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El riguroso camino del laboratorio al campo

El Centro de Bioplantas continúa en sus empeños en desarrollar, aplicar y ofrecer tecnologías, productos, asistencia técnica y servicios académicos.

Es casi imposible, y bien pudiera decirse injusto, desvincular la historia e investigaciones del Centro de Bioplantas de Ciego de Ávila a la piña. Incluso desde antes de su surgimiento oficial, allá por 1992, ya mujeres y hombres de ciencia dedicaban su ingenio a desentrañar los secretos del cultivo tropical.

No podía resultar de otra manera, con semejantes saberes acumulados y considerando la importancia económica y nutricional de la fruta, que el primer proyecto territorial dentro del programa de seguridad alimentaria de la provincia, aprobado por la delegación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), fuera la obtención de vitroplantas para la diversificación de su producción en la Empresa Agroindustrial Ceballos.

La introducción de otros tipos de poblaciones del género ananas era un imperativo. En 2009 la piña predominante en los campos cubanos era la Española Roja, una variedad de alta resistencia, pero sin demanda internacional para la exportación, con características en el fruto como la profundidad de sus ojos y su forma que tienden, incluso, a limitarla en la industria para la elaboración de rodajas.

Luego vino la introducción de material vegetal agámico de la MD2 desde Costa Rica, un híbrido con excelente calidad comercial y rendimientos muy altos, sabor exquisito, pero de una exigencia nutricional y fitosanitarias igualmente elevadas, al demandar de insumos importados: insuficientes en el contexto económico actual o que muchas veces no llegan al tiempo idóneo del ciclo del cultivo.

La MD2 no sería entonces la panacea o la ideal para extender entre los productores, sino más bien un rubro líder exportable de una empresa especializada, al requerir de un ciclo cerrado de financiamiento.

¿Qué hacer entonces ante las asimetrías entre la Española Roja y la MD2? Fue entonces que otros genotipos como la champaka y la pérola entraron a la escena del proyecto. Aunque también se incluyó la cabezona de Gibara, de menor rendimiento, una española, pero de valor genético al ser típica de una región, a insistencia del Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez durante una visita a la institución científica.

“La experiencia en las investigaciones sobre la piña y la existencia de un banco de germoplasma en la institución, iniciado por la doctora Miriam Isidrón, fueron bases para avanzar en el objetivo del proyecto, al reproducir nuevas variedades. Para llevarlas hasta las condiciones de campo de la empresa y evaluar su comportamiento en las condiciones edafoclimáticas de Ciego de Ávila”, rememora Oscar Concepción Laffitte, director general del Centro de Bioplantas.

Con su introducción y posterior generalización en los campos, el impacto ha sido indudable, al tener en muchos casos mayor resistencia a enfermedades y plagas, además de mejores tasas de multiplicación o mayor cantidad de hijos con respecto a la MD2, como por ejemplo la pérola. A su vez, se pueden obtener frutos grandes, de un peso mayor a 1,5 o 2 kilogramos.

Vínculo ventajoso a la espera de mejores tiempos

Aquellas primeras “maticas” de piña sacadas del laboratorio llegaron a los surcos; campos enteros de ellas se cosecharon en el 2020 y dieron descendientes cuyos frutos fueron comercializados.

Con satisfacción ante aquellos detractores iniciales puede hablar ahora el director del Centro de Bioplantas. Por miles se cuentan las vitroplantas entregadas a la Empresa Agroindustrial Ceballos, desde hace tiempo con resultados palpables de una ciencia constituida a partir de análisis a los frutos de bromatología, químico, longitud, diámetro, masa, que llevan a descartar cualquier empirismo.

“Esta colaboración científica con la entidad productiva agroindustrial surge a partir de la necesidad de ella de contar con material vegetal que no podía importar. Suministraríamos vitroplantas sin un costo monetario, a condición de que le importaran reactivos y algunos otros recursos necesarios para el proyecto, ese era el convenio”, añade el directivo de esta unidad presupuestada con tratamiento especial.

