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¿Cuánto puede el calor intenso afectarnos la salud?

Cuba registra en los últimos años eventos reiterados de calor intenso, con temperaturas máximas por encima de los 35 y 36 grados Celsius.

Los estudios emprendidos en Cuba a partir de la primera mitad de los años 90, ratificaron que la influencia de condiciones térmicas extremas y el comportamiento anómalo de otras variables del estado del tiempo constituyen factores potencialmente relevantes para el aumento de la morbilidad y mortalidad diarias, asociadas a enfermedades crónicas no transmisibles de alta prevalencia en nuestra población, como las cardiovasculares, cerebrovasculares, respiratorias y neurológicas.

Iniciador de esas investigaciones en nuestro país, el doctor en Ciencias Geográficas Luis Lecha Estela, Investigador Titular del Instituto de Meteorología, explicó que el clima cubano ya experimenta los impactos del calentamiento global.

Resaltan, entre ellos, el aumento de la temperatura media en un grado Celsius en las últimas siete décadas, y la ocurrencia, a partir de 2010, de reiterados y prolongados eventos de calor intenso, caracterizados por la mayor frecuencia de días con valores de temperatura máxima superiores a los 35 y 36 grados Celsius, en diferentes meses del calendario.

Para ilustrar lo planteado, señaló que 2023 resultó el año más cálido ocurrido en la Isla desde 1951, en el cual, además de superar la temperatura media en 1,38 grados el promedio histórico de esa variable, se establecieron 91 récords de temperatura máxima.

«Asimismo, el 11 de abril del presente año se implantó una nueva primacía nacional absoluta de calor, al registrarse el sumamente significativo registro de 40,1 grados Celsius en Jucarito, provincia de Granma, mientras el pasado mayo fue el más caluroso en 73 años, y dejó implantados 35 récords de temperatura máxima en igual cantidad de estaciones meteorológicas de las tres regiones del país, con el reporte más alto de 39,2 grados en Velasco, Holguín».

¿Cuánto puede el calor intenso afectarnos la salud?

Como precisó Lecha Estela, investigaciones realizadas en el último lustro por especialistas del Centro Meteorológico de la Isla de la Juventud y la Facultad de Ciencias Médicas de Sagua La Grande, adscrita a la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, demostraron que existe una relación definida entre los máximos diarios más notables de la mortalidad en exceso, ocurridos en Cuba durante el periodo 2001-2020, y la incidencia de factores meteorológicos propiciadores de ese escenario.

De manera general, el referido término puede definirse como la cantidad de fallecidos muy por encima de lo habitual que puede ocurrir en un lugar y momento dados, recalcó.

Según detalló el experto, la mortalidad en exceso, como indicador epidemiológico, ha ganado espacio como una manera de expresar objetivamente el impacto de los grandes accidentes, desastres de diferentes orígenes, guerras, epidemias y otras contingencias.

Los resultados identificaron, en el transcurso de esos 20 años, la presencia de 1 123 días con mortalidad diaria en exceso, y sugieren que el 67,3 % de esas muertes puede asociarse directa o indirectamente a efectos meteoro-trópicos intensos.

En el presente, enfatizó el experto, se acepta que los cambios de tiempo pueden generar ataques de asma, eventos de alergia y otros padecimientos, pero no existe una percepción de la magnitud del actual riesgo meteoro-trópico sobre la salud de las personas, el cual debe aumentar en los próximos años, debido al cambio climático.

«De hecho, en el mundo y en Cuba, este problema es relativamente nuevo, por eso las estadísticas encargadas de reflejar las principales causas de muerte aún no identifican las asociadas a la influencia de condiciones meteorológicas extremas», precisó.

PRONÓSTICOS BIOMETEOROLÓGICOS, ¿UNA OPCIÓN?

Bajo la guía del doctor Luis Lecha, el país incursiona desde hace más de dos décadas en el diseño de los denominados pronósticos biometeorológicos, cuya esencia consiste en identificar y avisar, con varios días de antelación, la ocurrencia de situaciones del estado del tiempo favorables a la aparición o agravamiento de las enfermedades descritas, entre los grupos vulnerables de la población.

Las primeras experiencias, subrayó, se centraron en prevenir los efectos de los golpes de calor sobre la producción avícola nacional.

Más tarde, dijo, se extendieron a la salud humana, teniendo como polígonos de prueba los municipios villaclareños de Sagua la Grande, Santa Clara y Ranchuelo, y el de Playa, en La Habana.

«Si bien por razones totalmente subjetivas no ha llegado a constituirse de manera oficial ese tipo de servicio, la validación de los resultados en Cuba y en otros países mostró una alta efectividad, como sucedió en Villa Clara durante el enfrentamiento a la COVID-19», explicó.

 En el caso del asma bronquial, enfatizó, se alcanzó el 94 % de acierto en las predicciones emitidas vinculadas al aumento del número de personas atendidas en los cuerpos de guardia de las instituciones de Salud participantes en la experiencia, seguido por las infecciones respiratorias agudas, 90 % y la hipertensión arterial, con el 87 %.

Tenemos la capacidad tecnológica y el capital humano para ofrecer esta información a las unidades de Salud que lo demanden, subrayó el doctor Lecha Estela.

Tomado de Granma

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