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Cuba: “La Celac es una obra de todos, fortalecerla es una necesidad impostergable”

Nos une y convoca la indispensable integración latinoamericana y caribeña, en este mecanismo diverso e inclusivo; sustentado en una profunda vocación de independencia.

El presidente cubano y Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista, Miguel Díaz-Canel Bermúdez encabezó la delegación de Cuba a la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), realizada en Argentina y que concluyó con la Declaración de Buenos Aires logró cien puntos de consenso y 11 declaraciones especiales.

A continuación, texto íntegro de las palabras pronunciadas por el presidente cubano en la cumbre.

Estimado presidente Alberto Fernández:

Excelentísimos jefes de Estado y de Gobierno y otros jefes de delegación:

Queridos amigos latinoamericanos y caribeños:

Volver a Buenos Aires para esta cita de naciones, es motivo de alegría, más después de los días de euforia colectiva que desbordaron sus enormes avenidas por un triunfo que sentimos como propio en Latinoamérica y el Caribe.

La alegría se completa y honra con la plena reincorporación de Brasil por decisión del querido Lula, a quien expresamos todo el respaldo y solidaridad ante los actos violentos y antidemocráticos que pretendieron generar caos e irrespetar la voluntad mayoritaria del pueblo brasileño, que lo eligió presidente.

Nos une y convoca la indispensable integración latinoamericana y caribeña, en este mecanismo diverso e inclusivo; sustentado en una profunda vocación de independencia.

En Washington, persiste el empeño de dividirnos, estigmatizarnos y subordinarnos a sus intereses, a casi 200 años de promulgarse la Doctrina Monroe. Así lo evidenció la excluyente cita hemisférica realizada en Los Ángeles, donde abusando de su poder de anfitrión y cerrando ojos y oídos al reclamo de la mayoría, excluyó, fracturó, ignoró.

El fracaso político de aquella reunión demostró el aislamiento de la estrategia de hegemonismo y dominación, frente al sentimiento de unidad y soberanía que comparten nuestras naciones.

Cuba viene reiterando en todas las reuniones internacionales la peligrosa escalada de acciones que buscan eternizar el hegemonismo imperialista atentando contra el multilateralismo y la paz.

La testaruda realidad será siempre más fuerte que cualquier intento de dividirnos, porque compartimos retos derivados de un orden internacional injusto, expoliador y antidemocrático, que impide superar los alarmantes niveles de pobreza, desempleo, inseguridad alimentaria y exclusión que caracterizan el panorama económico y social de la región, todavía la más desigual del planeta.

Apremia por eso cerrar filas y proyectar una visión estratégica, como aquí se ha pedido, hacia la integración económica, social y cultural, que nos permita avanzar hacia un desarrollo sostenible.

Habría que preguntarse ¿Qué nos impide complementarnos, estimular el comercio intrarregional y potenciar las inversiones en áreas de interés común?

Es perentorio encontrar soluciones justas al problema de la deuda externa; e imprescindible exigir el cese de las medidas coercitivas unilaterales y los bloqueos ilegales.

Frente a un modelo cultural hegemónico, se impone la defensa de nuestra amplia y rica cultura, genuino fruto de siglos de tradición y mestizaje, y piedra angular del proceso de emancipación e integración de nuestros pueblos.

En el complejo y desafiante mundo pospandémico, que sufre globalmente las graves resonancias económicas, políticas y sociales de los conflictos militares y los impactos imparables del cambio climático, la única posibilidad de los que venimos de un pasado colonial y neocolonial común, es la unidad.

En este sentido, Cuba apoya como un proyecto interesante y útil la idea de constituir la Agencia Latinoamericana de Medicamentos.

Estimados colegas:

El gobierno de los Estados Unidos insiste en destruir el modelo de desarrollo que soberanamente hemos decidido construir los cubanos, mediante una política cruel, ilegítima, ilegal e inmoral de asfixia económica.

