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Cuba avanza hacia liberación comercial de organismos genéticamente modificados

El Decreto Ley 4/ 2020, que estableció la creación de la Comisión Nacional para el Uso de los OGM en la agricultura cubana.

En los últimos dos años, luego de la pandemia por Covid 19, y con el incremento de los precios en el mercado internacional de los alimentos, se ha hecho evidente para Cuba la necesidad de incrementar las producciones de cultivos de maíz y soya, que aportan una rica fuente de energía y proteínas necesarias para el alimento animal.

En ese contexto, Cuba ha transitado a un escalado mayor los resultados de las investigaciones de más de veinte años para la obtención de híbridos de maíz y soya genéticamente modificados, pasando a su fase de liberación comercial, velando por su uso seguro.

Frente a los desafíos planteados por el cambio climático y el crecimiento de la población mundial, la biotecnología agrícola deviene en una opción válida para avanzar hacia la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible del planeta.

Estudios plantean que los cultivos genéticamente modificados han contribuido a mitigar la crisis de falta de alimentos derivada del crecimiento de la población mundial y el efecto del cambio climático, constituyendo la tecnología de cultivo con adopción más rápida en la historia de la agricultura.

En aras de lograr la adaptación de los cultivos generadores de alimentos a los constantes cambios del clima (incremento de las temperaturas, disminución de la disponibilidad de agua, aumento de la salinidad) y frente a las amenazas cada vez mayores de plagas y enfermedades; las investigaciones en este campo han estado encaminadas a la obtención de variedades resistentes y con mayores rendimientos.

A partir de la transformación del genoma de la planta se pueden incorporar características deseadas,  por ejemplo, confiriéndoles  resistencia a plagas y enfermedades o tolerancia a los herbicidas.

Ciencia y legislación

En Cuba, el desarrollo de la agrobiotecnología se remonta a la década de los noventa, ya en el año 1996, especialistas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) obtuvieron las primeras plantas transgénicas a nivel de laboratorio, lo cual abrió el camino a la manipulación de genes capaces de conferir determinadas propiedades.

Otros centros se sumaron también a estas investigaciones, como es el caso del Centro de Bioplantas en Ciego de Ávila y el Instituto de Biotecnología de las Plantas, ubicado en la provincia de Villa Clara, todos con reconocido prestigio a nivel nacional e internacional.

Anualmente, el país importa más de 1 800 millones de dólares en alimentos, dentro de los cuales el maíz, la soya y el arroz, representan más del 30 % de la partida presupuestada.

Por tal motivo, la industria biotecnológica cubana apuesta por desarrollos que contribuyan al incremento de la producción nacional, mediante la introducción de la ciencia, la tecnología y la innovación, a fin de avanzar hacia la sostenibilidad e independencia alimentaria.

Los resultados de la investigación científica siempre han estado alineados a las necesidades del país y se enmarcan en el contexto de una Política aprobada en 2018 para el Uso de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM)  en la agricultura cubana, cuyo principio fundamental es la introducción de manera ordenada y controlada de estos cultivos, como una alternativa más a los programas de siembra de la agricultura cubana.

Dos años más tarde, se aprueba el Decreto Ley 4/ 2020, que estableció la creación de  la Comisión Nacional para el Uso de los OGM en la agricultura cubana, cuyo propósito es la implementación de la Política y dar cumplimiento así a la estrategia trazada por el país para incrementar la producción de alimentos y asegurar la soberanía nacional en tan vital sector.

La Comisión tiene como función principal la adopción de decisiones relacionadas con la investigación, desarrollo, producción, uso, importación y exportación de los Organismos Genéticamente Modificados, de manera coordinada.

Está integrada por tres autoridades nacionales: el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), que coordina el trabajo de la comisión, garantiza que se observen los términos y plazos acordados, e interviene ante cualquier diferencia que se produzca entre el resto de las autoridades.

El Ministerio de Salud Pública (MINSAP), que establece y controla los requisitos necesarios, para la comercialización con destino al consumo humano de los alimentos y materias primas de uso alimentario.

Por su parte, el Ministerio de la Agricultura (MINAG) tiene como función evaluar la factibilidad del uso de los Organismos Genéticamente Modificados en las producciones agrícolas.

Como parte de este proceso, se actualiza la base legal existente en el país, todo con el objetivo de garantizar el uso seguro de estos desarrollos de la ciencia cubana.

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