La Orden Carlos J. Finlay, la más alta que otorga el Estado cubano en el ámbito de la ciencia, correspondiente a 2022, fue entregada en ceremonia solemne a un grupo de hombres y mujeres de ciencia y tres instituciones pertenecientes al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y al grupo empresarial estatal cubano BioCubaFarma.
El acto de imposición estuvo presidido por Elba Rosa Pérez Montoya, ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; Luis Velázquez Pérez, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, y Nereida Peña, integrante del secretariado del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte.
Realizado en el Palacio de Convenciones, en el acto participaron también ministros y viceministros de Organismos de la Administración Central del Estado, funcionarios del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, presidentes, directores y representantes de Instituciones científicas.
La orden Carlos J. Finlay la concede el Consejo de Estado de la República de Cuba a ciudadanos cubanos y extranjeros en reconocimiento a extraordinarios méritos y valiosos aportes al desarrollo de las ciencias naturales o sociales, a actividades científicas o de investigación que hayan contribuido de forma excepcional al progreso de las ciencias y en beneficio de la humanidad; también se otorga a instituciones y a colectivos de trabajadores cubanos y extranjeros por análogos motivos.
En el año 2022 se otorga a personalidades de la ciencia cubanas, a cuatro científicos extranjeros y tres instituciones científicas cubanas pertenecientes al Citma y a BioCubaFarma: el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), el Instituto de Cibernética, Matemática y Física y el Instituto Finlay de Vacunas.
Las personas reconocidas en la etapa con la orden que lleva el nombre del destacado científico, eminente médico y epidemiólogo, símbolo de la ciencia cubana, representan a 10 organismos de la Administración Central del Estado, dos organizaciones superiores de Dirección Empresarial y una entidad nacional.
En esta ocasión, el 59.1 % son mujeres y el 40.9 %, son hombres. La provincia más representada es La Habana con el 91.6 % y la edad promedio de las personas condecoradas es de 59 años. Igualmente, fueron reconocidos con la orden cuatro investigadores extranjeros.
La condecorada más joven del 2022, doctora Sonsire Fernández Castillo, habló en nombre de todos los reconocidos y señaló que “nos acompañan hombres y mujeres que dignifican la ciencia y el desarrollo de las ciencias en nuestro país y el mundo. Los jóvenes somos continuidad y la garantía del desarrollo del mañana”.
Hoy más que nunca, dijo, la responsabilidad de cada científico es formar a los más jóvenes, donde el vínculo universidad, centro de investigación, empresa, se funden como pilares permanentes de la conexión potencial humano, ciencia y economía de forma sostenible, con impacto real en el crecimiento económico, el bienestar y la calidad de vida de la población, como demanda nuestro Presidente de la República, Miguel Díaz Canel Bermúdez”.
“De la misma forma que crecen los árboles así crece la Ciencia que hacemos en Cuba. De la misma forma que se obtienen los frutos así, la Ciencia que se hace en Cuba en todos los sectores del desarrollo, continuará brindando sus frutos para demostrar el hecho de que #MejorEsPosible y resaltar la fidelista visión de que “Solo el camino del trabajo, de la técnica y de la ciencia es lo que hace progresar a la humanidad”, concluyó.
En las conclusiones de la ceremonia, la ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente señaló que constituye un verdadero honor llevar en el pecho esta orden que ostenta el nombre Carlos J. Finlay, quien aplicando un riguroso método científico, realizó el descubrimiento precursor del mecanismo de transmisión de enfermedades por medio de un vector biológico como el mosquito.
Con su resultado, recordó, propició la posibilidad de salvar a la humanidad del azote de la enfermedad de la fiebre amarilla y de otras que comparten esta forma de contagio. Por ello, se le confirió la distinción de “Benefactor de la humanidad”, considerado uno de los microbiólogos más importantes de la historia de la medicina.
“Ustedes son sus herederos. Herederos no solo de Finlay, sino también del pensamiento de Fidel y de otros eminentes científicos cubanos, imprescindibles para la continuidad de la excelencia científica que nos distingue como país”, destacó.
“La actividad científica demanda de dedicación, tiempo, trabajo arduo y riguroso, y ustedes han demostrado que la perseverancia y la pasión por la investigación pueden producir resultados notables”, apuntó.
Ellos, agregó, “han contribuido a hacer un mundo mejor a través de sus aportes en la actividad científica de diferentes áreas del conocimiento, la lucha contra la covid-19, el desarrollo de nuevos y mejores métodos de tratamiento, la prevención de enfermedades, entre otras”.
