La ocurrencia de abundante caída de granizos los días 22 y 23 de marzo, en diferentes puntos de la región occidental y, muy en particular, en localidades de la provincia de La Habana, como Aldabó, Fontanar, Reparto Eléctrico, San Francisco de Paula, Parque Lenin y Párraga, donde alcanzaron notable tamaño, llamó la atención de muchos cubanos.
En las redes sociales se publicaron decenas de fotos que mostraban la magnitud de los fragmentos de hielo, mientras algunos cibernautas no dudaron en calificar de absolutamente insólito y sin precedentes lo sucedido.
Como planteó el fallecido meteorólogo cubano Arnaldo Alfonso en su libro Climatología de las tormentas locales severas en Cuba. Cronología, las granizadas constituyen uno de los fenómenos que definen la ocurrencia de un evento de ese tipo en nuestro país, junto a la presencia de tornados, vientos lineales fuertes superiores a los 90 kilómetros por hora (llamados también aeroavalanchas) y trombas marinas.
Según explicó a Granma el máster en Ciencias Armando Caymares Ortiz, especialista principal del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología (Insmet), en el caso de las reportadas en las fechas antes mencionadas, estas se generaron al paso de varias bandas de nublados con significativa actividad de lluvias y tormentas eléctricas, que desarrolladas en el sudeste del golfo de México y el estrecho de la Florida, avanzaron sobre las provincias occidentales, provocando condiciones de tiempo severo en zonas de los territorios de Pinar del Río, Artemisa, La Habana y Mayabeque.
Precisó que el granizo suele formarse en el interior de las nubes cumulonimbos de gran desarrollo vertical (alcanzan alturas de hasta diez kilómetros), en las que las temperaturas son inferiores al punto de congelación.
Esa condición hace que las gotas de agua muy frías se conviertan en hielo y, cuando alcanzan un tamaño grande, precipitan con esa forma debido al efecto de la gravedad, aseveró Caymares Ortiz.
De acuerdo con lo expresado por el especialista, las granizadas en Cuba pueden presentarse en cualquier época del año, asociadas a condiciones de gran inestabilidad atmosférica, favorables a la aparición de tormentas eléctricas intensas, pero la mayor incidencia tiene lugar de marzo a septiembre. Los picos de máxima actividad suceden en mayo y julio.
Una investigación realizada por las meteorólogas Alis Varela de la Rosa y Yanneyis Rojas Díaz, del Centro de Pronósticos del Insmet y el Centro Meteorológico Provincial de Guantánamo, respectivamente, dirigida a caracterizar los reportes de tormentas locales severas en la Mayor de las Antillas entre 1980 y 2020, corroboró que el granizo es el evento de tiempo severo más frecuente en el archipiélago cubano.
Basta decir que, durante ese periodo, fue reportado en3 375 ocasiones, seguido de las aeroavalanchas, con 2 382, y los tornados, 777.
Asimismo, el promedio anual de ocurrencia de eventos de granizo es de 82. Los años 2015 y 1986 son los que tuvieron más alta incidencia de ese fenómeno, al registrar, por ese orden, 186 y 182 casos.
GRANDES GRANIZADAS
Una de las granizadas más relevantes tuvo lugar el 11 de mayo de 1913, al oeste del poblado de Placetas. Según los testimonios aparecidos en el periódico El Mundo, alrededor de las tres de la tarde los residentes en los caseríos de Falcón, Oliver y Caicaje, en la zona conocida por Los Jagüeyes, fueron sorprendidos por una violenta tormenta eléctrica.
Tras el comienzo de un torrencial aguacero acompañado de vientos fuertes, se produjo una impresionante granizada que en pocos minutos formó una capa de «media vara de altura» (así lo reseñó el citado diario en la edición del 14 de mayo) sobre un terreno llano de unas cinco caballerías.
La mayoría de las aves de corral y otras en pleno vuelo perecieron, al ser golpeadas de manera directa por los fragmentos de granizo, mientras el ganado vacuno, equino y porcino sufrió severas lesiones.
El efecto combinado de la lluvia, el viento y el granizo averió buena parte de los bohíos de la zona (en uno de los caseríos solo quedaron tres viviendas en pie), derribó 18 casas de tabaco y causó la pérdida casi total de los cultivos, no pocos de ellos destrozados por los pedriscos, que de acuerdo con los testimonios de los habitantes del lugar, sobrepasaron los cinco centímetros de diámetro.
Para tener una idea más precisa de lo sucedido, baste añadir que el arroyo Los Jagüeyes quedó cubierto de hielo en su totalidad. Cuando el granizo comenzó a derretirse, los atónitos vecinos pudieron ver como pequeños «témpanos» se desplazaban arrastrados por la corriente de agua, en una escena completamente insólita en el campo cubano.
Ese suceso dio lugar a que se especulara si lo ocurrido se trató de una nevada. Solo la intervención convincente de un notable meteorólogo de Santa Clara, nombrado Julio Jover, deshizo las fantasías tejidas alrededor de aquella tormenta y demostró que había sido una fuerte granizada.
Otros eventos notables de caída de granizos acaecieron el 17 de agosto de 1982, en la comunidad Las 21, en la provincia de Ciego de Ávila (los pedazos mayores tenían un tamaño superior a los ocho centímetros), y el 5 de agosto de 1986, en Playa Girón, que duró alrededor de 40 minutos.
También figuran en la relación las registradas en Las Tunas, el 29 de marzo de 1963 (más de 20 personas quedaron lesionadas y en algunos puntos de la ciudad la capa de hielo se elevó hasta 80 centímetros), y la del 10 de mayo de 1999, en la localidad tunera de El Sigual, con una duración aproximada de una hora. Tres días después, todavía quedaban vestigios del hielo.
Más reciente, el 20 de abril de 2023, siete municipios de la capital recibieron el impacto de abundantes granizos, cuyo diámetro en algunos lugares alcanzó los cinco centímetros.
La primera referencia conocida de este fenómeno en Cuba data del 8 de marzo de 1784, y tuvo lugar en La Habana.
Tomado de Granma