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Son cinco los meteoritos confirmados en Cuba

Fragmento del meteorito de Viñales, visto caer el 1ro. de febrero de 2019, en la zona de El Palmarito, Dos Hermanas.

Los resultados de nuevos estudios de laboratorio realizados en el Centro de Estudios Avanzados de Cuba, por encargo del Instituto de Geofísica y Astronomía (IGA), acaban de corroborar que la cantidad de meteoritos caídos en nuestro país asciende a un total de cinco, de un listado inicial presuntamente de diez.

El doctor en Ciencias Geográficas Efrén Jaimez Salgado, investigador auxiliar del IGA, puntualizó a Granma que, tras la actualización institucional de ese registro, los casos confirmados son el de tipo litito de Las Canas, en el actual territorio de Artemisa (octubre de 1844), el siderolito de Bacuranao (agosto de 1974), litito de Santa Isabel de las Lajas, Cienfuegos (visto caer el 10 de junio de 1994), condrito l6, en Viñales (visto caer el 1ro. de febrero de 2019) y condrito l5, Ramón de las Yaguas, Santiago de Cuba, reportado el 10 de julio de 2021.

Según precisó Jaimez Salgado, el reconteo hecho, mediante la aplicación de dos difractogramas de rayos X y de los ensayos de espectrometría de fluorescencia de rayos X, descartó que fueran meteoritos los objetos hallados en el municipio de Boyeros, en 1996, así como en el Balcón de La Lisa y en Güira de Melena, en 2001.

Si bien existen algunos elementos comunes entre los condritos ordinarios de Viñales y Ramón de las Yaguas, el equipo de autores de este resultado científico, conformado también por los especialistas del IGA, Francisco González Veitía, Antonio Alonso Díaz y Ramsés Zaldívar Estrada, considera que no existe relación directa que los vincule en cuanto al origen, porque proceden de diferentes pequeños asteroides del sistema solar.

Así lo plantearon en un artículo aparecido en el volumen 23 de la Revista Ciencias de la Tierra y el Espacio, publicación científica certificada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).

De acuerdo con lo expresado por el doctor Efrén Jaimez, aunque a la luz de las nuevas investigaciones, el origen cósmico de tres objetos diferentes hallados en 1938, en Mango Jobo, parece dudoso, se hace necesario realizar nuevos ensayos químicos en el laboratorio, que confirmen si se trata o no de meteoritos.

¿PORTADORES DE LA VIDA?

Atraídos por la fuerza de gravedad, cada año decenas de miles de pedazos de roca, desprendidos de la cola de los cometas, asteroides y otros objetos penetran en la atmósfera terrestre a la notable velocidad de hasta 70 metros por segundo, logrando llegar a la superficie.

Tales fragmentos reciben la denominación de meteoritos, y constituyen una valiosa fuente de información a la hora de buscar nuevos datos sobre el origen del sistema solar, pues, como plantean los científicos, la Tierra y demás cuerpos celestes, surgieron a partir de un continuo proceso de choque de partículas, ocurrido hace más de 4 000 millones de años.

Incluso, hay teorías que les atribuyen a estos la responsabilidad de haber transportado hacia nuestro planeta los elementos químicos esenciales que dieron lugar a la vida.

Los que alcanzan impactar el suelo terrestre lo hacen convertidos en verdaderos proyectiles supersónicos, capaces de provocar notables explosiones y abrir, en algunos casos, cráteres con diámetros superiores a los 200 metros.

Asimismo, pueden penetrar y quedar ocultos en el subsuelo, o ir a parar a las profundidades del océano, sin olvidar la lógica transformación que sufren por la influencia combinada de la humedad, la oxidación y otros factores ambientales.

Estimados recientes indican que a nivel global han sido encontrados, sin ser vistos caer, más de 31 000 meteoritos, distribuidos en todos los continentes. Sin embargo, la cifra de los que esperan para ser localizados debe ser muy superior a la mencionada.

Datos ofrecidos por el doctor Efrén Jaimez Salgado, ilustran la ocurrencia de notables eventos de lluvias de meteoritos.

Resalta en la lista el excepcional meteorito conocido como Hoba Oeste, que, con un peso aproximado de 66 toneladas, constituye la pieza de hierro natural de origen cósmico más grande conocida hasta el presente en la Tierra.

Fue descubierto en el año 1920, cerca de Grootfontein, en la región namibia de Otjozondjupa. No ha sido desplazado desde el momento de su impacto, que se estima ocurrió hace unos 80 000 años.

La ausencia de cráter en las inmediaciones sugiere la posibilidad de que el enorme objeto espacial cayera en una zona ocupada entonces por el mar, y quedara depositado en el fondo.

De igual modo, sobresale el denominado meteorito de Pultusk, registrado en esa localidad de Polonia, en 1868, y considerado el que produjo el ingreso a la Tierra del mayor número de fragmentos conocido de la historia.

Otro suceso significativo tuvo lugar en la noche del 19 de julio de 1912, cuando, en la localidad estadounidense de Golbruck se recogieron unas 14 000 rocas espaciales con un peso total de 218 kilogramos.

Si de hechos curiosos se trata, es oportuno hacer referencia al meteorito nwa 7533, recuperado en el norte de África en 2013, el cual contiene minerales de hace más de 4 400 millones de años, y que como informó en su momento la revista Nature, sus fragmentos muestran una composición química casi idéntica a la de las rocas marcianas analizadas por el robot Spirit, de la nasa.

También figura el reporte de la presencia de hierro de meteoritos en joyas egipcias con más de 5 000 años de antigüedad. Los análisis realizados en nueve cuentas de collar conservadas en el Museo Petrie, de Londres, muestran concentraciones inusualmente altas de varios metales, que son típicas de las rocas provenientes del espacio.

Entre los impactos significativos es imposible no mencionar el célebre presunto meteorito que cayó en la Tunguska siberiana, el 30 de junio de 1908 (calcinó millones de árboles en un área aproximada de 2 100 kilómetros cuadrados), y el registrado sobre la región rusa de Cheliábinsk, en la mañana del 15 de febrero de 2013, cuya explosión liberó una energía equivalente a 30 bombas atómicas como la de Hiroshima, y provocó lesiones en casi 500 personas.

Más reciente, el 28 de febrero de 2021, el llamado meteorito de Winchcombe impactó territorio británico, portando los elementos esenciales para la vida, después de viajar por el espacio a lo largo de 300 000 años.

Tomado de Granma

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