A la región yumurina, en el occidente de Cuba, le queda mucha historia por contar. Lejos de bullicios y transeúntes, ocultos tras árboles y vida silvestre, bajo capas de tierra, se esconden orígenes, evidencias de antepasados. A solo unos kilómetros de la cabecera provincial, la limonareña comunidad San Juan percibe un ajetreo diferente.
Un equipo multidisciplinario, integrado por miembros del proyecto Arqueo-Cuba y del Comité Espeleológico de la Atenas de Cuba, realiza excavaciones arqueológicas en la zona que resguarda uno de los sitios aborígenes más importantes de la región occidental del país.
Las investigaciones, comenzadas oficialmente el pasado 1 de abril, aúnan a especialistas de Italia y Cuba, en un interesante proyecto que abarcará intervenciones en zonas de interés arqueológico de La Habana y Matanzas.
“El Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de La Habana es uno de los socios principales del proyecto Arqueo-Cuba: arqueología y sostenibilidad ambiental por una cooperación territorial de enfrentamiento al cambio climático. Aunque uno de sus componentes principales es la arqueología, se trata de un proyecto que incluye también contenidos docentes y medioambientales, dirigido al desarrollo territorial de las zonas donde se interviene”, explica Lisette Roura Álvarez, directora del Gabinete de Arqueología de La Habana y de los trabajos arqueológicos.
Entre los miembros de Arqueo-Cuba destacan expertos del Ministerio de Cultura de Italia, la Sapienza Universidad de Roma, el Jardín Botánico de Roma y la ONG ARCS Culture Solidali.
Cinco integrantes del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Matanzas, creado a partir de la ejecución del proyecto, entre ellos tres estudiantes de la escuela taller de dicha oficina, conforman el equipo de la Ciudad de los Puentes que por 15 días labora en La Cañada.
“Es un lugar que está siendo sometido a cambios drásticos producto del cambio climático. Mitigar los efectos de este fenómeno es uno de los objetivos del proyecto Arqueo-Cuba, y estamos tratando de salvar todo lo referente a las comunidades aborígenes que habitaron en la zona, para no perder la información y la historia de la localidad”, refiere Roura Álvarez, quien asegura que se trata solo del comienzo.
A dos décadas del descubrimiento
Henry Delgado Manzor es uno de los nombres que resalta entre los matanceros vinculados a las excavaciones de La Cañada. El miembro del Comité Espeleológico de la Atenas de Cuba formó parte del equipo que descubrió el asentamiento aborigen hace casi dos décadas.
“El 25 de septiembre de 2004, miembros del grupo espeleológico Manuel Santos Parga, de la Sociedad Espeleológica de Cuba, desarrollan una expedición al río San Juan. Se tenía información acerca de la existencia de caracoles marinos en un punto cercano a la comunidad San Juan. Se explora la ribera occidental del río, y en una cañada, muy cerca del caserío, en la propiedad de un campesino comenzamos a encontrar los primeros vestigios de la presencia aborigen en la zona.
“Ese día se hallaron caracoles marinos del género Strombus pugilis, con perforaciones en el ápice y fragmentos de vasijas de cerámica. No había duda, estábamos en un sitio aborigen al que nombramos La Cañada”.
Apenas 19 años contaba el matancero cuando fue partícipe del descubrimiento de uno de los sitios aborígenes más importantes de la provincia de Matanzas y de la región occidental del país, al decir de la directora del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de La Habana. “En el Occidente hay muy pocos sitios agroalfareros, o sea de comunidades agricultores-ceramistas, que se hayan intervenido. Este es uno de ellos y ahora mismo estamos encontrando piezas que no se habían reportado para la región”.
Leonel Pérez Orozco, director de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Matanzas, enfatiza en “un mensaje importantísimo: una potencia de estratos en el lugar indica que hay una gran habitación en este espacio que estamos excavando, y lo que está apareciendo nos lo corrobora: una abundante cantidad de cerámicas, de asas decoradas antropomorfas, zoomorfas, que vuelven al lugar de relevancia”.
