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Al interior de la primera planta de moringa en Cuba

En junio de 2020 comenzó a ejecutarse la construcción de la primera planta de procesamiento de moringa del país.

En junio de 2020 comenzó a ejecutarse un ambicioso proyecto en La Sierpe (Sancti Spíritus), con la construcción de la primera planta de procesamiento de moringa del país, un cultivo prometedor y altamente nutritivo.

Con una inversión de 27 132 200 pesos, la planta ha sido inaugurada y puesta en marcha con el objetivo de aprovechar al máximo los beneficios de la moringa oleifera y promover, a partir de esta experiencia, su producción a nivel nacional.

La planta, que pertenece a la unidad empresarial de base Orlando Castañeda, de la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, se ha convertido en un centro de operaciones donde 32 trabajadores capacitados para cada función, en su mayoría mujeres, se dedican a procesar la materia prima y convertirla en polvo de moringa, producto de alto valor para la elaboración del cuadro de medicamentos.

Bajo la dirección de Esnay Antonio Orta Cancio, jefe de la Planta Integral Procesadora de Moringa, este nuevo emprendimiento de una empresa estatal socialista ha generado expectativas positivas en la comunidad local y en el sector agrícola.

¿Cómo se procesa la moringa en este centro?

Para garantizar el suministro de materia prima, trabajadores que pertenecen a la misma planta han sembrado un total de 16 hectáreas de moringa oleifera; pero buscarán ampliarse a las 30 próximamente. Desde el momento de la cosecha hay medidas que no pueden ser violadas, como son prescindir de fertilizantes químicos –solo se usan productos naturales u orgánicos como el FitoMas y la Tabaquina– y no permitir la entrada de animales al área, entre otras.

«Obtenemos la postura en viveros y la trasplantamos al surco. Esta planta demora en crecer, para su primera cosecha, alrededor de tres meses, y luego se le realizan cortes cada 45 días, se poda a una altura de alrededor de los 30 centímetros del suelo, y a los 45 días ya está lista para volver a podarla», explica Orta Cancio.

La moringa es conocida por su capacidad para adaptarse a diversos climas y por su rápido crecimiento, y proporciona una abundante cosecha que abastece las necesidades diarias de la industria. Cada jornada se deben procesar en la planta 946 kilogramos de materia prima, lo que se traduce en 1,6 toneladas de polvo de moringa mensualmente, y una producción anual de 20 toneladas.

Una vez que la moringa es cosechada en el campo, se lleva a cabo la transportación y recepción. Durante esta etapa, se pesa cuidadosamente para facilitar su seguimiento y envío al área de despalillo, teniendo en cuenta la desinfección del local y las cajas, así como los uniformes, mascarillas, gorros y guantes de los trabajadores.

Ya en el local fabril se ha implementado un proceso meticuloso, en el cual las medidas higiénicas y sanitarias son la prioridad, para convertir la cosecha en productos finales de alta calidad. Existen procedimientos de limpieza regular y desinfección de equipos, superficies y utensilios utilizados en el proceso, y se exige el uso de medios de protección adecuados para todos los trabajadores.

En el área de despalillo, los tallos de la moringa son separados, dejando solamente las hojas que serán procesadas, según expuso a Granma la despalilladora Irenia Brin. Esta selección es importante, ya que las hojas son la parte principal de interés, debido a su alto valor nutricional.

Después, las hojas seleccionadas pasan a ser lavadas minuciosamente con hipoclorito (10 %) y agua corriente. Se utilizan equipos especiales de tecnología italiana para realizar el lavado, y posteriormente se centrifugan. Este proceso asegura la eliminación de impurezas.

Una vez limpias y centrifugadas, las hojas de moringa pasan al área de secado, se colocan en parrillas especiales en las que cada bandeja lleva un kilogramo de hojas, que se introducen en hornos de tecnología austriaca. Estos hornos utilizan energía solar para calentarse, lo que los convierte en una opción ecológica y rentable para la planta. Durante esta etapa, las hojas se secan adecuadamente, lo que ayuda a preservar sus propiedades nutricionales y prolongar su vida útil.