Se vale de su hegemonía tecnológica y del control de los medios y las plataformas digitales para ejecutar operaciones de desestabilización, una guerra mediática sin precedentes y promover el llamado “cambio de régimen”, con el respaldo de decenas de millones de dólares del presupuesto federal.

Su decisión infundada y unilateral de incluir a Cuba en la espuria lista de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo, impacta severamente nuestras aspiraciones de desarrollo.

Agradezco una vez más a esta Comunidad y a sus Estados miembros, por su contundente reclamo para que se retire a Cuba de dicha lista y se levante el bloqueo.

Cuba no será amedrentada por tales agresiones. No vamos a traicionar la historia de resistencia, dignidad y defensa de la justicia social que convirtió a la Revolución Cubana en fuerza emancipadora de los seres humanos.

No nos limitamos a resistir. Cuba no ha parado de crear, en los duros años de enfrentamiento a la pandemia y de bloqueo recrudecido a partir de 243 medidas aplicadas por la administración Trump. Vacunas, decenas de nuevos medicamentos y protocolos de atención a enfermedades, así como nuevos equipos y tratamientos, confirman el valor de esa resistencia creativa.

Distinguidos colegas:

Nos animan los cambios en el panorama político regional, orientados hacia la justicia social y la búsqueda de la paz y la soberanía.

En estos momentos el pueblo peruano merece nuestra atención y solidaridad y corresponde a nuestros hermanos peruanos hallar por ellos mismos soluciones a sus desafíos.

Con los sobrados argumentos que nos ofrece la historia, digo igualmente que no reconocemos, ni reconoceremos autoridad alguna a la OEA, que es la organización que al servicio de Estados Unidos apoyó y apoya intervenciones militares, golpes de Estado y la injerencia en América Latina y el Caribe contra gobiernos populares y legítimos. La OEA es la organización que no hizo nada contra los asesinatos, las torturas, las desapariciones forzosas y la persecución de líderes sociales, progresistas y de izquierda de la región, que permanecerán por siempre en nuestra memoria.

Cuba ha ratificado reiteradamente, pero no sobra decirlo hoy, el apoyo y la más firme solidaridad con los legítimos gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Bolivia, sometidos a persistentes intentos de desestabilización.

Igualmente, respaldamos las justas demandas de reparación por los daños de la esclavitud y el colonialismo de los hermanos caribeños, que necesitan y merecen un trato justo, especial y diferenciado.

Siempre acompañaremos las nobles causas: la independencia de Puerto Rico; la estabilidad y la paz en Haití, sobre la base del pleno respeto a su soberanía; el proceso de paz en Colombia; y el derecho de Argentina sobre las Islas Malvinas, Sándwich del Sur y Georgias del Sur, y los espacios marítimos circundantes.

Repudiamos las acciones y amenazas contra la delegación del presidente Nicolas Maduro, denunciadas por el gobierno venezolano.

Y desde la entrañable Argentina, cuyas mujeres han marcado la historia regional con heroísmo sin par, trasmito toda nuestra solidaridad y apoyo a la vicepresidenta Cristina Fernández.

Amigos latinoamericanos y caribeños:

Bajo el liderazgo de Argentina y de su presidente, Alberto Fernández, la Celac experimentó un notable avance en 2022, que debemos continuar consolidando. Le extendemos todo nuestro apoyo a San Vicente y las Granadinas y al hermano Ralph Gonsalves durante su Presidencia de la Celac en 2023, siempre guiados por la máxima de la unidad en la diversidad, la solidaridad y la cooperación, con estricto apego a los postulados de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.

Cuenten también con Cuba como presidente del Grupo de los 77 más China durante este año, en el que trabajaremos sin descanso para representar dignamente los intereses de las naciones del Sur.

Nos inspiran los ideales integracionistas de los próceres latinoamericanos y caribeños. La Celac es una obra de todos. Fortalecerla constituye una necesidad impostergable y un deber compartido para lograr la unidad e integración de lo que Martí llamó Nuestra América.

Muchas gracias

Tomado de Cubadebate

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