oca Martínez, directora del Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA).
La Academia de Ciencias de La Habana acordó en el año 1933, en ocasión del centenario del nacimiento del más ilustre de los científicos cubanos, celebrar cada 3 de diciembre, Día de la Medicina Panamericana, celebrar un acto solemne para recordar y elogiar la obra de Finlay.
El epidemiólogo tiene el mérito, entre otros, de ser el descubridor del modo de transmisión de la fiebre amarilla, mediante la hembra de la especie de mosquito que hoy se conoce como Aedes Aegypti, descubrimiento que intentó apropiárselo internacionalmente un médico estadounidense.
El científico se hizo acreedor de la gratitud universal, no sólo por su trabajo en relación con la fiebre amarilla, sino porque también descubrió y solucionó el terrible problema del tétanos infantil.
Un segundo momento de la sesión solemne lo ocupa la presentación por la Comisión Nacional Cubana de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) del Premio Internacional Carlos J Finlay de esa organización del Sistema de Naciones Unidas dedicado a la microbiología.
El Premio Finlay, uno de los de más larga data en el sistema de Premios de la UNESCO, fue aprobado por el Consejo Ejecutivo de la UNESCO en 1977 y su primera entrega tuvo lugar en 1981 al microbiólogo canadiense Roger Y. Stanier.
Creado en honor a uno de los microbiólogos más importantes de la historia, con este premio UNESCO Carlos J. Finlay se reconoce el esfuerzo de una persona, o de una institución, organización no gubernamental u otra entidad que, a través de la investigación y el desarrollo, haya hecho una contribución destacada al campo de la microbiología y sus aplicaciones.
Con este galardón, que reconoce la importancia de esta disciplina para la salud y el desarrollo humanos, el Gobierno de Cuba y la UNESCO tienen como objetivo fomentar la investigación y el desarrollo de la microbiología.
Premio UNESCO Carlos J Finlay en contexto
Dulce María Buergo Rodríguez, presidenta de la Comisión Cubana de la UNESCO, destaca que ese premio internacional, que junto al premio José Martí, convocan Cuba y la UNESCO, “tiene un gran reconocimiento del organismo internacional, en este caso a la ciencia cubana”.
“Es un reconocimiento a Finlay, científico universal que hizo un gran descubrimiento en su época, pero que visto al día de hoy es un reconocimiento también muy importante sobre todo a la luz de lo que ha vivido en el mundo en los últimos años con la pandemia y un reconocimiento a todo el trabajo de la ciencia cubana en una esfera de del saber científico, de la medicina y también de la protección de la población”, declaró.
Para Buergo, la existencia del premio “es un merecidísimo reconocimiento a nuestros científicos, a nuestros médicos y a todo el personal que durante tantos años, desde antes de la revolución como en el caso de Finlay y otros tantos científicos, pero sobre todo durante la revolución, en estos más de 60 años, que han entregado su saber científico, no solo para el beneficio del país, sino también para el beneficio del mundo”.
El premio, que este año cumple 45 años en este 2022 que culmina, reconoce y valoriza el trabajo de Cuba en el ámbito científico, que potencia también toda esa relación con la UNESCO que este año también celebra su 75 aniversario, apuntó Buergo.
“Las relación de Cuba con la UNESCO es una relación de cooperación, de amistad y de solidaridad, que es justamente lo que promueve la organización también en sus ámbitos de competencia de las ciencias, la cultura, la educación y la información”, sentenció.