Estudios de la genética, la alimentación, y la adaptación al cambio climático del manjuarí (Atractosteus tristoechus) procuran contribuir a conservar al pez endémico cubano, en peligro crítico de extinción.
La Estación Hidrobiológica ubicada en la Ciénaga de Zapata, el mayor humedal del Caribe insular, en el sur de la provincia de Matanzas, colabora con el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba (CIGB) para ampliar la comprensión acerca de la especie considerada un fósil viviente.
Andrés Hurtado Consuegra, especialista de la Estación, declaró que una parte de los esfuerzos se encamina a lograr en cautiverio animales con un crecimiento más rápido, con vistas a repoblar su hábitat natural.
Hace dos años comenzamos a liberar ejemplares marcados en varias zonas de Ciénaga de Zapata donde existían reportes de la especie en el pasado, incluso en aguas salobres, para entender cómo los afecta el aumento de la salinidad debido al cambio climático, explicó a la prensa.
Recientes estudios de ADN ambiental, material genético que deja un individuo en su entorno, permitieron comprobar la presencia del fósil viviente en varias zonas del gran humedal, una buena noticia para una especie cuyas poblaciones se encuentran muy diezmadas.
Actualmente existen 43 reproductores, unos 180 animales en diferentes niveles de desarrollo, y alrededor de tres mil larvas de manjuarí en la Estación, centro con experiencia en la conservación de las nueve especies de peces endémicos y 17 autóctonas presentes en esta área pantanosa.
Se trata de un pez carnívoro que ha sufrido poco cambio en su forma a lo largo de millones de años, y es considerado como una joya de la ictiofauna de la Isla.
Históricamente Atractosteus tristoechus estaba distribuido en el sur de las provincias occidentales y la Isla de la Juventud, aunque la Ciénaga de Zapata siempre fue su mayor reservorio, detalló Hurtado Consuegra.
Una investigación de 2016, este pez de agua dulce restringido a la Ciénaga de Zapata, donde se encuentra la mayor población, la Ciénaga de Lanier y el sur de la provincia Pinar del Río se centró en
la caracterización genética de las poblaciones cautiva y natural de la Ciénaga de Zapata,
mediante marcadores mitocondriales.
El estudio arrojó que “dada la crítica situación inferida a partir de los resultados de este estudio, se hace evidente la necesidad de atención particular hacia la especie y de incrementar los esfuerzos para su conservación”.
De reproducción ovípara; la hembra expulsa los huevos en la vegetación y varios machos fertilizan la puesta. Pasadas entre 70 y 96 horas, eclosionan y las larvas se fijan a las hojas o ramas y en 72 horas los alevines pueden nadar.
Las alteraciones de su hábitat natural, los cambios climáticos, la pesca y la introducción de peces que lo depredan, han ocasionado la disminución de sus poblaciones en los últimos años.
La Ciénaga de Zapata es el humedal mejor conservado del Caribe insular, declarado sitio Ramsar y Reserva de la Biosfera, abarca más de cuatro mil kilómetros cuadrados. Mil 670 de ellos constituyen terrenos cenagosos, que sirven como refugio a especies endémicas, autóctonas y más de 165 especies de aves migratorias.
El Manjuarí cubano (Atractosteus tristoechus), el Catán mexicano (Atractosteus tropicus) y el Mississipi Alligator Gar (Atractosteus spatula) son los únicos representantes de esta familia de fósiles vivientes y de ahí la inminente necesidad de su preservación en sus sitios habitacionales.
Con información de Girón
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