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Estaciones meteorológicas: La información básica del tiempo y el clima

El autor dedicó el artículo al MSc. Carlos Manuel González Ramírez, recientemente fallecido de manera repentina en plena juventud.

Queremos dedicarle este espacio al MSc. Carlos Manuel González Ramírez, recientemente fallecido de manera repentina en plena juventud. Un apasionado meteorólogo que, desde sus inicios como aficionado y siendo un niño, consiguió montar una estación meteorológica en su hogar y llegó a operar probablemente la única estación automática personal en Cuba hasta la fecha.

Investigador del Centro Nacional de Pronósticos, Profesor de la Licenciatura en Meteorología, Presidente de la Sociedad Meteorológica de Cuba, Presentador del tiempo en Canal Habana y Cubavisión Internacional, pero por encima de todas esas responsabilidades, un amante de su profesión, que a base de humildad y constancia pudo cumplir su sueño y ayudar a otros a lograrlo.

Aun con los adelantos tecnológicos actuales, la información meteorológica básica proviene de las estaciones tanto de superficie como las que realizan las observaciones en las capas de la troposfera. Estas observaciones se hacen de forma coordinada a la misma hora en todo el planeta y son compartidas internacionalmente.

La cantidad de variables que estas registran pueden diferir en función del objetivo de las mediciones; por ejemplo hay estaciones agrometeorológicas enfocadas en medir variables que son de interés para la rama agrícola, como puede ser la temperatura del suelo a diferentes profundidades y la evaporación. A su vez, si la estación está en un punto costero, puede estimar el estado del mar.

Estas se suman a un grupo de variables “básicas” que están presentes en casi todas: temperatura del aire, humedad relativa, presión atmosférica y viento, este último tanto en dirección como fuerza (velocidad).

 Hoy en el mundo y en Cuba coexisten las estaciones meteorológicas “convencionales” y las automáticas. En las primeras se utilizan instrumentos analógicos y otros digitales, pero son registrados y reportados por un observador meteorológico entrenado. En las segundas todos los valores se obtienen por sensores digitales y pueden o no tener la intervención de una persona para transmitirlos.

En Cuba la gran mayoría de las estaciones automáticas se localizan próximas a las convencionales y en algunos casos, como las de la provincia de Matanzas, su instrumental ha sustituido al analógico, pero continúa contando con personal, que los lee y los transmite.

El avance hacia estos medios modernos de medición es inevitable, ya que uno de los materiales que se utiliza en el instrumental analógico: el mercurio, es tóxico y dañino para la salud humana y el medio ambiente, por lo que se ha ido eliminando paulatinamente.

Las ventajas que poseen las estaciones meteorológicas automáticas (EMA) es que como su nombre lo indica, pueden operar de manera independiente sin la intervención de una persona, salvo por supuesto labores de mantenimiento etc. Esto permite su ubicación en puntos muy alejados o con condiciones difíciles para la permanencia de las personas.

En algunos casos transmiten la información que registran en tiempo real y en otros puede ser necesario que se colecten los datos manualmente. Otro punto a su favor es que el registro de todas las variables meteorológicas es continuo, mientras que en las convencionales se tienen los reportes solo cuando estas son medidas, aunque existen instrumentos analógicos, con la capacidad de registrar valores.

Existen además estaciones meteorológicas digitales, para ser montadas de manera personal e incluso portátiles, algunas tan pequeñas que pueden ser llevadas en la palma de la mano.

Sobre las vastas extensiones de los océanos también es necesario conocer las variables meteorológicas, ¿pero cómo?

En primer lugar mediante boyas, sobre las que se montan estaciones meteorológicas automáticas, muy similares a las descritas anteriormente, que transmiten vía satélite la información de sus sensores. La otra fuente de información son los reportes de barcos, los cuales llevan instrumental a bordo que les permite registrar estas variables y reportar luego en los horarios establecidos. En ambos casos se reporta la altura de las olas y su dirección.

Al inicio hablamos de mediciones que se hacen en las distintas capas de la atmósfera, logradas mediante globos sonda, encargados de llevar instrumental para medir las variables básicas antes mencionadas mientras ascienden, hasta una altura limitada por la vida del propio artefacto. Generalmente estos resisten alturas superiores a los 15 kilómetros, pero son elementos caros, ya que en su mayoría se pierde el instrumental que se utiliza, por lo que se realizan solo dos veces en el día. En situaciones importantes como la cercanía de un ciclón tropical o ante una situación de tormentas severas, pueden realizarse con mayor frecuencia en puntos escogidos. Actualmente en Cuba no se realizan estas observaciones con regularidad.

Para ciertos intereses especiales puede ser esencial la instalación de estaciones con características propias, como por ejemplo para los estudios de prospección del potencial eólico, con el fin de determinar los lugares adecuados para la instalación de aerogeneradores con vistas a  generar electricidad a partir de la fuerza del viento.

Para ello no es suficiente conocer el comportamiento del viento cercano a la superficie sino a la altura a las que se elevan estas estructuras. En ese caso son necesarias torres que permiten hacer un perfil del viento a alturas que pueden llegar hasta los 100 metros, que permiten verificar la factibilidad de ubicar en ese punto un parque eólico.

Tomado de Cubadebate

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