Pero la irrupción de la COVID-19, con sus enormes dificultades financieras a la economía nacional, impidió desde entonces la adquisición en el exterior de tales insumos químicos.

Hasta 2022 se honró el compromiso por la entidad perteneciente a la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez, sin recibir nada en retribución, lo cual cambió desde entonces a una venta del material vegetal como un rubro en pesos cubanos con un pequeño componente en moneda libremente convertible (MLC). Existe la voluntad de ambas partes de retomar el trato inicial si las condiciones mejoran.

El proyecto ha buscado ser lo más abarcador posible y más allá del comportamiento de los nuevos cultivares de la reina de las frutas en el campo, también investigaron temas como el manejo de las enfermedades fungosas, el uso de microorganismos eficientes en las etapas de vivero y climatización, e incluso la automática en el riego.

Beneficios como la cantidad de variedades presentes en la producción ofrecen validez a este proyecto en la provincia avileña, que busca retomar la primacía en el cultivo ante la emergencia de otros territorios que la tienen como rubro importante de ventas al turismo, el mercado nacional y la exportación.

Para conseguir el objetivo, es vital incrementar las capacidades de fabricación de vitroplantas, aún insuficientes, que será posible en un futuro cercano gracias al encadenamiento con una entidad cercana del Ministerio de la Agricultura (MINAG).

Ganar ganar

Aunque el Centro de Bioplantas en los últimos cuatro años ha entregado a la empresa de Ceballos más de 216 000 vitroplantas de piña, según datos ofrecidos por Lelurlys Nápoles Borrero, directora de Escalado y Transferencia Tecnológica en la institución científica, sus capacidades limitadas pueden maximizarse al encadenarse con la Biofábrica aledaña.

La instalación, perteneciente al MINAG, actualmente se encuentra en proceso inversionista, dirigido en lo fundamental al aumento significativo de la climatización de las plantas allí entregadas.

Una vez concluido ese proceso de mejoras infraestructurales, dijo Concepción Laffitte, comenzará la entrada en vigor de un acuerdo entre ambas entidades, que no solo abarcará a estos especímenes comerciales de la familia de las bromeliáceas, sino, también, a otros cultivos de interés.

Si en la actualidad el centro de investigación avileño puede generar por sí mismo de 80 000 a 100 000 vitroplantas al año, la asociación con la Biofábrica elevaría progresivamente, hasta una tercera etapa, la cifra a 400 000, solo usando una de las cuatro cámaras de cultivo de la Biofábrica.

“Nosotros nos dedicaríamos entonces nada más a inocular las yemas de piña y entregarles el material vegetal con el que continuarán su trabajo”, explica el directivo de Bioplantas.

Pero el proceso en el caso de la piña lleva su tiempo. Desde la selección en el campo de los mejores especímenes, el aviveramiento de las coronas para el establecimiento de yemas, los test microbiológicos para conocer de la presencia del virus de marchitez “Wilt” y otras enfermedades, luego la multiplicación, el enraizamiento, la climatización y finalmente el vivero listo para llevar a sembrar, abarca un período de 30 a 34 meses.

Asimismo, sumado a que algunas variedades originan menos hijos que otras, no hace ni tan fácil ni matemática la ecuación al querer multiplicar superficies agrícolas con ellas.

Agregó que se pretende, a partir de esta asociación, brindar transferencia tecnológica y asesoramiento también en la producción de vitroplantas de bananos, incluso a partir de la embriogénesis somática —embriones que no se forman por fusión de gametos o fecundación, sino que se generan mediante el cultivo in vitro de células o tejidos—.

Nuevas perspectivas

Desde una proyección a mediano o largo plazo, la posibilidad de insertarse en la producción de plátanos abre un abanico de oportunidades a través de la asociación con la Empresa Agropecuaria La Cuba, otrora entidad insigne del país en este estratégico cultivo.

Por lo pronto, en Bioplantas se encuentran en los pasos iniciales de un proyecto de evaluación e implementación de un método alternativo de producción de etileno para la maduración de los demandados frutos.

