En la entrega de la semana pasada hablamos de la racha calurosa que llevaba marzo, específicamente en la estación de Jucarito, Granma. Así que sin ser repetitivos, y a pesar de que no nos dio ninguna sorpresa lo que restaba de este mes, vamos a resumirlo en poquísimas palabras: “Jucarito reportó en cinco ocasiones temperaturas más altas que las que se han medido en Cuba en marzo más de 50 años, y en una de ellas igualó dicho valor.”
Mucho más mediáticas, y que, por tanto, serán recordadas con más facilidad dentro de un tiempo, resultaron las afectaciones por tormentas locales severas (TLS) en el occidente de Cuba.
En un acercamiento somero al tema, suscitado por otra granizada impresionante ocurrida hace casi 11 meses, no por la abundancia del granizo, sino por su tamaño, mencionamos algunas características de las mismas.
Vaya y échele una ojeada y vuelva por acá, para continuar hablando de tormentas locales severas.
En esa ocasión, además de enumerar los fenómenos que tienen que estar presentes para que una tormenta eléctrica sea catalogada como tal, se hizo énfasis en una característica que, aunque está explicita en la misma definición, no es tenida totalmente en cuenta, que es local.
En algunos medios de comunicación y en los comentarios de muchas personas se hizo mención a frases como “una tormenta local severa provocó daños en varios municipios de Pinar del Río”, como si se tratara de un sistema meteorológico, como un frente frío, una baja extratropical o un ciclón tropical.
Un punto y aparte es la tormenta que produjo los abundantes granizos y los vientos fuertes en varios municipios del sur de La Habana, así que hablaremos más adelante de ella, no lo olvide.
Un fenómeno o sistema meteorológico de gran escala puede inducir o provocar varias tormentas locales severas, de manera tal que en su conjunto pueden producir daños en un territorio extenso, que puede abarcar varias provincias. Sin embargo, resulta incorrecto referirse al fenómeno en singular (tormenta local severa) cuando hablamos de lo que ocurrió fuera de la localidad en que una de ellas hizo su efecto; en ese caso debe hacerse en plural y, si es posible, referirse al sistema meteorológico que lo produjo o favoreció. Por ejemplo: “Se reportaron daños de consideración a consecuencia de una tormenta local severa en el barrio de […] al paso de un frente frío”.
Hablemos otro poquito de granizos
Sí, vamos a hablar algo más de granizos, no de los procesos que ayudan y que dan lugar a que este llegue a la superficie. Si quiere saber de eso, le reitero la invitación a que se lea (o, si prefiere, se relea) la entrada recomendada más arriba.
En otras latitudes, donde es mucho más habitual el granizo, las tormentas se catalogan como severas cuando este supera un tamaño considerable. En Cuba, con que este sea visible, cualquiera sea su tamaño o cantidad, ya una tormenta se clasifica como tal. ¿Por qué? Aunque el granizo es habitual en las tormentas eléctricas en Cuba, para que este llegue a la superficie los procesos tienen que ser diferentes (más fuertes) a lo que habitualmente ocurre en cualquier tormenta de ese tipo.
Quizás sea normalmente el más habitual y a la vez menos dañino de los fenómenos que definen una TLS, excepto cuando alcanzan cierto tamaño, que no tiene que ser grande, o son abundantes.
Las TLS son muy frecuentes, sobre todo en el periodo lluvioso del año (nuestro verano), y, precisamente por esta alta frecuencia y los fenómenos que en ellas se presentan, producen daños considerables y comparables con los de organismos de mayor escala, aunque estos queden limitados a áreas pequeñas. Hay casos excepcionales en que una sola TLS provoca daños en áreas más extensas, por ejemplo el tornado de La Habana, en 2019.
La tormenta de la “granizada”
La tormenta que produjo granizos desde Mariel en Artemisa, pasando por Guanajay en la misma provincia y luego en el sur de La Habana, también fue una sola. Con una vida e intensidad muy poco habituales en nuestro país, es un caso de estudio que de seguro no va a faltar en cualquier investigación sobre el tema en el futuro.
Durante esta tormenta también se reportaron vientos muy fuertes, cuyo daño fue amplificado en algunos casos por la abundancia de los granizos, que no parecen haber estado relacionados con tornados, aunque a su paso se observó un giro de sentido de los vientos. Este giro no ocurrió drásticamente, sino que casi tuvo un periodo de calma en el proceso, y pudo haber estado relacionado con la fuerte corriente que desciende de la tormenta y se expande en todas direcciones cuando llega a la superficie. Si usted está en un punto de la trayectoria de esta tormenta, primero siente los fuertes vientos del borde delantero, que vienen hacia usted precediendo la tormenta. Al paso de la misma, los del borde trasero en sentido casi opuesto.
No todas las tormentas con vientos fuertes tienen que ser TLS. Casos en que los vientos no superen los 70 kilómetros por hora pueden provocar daños, aun sin haber sobrepasado el umbral fijado en la definición de las mismas.
En la imagen, correspondiente al radar de las 5:11 p.m. del viernes 22 de marzo de 2024, el periodo de mayor intensidad de esta tormenta, cuando apenas comenzaba a transitar por La Habana.
En la imagen, salta a la vista la intensidad de la tormenta, por los altos valores de reflectividad (energía que regresa o “rebota” al radar de la tormenta), indicando grandes gotas de agua y/o hielo (granizo).
Pero hay otra característica en la imagen que llama la atención: esa forma casi recta que se extiende desde donde están los valores más altos (en color morado intenso) hacia la parte inferior de la imagen, degradándose de naranja a amarillo y a tonos de verde. Esa característica o “firma” se conoce como pico del granizo, ya que se aprecia cuando la cantidad o tamaño de los granizos en la tormenta es tal, que hace que la energía del radar sea desviada hacia la superficie en su camino de “ida y de regreso”. Algo que tampoco se ve todos los días.
Por último, lo dejo con esta imagen de radar, de hace casi un año, en la que podemos ver el patrón de pico producido por los grandes granizos que llovían a esa hora en La Habana.
Imagen de radar, tomada durante la tormenta local severa reportada en la madrugada del pasado 20 de abril de 2023 en La Habana.
Tomado de Cubadebate
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