Luego se guardan por lotes en grandes nailons negros, en el llamado almacén de cuarentena. Antes de continuar con el proceso, se toma una muestra y se envía a los laboratorios de Microbiología, en la ciudad de Sancti Spíritus, para llevar a cabo pruebas de calidad y seguridad. Este proceso de cuarentena y análisis microbiológicos puede durar aproximadamente 15 días, lo que permite acumular diferentes lotes de producción en este almacén.

Después de obtener el visto bueno de los laboratorios de Microbiología, las hojas de moringa se muelen en un pequeño molino. El polvo resultante se envasa en cubetas plásticas adecuadas y, antes de su comercialización, se debe realizar una segunda prueba de Microbiología, ya que este polvo de moringa se utilizará en la elaboración de medicamentos.

En ninguna fase pueden fallar las medidas para evitar contaminaciones. Estas precauciones garantizan la calidad, la inocuidad y la seguridad del producto final, cumpliendo con los estándares sanitarios requeridos. Además, esta rutina contribuye a mantener y fortalecer la reputación de la planta en el mercado nacional e internacional, puesto que también están en la mira futuras exportaciones.

El producto final, debidamente procesado y empaquetado, obtiene su salida de la planta de procesamiento. Se transporta hacia el Centro de Investigaciones de Plantas Proteicas y Productos Bionaturales, en La Habana, en un carro sellado, especialmente diseñado para garantizar el traslado seguro y mantener su calidad.

Una idea de Fidel

El equipo de la planta de procesamiento de moringa trabaja cada día pensando que con su labor cumplen con una de las proyecciones de Fidel, quien mostró interés en la moringa debido a sus propiedades nutricionales y medicinales, por lo cual llamó a promover su cultivo y consumo basado en investigaciones científicas previas, un desarrollo tecnológico adecuado y programas de divulgación para fomentar sus beneficios para la salud.

Estudios en el mundo entero demuestran las potencialidades de esta planta, y hoy día está incorporada en los tratamientos y fármacos de múltiples enfermedades.

Fidel mismo expresó: «La literatura internacional ha publicado bastante sobre esta planta (la moringa). En nuestro país les hemos suministrado muestras de semilla de diferentes variedades a los institutos de investigación agrícola. Pronto conoceremos más sobre sus potencialidades. Desde mi punto de vista, su mayor beneficio para la población radica en sus cualidades como consumo animal para la producción de carne, leche, huevos, e incluso el cultivo de peces».

En una respuesta de Fidel a un lector de Cubadebate, publicada por el propio medio en el año 2012, se nota la información que el Comandante tenía de la moringa: «Es el único vegetal que posee todos los tipos de aminoácidos. Su producción de hojas verdes por hectárea, con el marco de siembra y manejo adecuado, puede sobrepasar las 300 toneladas por hectárea en un año.

«Se le conocen decenas de propiedades medicinales. Sus efectos en el aparato digestivo son muy buenos, como todos los vegetales, aparte de sus elevadas cualidades proteicas (…) Conozco a quien la consume en cantidades mayores como té, en forma de polvo, por sus cualidades sedativas y favorables al descanso. No hemos hecho todavía pruebas con té de hojas secas, aunque supongo que estas darán resultados positivos», expresaba Fidel.

Precisamente, Esnay Orta asegura que la producción de té de moringa es otra de las aspiraciones que tendrá este nuevo centro de procesamiento, en sintonía con la aspiración de Fidel, quien siempre apostó por una mayor autosuficiencia en la producción de alimentos, y reducir la dependencia de importaciones. Además, el polvo de moringa podrá usarse en la fabricación de galletas y pan, según confirmó Orta Cancio.

El cultivo y procesamiento de la moringa en Cuba ofrece también una oportunidad para diversificar la producción agrícola en Cuba y reducir la necesidad de importar ciertos alimentos y suplementos nutricionales. Estos objetivos están alineados con la visión de Fidel de promover una vida saludable y sostenible para la población cubana.

Como otro aspecto positivo, la nueva planta de procesamiento ofrece nuevos empleos dentro de la Empresa Sur del Jíbaro, y contribuye al desarrollo económico y social del municipio. El salario medio de los trabajadores está entre los 3 500 y 3 600 pesos, según informa a Granma el jefe de Planta, Esnay Orta Cancio; pero en la medida en que se obtengan beneficios por concepto de utilidades, los dividendos podrán multiplicarse.

Tomado de Granma

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