La importación del mencionado gas se dificulta para la economía nacional ante los elevados costes de los botellones especiales para su traslado y de los fletes, de ahí la necesidad de producirlo en el territorio, también como aporte a la sustitución de importaciones.

“Esto debe comenzar como un proyecto empresarial con ellos y posteriormente iremos viendo otras acciones de beneficio mutuo que puedan añadirse.

“Tenemos que hacer una prueba a partir de cálculos, análisis, lecturas, interpretaciones. Primero debe hacerse de forma experimental para evaluar resultados. Luego se lleva cámaras pequeñas en nuestra instalación, para posteriormente extrapolarla a la escala demandada”, comentó Concepción Laffitte.

Otros retos marcan el quehacer del personal científico. Uno de los más importantes es el relativo a la obtención de mutantes de caña de azúcar con tolerancia potencial a estrés ambiental, de sequía y salinidad.

El proyecto, que se prevé hasta 2028, se desarrollará en áreas de la Empresa Agroindustrial Azucarera Ciro Redondo, y contará también con la participación del Instituto de Investigaciones de la Caña de Azúcar y el Citma.

“En el marco de ese proyecto se hará propagación de nuevas variedades de la dulce gramínea, con ello se aspira a elevar los rendimientos en aquellas plantaciones en secano y de suelos con determinado grado de salinidad”, expresó el director general.

La ciencia no se detiene

En un quehacer constante, en la búsqueda de desentrañar los secretos del reino vegetal en pos del beneficio de la sociedad, se encuentran los investigadores del Centro de Bioplantas avileño.

A la par de los grandes proyectos, desarrollan otros en que el conocimiento y experticia de estos hombres y mujeres de ciencia se ponen a disposición del entramado productivo del territorio, ya sea en la obtención de compuestos naturales, la aplicación de tecnologías o la implementación de procesos.

El Departamento de Productos Naturales es uno de ellos. La obtención de extractos hidroalcohólicos a partir de la Mosiera bullata con actividad antifúngica, frente a hongos que afectan a especies vegetales de interés y a seres humanos, constituye uno de las líneas de investigación dentro de la familia de las mirtáceas, en las que se incluye a la pimienta racemosa, subespecie occidental, de la cual se evalúa el efecto de sus aceites esenciales contra el hongo fusarium oxisporum, causante de grandes daños en plantaciones de plátanos y otros cultivos.

La Doctora en Ciencias Aurora Pérez Martínez, jefa de ese departamento, comenta a Invasor que durante más de una década han estudiado la morinda royoc.

De esa especie vegetal endémica del Caribe actualmente se trabaja en la formulación de un producto para la aplicación, en lo fundamental, en las casas de cultivo de piña, además de evaluar sus extractos como plaguicida biológico en el control de enfermedades en el cultivo de la manzana, investigación que llevan de conjunto con el instituto Kompetenzzentrum Obstbau Bodensee (KOB), en Ravensburg, Alemania.

El empleo de aceites esenciales en la poscosecha de mango y piña, en la Empresa Agroindustrial Ceballos, para el control de la antracnosis; la obtención de hidrolizados proteicos como suplemento alimenticio a partir de diversas plantas, de extractos hidroalcohólicos del árbol del Nim contra nemátodos gastrointestinales que afectan a los ovinos y de compuestos bioactivos a partir del tabaco como control biológico son solo ejemplos de la amplia labor investigativa de este muy preparado personal.

Más de 20 publicaciones de alto factor de impacto al año en la Web of Science, el Congreso Internacional de Biotecnología Vegetal y Agricultura (Bioveg), de carácter bianual, asociaciones con importantes centros de investigación nacionales y extranjeros, y, sobre todo, la valía profesional de los diferentes especialistas que allí laboran, avalan a la institución más allá de lo productivo.

El Centro de Bioplantas continúa en sus empeños, aun en medio de difíciles circunstancias, en desarrollar, aplicar y ofrecer tecnologías, productos, asistencia técnica y servicios académicos de excelencia en el marco de la biotecnología vegetal con vistas a maximizar el potencial agrícola de la provincia avileña y el país.

Tomado de Invasor

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