“Los científicos, en especial los cubanos, tienen una gran responsabilidad en el presente y futuro de la humanidad, para abordar desafíos globales y encontrar soluciones sostenibles y éticas. Ustedes son los científicos que necesita la Patria para seguir trabajando para alcanzar un desarrollo económico y social sostenible”.
Acto seguido, destacó que son los hombres y mujeres que enfrentan los retos que nos imponen el complejo y desafiante contexto internacional, cargado de tensiones y agresiones.
Entre los grandes desafíos, Pérez Montoya enumeró “el cambio climático, la pobreza, falta de acceso a servicios básicos, la energía, la sostenibilidad económica y la seguridad alimentaria de nuestros países”.
“Su solución demanda del empleo de un enfoque interdisciplinario y colaborativo que integre de forma inclusiva a todos los actores económicos y sociales, que integre a los jóvenes los cuales juegan un rol muy importante en la actividad científica e innovadora”, consideró.
Ellos, destacó, pueden aportar nuevas ideas, perspectivas y enfoques innovadores para abordar los problemas presentes y futuros. Además, deben ser educados y formados intensivamente en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, para poder desempeñar un papel activo en el desarrollo y aplicación de tecnologías y soluciones sostenibles.
En el ámbito institucional, señaló la ministra, el 2023 se inició con mayores fortalezas para el desarrollo de la investigación científica y el empleo de la ciencia y la innovación en el desarrollo del país.
“Hoy han crecido las entidades de ciencia, tecnología e innovación, se han conformado nuevas filiales de la Academia de Ciencias de Cuba y se aprecia un mayor vínculo de las estructuras de Gobierno y el Partido con los sectores del conocimiento para potenciar la innovación en función del desarrollo económico y social, con énfasis en el ámbito local. En este último, se debe aplicar con mayor intencionalidad este método de trabajo”, indicó.
De acuerdo con Pérez Montoya, se fortalece el proceso de transformación del Sistema de Ciencia, Tecnología, e Innovación a partir de la implementación de las políticas públicas que han fortalecido su marco legislativo y el respaldo que ofrecen los Lineamientos de la política económica del partido y la revolución.
Durante el 2023, añadió, se incrementó además el reconocimiento a la innovación. El Consejo Nacional de Innovación avanzó en su gestión y se ocupó de estudiar las mejores prácticas dentro y fuera del país para la integración de las prioridades nacionales a las políticas vigentes.
Por otra parte, se mantiene como prioridad el trabajo de formación, preparación y capacitación de nuestros recursos humanos con un programa virtual que presta servicios en una plataforma online con el propósito de ampliar el conocimiento de políticas y normas jurídicas, aspectos en los cuales debemos seguir avanzando.
La ministra se refirió a la educación científica y el reconocimiento social de la ciencia. No obstante, señaló, a pesar de estas fortalezas, continúa siendo bajo el nivel de introducción y generalización de los resultados científicos y tecnológicos en la mayoría de los sectores la obtención de patentes y publicaciones en revistas de impacto, que contrasta con un potencial de ciencia, tecnología e innovación relativamente alto, en relación con el tamaño de la población.
Para revertir esas problemáticas, orientó, articular los saberes de científicos, académicos, expertos y productores en función del desarrollo del país; elaborar y concatenar las estrategias de desarrollo municipal con los sistemas productivos locales y rescatar ideas que años atrás se pusieron en práctica y fueron exitosas con probados resultados.
Ante estas realidades, ubicó como prioridades incrementar la innovación, como resultado de la gestión de gobierno basada en ciencia e innovación, utilizar el método científico de forma más intensiva en la solución de problemas, asegurar las proyecciones para la segunda etapa de la Tarea Vida, atender los recursos humanos dedicados a I+D y acentuar la contribución joven.
Otras líneas prioritarias son ampliar las estructuras dinamizadora: parques científico-tecnológicos , empresas de interfaz y alta tecnología, con conexiones con las necesidades de desarrollo e incrementar la participación de las ciencias sociales y humanísticas para aportar propuestas integrales con alcance nacional y local, enfatizó.
“Les exhortamos a seguir trabajando con ese mismo fervor por la ciencia, formando nuevas generaciones y sembrando valores patrios, con un compromiso ético y moral demostrado. Juntos, podemos alcanzar un futuro mejor para todos”, concluyó.
La orden
La Orden Carlos J. Finlay fue creada por el Decreto N° 77, de 21 de enero de 1928 y ratificada, con nuevos elementos, mediante el Decreto-Ley N° 30 de 10 de diciembre de 1979. Están facultados para proponerla: el Consejo de Ministros, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, el Ministro de Salud Pública, el Ministro de Educación Superior y el Presidente de la Academia de Ciencias de Cuba.