Clasificado como sitio de tierra adentro, aunque no muy alejado del mar (6,44 km), y en las proximidades del río San Juan, sus habitantes poseían un medio favorable para su supervivencia. El especialista en Arqueología Histórica Osvaldo Jiménez Vázquez considera que se trata de un “inusual” asentamiento de aborígenes subtaínos. “Estuvieron asentados al parecer, por las dimensiones del área, de manera bastante estable. De acuerdo con la hipótesis de trabajo que manejamos, aquí pudo haber una aldea”.
El arqueozoólogo de la delegación habanera manifiesta que fue tan importante lo que obtuvieron de la tierra como del mar. Entre los resultados preliminares de la excavación, señaló presencia de jutías, sobre todo la conga, que fue la más habitual en el pasado, y otras tipologías que no tienen nombre común porque desaparecieron, como las ratas espinosas, la jutía de colón y la enana. Es curioso que, a diferencia de otras localizaciones arqueológicas de Cuba, el majá es escaso”.
Jiménez Vázquez testifica que las mayores evidencias corresponden a la fauna marina, donde se han detectado cerca de 16 especies de peces, además de tortugas como el carey. “No siempre se puede llegar a nivel de especies porque las evidencias son fragmentos; el tiempo transcurrido, que pueden ser 10 siglos, ha cobrado su porcentaje en cuanto a destrucción del material. No somos magos, somos hombres de ciencia y trabajamos hasta donde podemos”.
Italia y Cuba en un mismo empeño
Roberta Bernocco, de ARCS Culture Solidali, forma parte de la delegación europea. La representante de la organización sin fines de lucro comenta que el proyecto surgió a inicios de julio del pasado año. “Se hacen muchas cosas: actividades de arqueología, como aquí en La Cañada, de Matanzas; la formación de especialistas con la temática medioambiental y de la sostenibilidad”.
“Arqueo-Cuba nos parece un proyecto muy interesante por la compatibilidad entre patrimonio cultural y cambio climático —opina la arquitecta María Adelaide Ricciardi, funcionaria del Ministerio de Cultura de Italia—. Vinculamos la naturaleza con lo antrópico e histórico.
“No podemos considerar el paisaje como algo distinto de nuestra historia, y tenemos que encontrar en esto todas las respuestas al cambio climático. Estamos buscando todo lo que cuenta la Historia de Cuba, antes de la colonia, pero también lo que cuentan las plantas que están aquí”.
Del análisis de la botánica de la zona se ocupa Giovanni Salerno, proveniente de la Sapienza Universidad de Roma. “El objetivo es brindar un soporte científico, de clasificación, no solo en las excavaciones, sino sobre las plantas actuales”, refiere el especialista del Departamento de Ideología Ambiental del centro de estudios.
Valerio Viglioglia, biólogo del mariposario que está dentro del Jardín Botánico de Roma, argumenta que la presencia y cantidad de mariposas es un indicador muy importante de que el área, desde un punto de vista medioambiental, posee buena salud.
“Para nosotros, los estudiantes, ha sido muy instructivo, porque hemos aprendido muchísimo —confiesa Bárbara Mercedes García—. Ya habíamos tenido experiencia en sitios arqueológicos coloniales, pero es la primera vez que intervenimos uno aborigen”.
El arqueólogo cubano Osvaldo Jiménez enfatiza en que “emplazamientos similares a este se pueden encontrar en la Cueva de los Perros, la Cueva de las Cazuelas. Hay unos 10 o 12 de esta cultura en la provincia de Matanzas. No podemos verlos como un punto, sino como una red habitada por este hombre para desarrollar sus actividades”.
La cañada es solo el comienzo
Hasta el 15 de abril laborará el equipo multidisciplinario en La Cañada. Aunque faltan varios días para la conclusión de su trabajo, los expertos ya refieren una segunda campaña de intervención en la zona, prevista para 2024. Luego de sus faenas en la Atenas de Cuba, se trasladarán hacia La Habana, donde intervendrán en tres lugares de la capital.
Dentro de la planificación del proyecto Arqueo-Cuba se halla la realización del I Congreso Cubano de Arqueología Histórica, previsto a celebrarse en Matanzas entre los días 21 y 23 de noviembre del presente año. El evento, que contará con participantes nacionales e internacionales, abordará temas relacionados con las ciudades históricas, los sitios históricos de Cuba, el Caribe y buena parte del mundo.
Tomado de Girón
Valore este artículo
Click en las estrellas para votar
0 / 5. Conteo 0