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¿Nuevas aplicaciones del PPG, 30 años después?

Registrado a inicios de los años 90 por el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed), autoridad regulatoria cubana, el Ateromixol recibió en 1996 la Medalla de Oro otorgada por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (ompi). En la actualidad se comercializa en alrededor de 30 países.

Un ensayo clínico liderado por instituciones del Grupo Empresarial BioCubaFarma y del Ministerio de Salud Pública mostró evidencias de la eficacia del Policosanol, ingrediente activo del medicamento cubano conocido con el nombre de ppg o Ateromixol, como un coadyuvante potencial para controlar la tensión arterial en pacientes con prehipertensión arterial e hipertensión arterial grado I, considerados de bajo riesgo vascular.

Desarrollado por especialistas del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC) a finales de la década de los 80 del pasado siglo, se trata de un medicamento natural, obtenido a partir de la cera de la caña de azúcar, dirigido inicialmente al tratamiento del hipercolesterolemia.

Producto líder de esa entidad, el ppg es un reductor del llamado colesterol malo (LDL) en sangre, además de un eficaz antiagregante plaquetario.

Tomando en cuenta esos beneficios, constituye una conveniente opción en la prevención de enfermedades vasculares, además de mejorar la calidad de vida en los adultos mayores.

Registrado a inicios de los años 90 por el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed), autoridad regulatoria cubana, el Ateromixol recibió en 1996 la Medalla de Oro otorgada por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (ompi). En la actualidad se comercializa en alrededor de 30 países.

La doctora en Ciencias Farmacéuticas Sarahí Mendoza Castaño, directora de Investigación, Desarrollo e Innovación del CNIC, precisó que el enunciado ensayo clínico involucró a 400 pacientes, divididos en dos estratos, prehipertensos e hipertensos grado I.

«Tras administrar 20 mg diarios del medicamento durante 12 semanas a ambos grupos, se observó, de manera general, una disminución significativa de los valores de la tensión arterial sistólica (máxima) y diastólica (mínima)».

 En el caso específico de los pacientes con hipertensión grado I, ese efecto comenzó a mostrarse a partir de las cuatro semanas de tratamiento, aseveró la doctora Sarahí Mendoza.

«Asimismo, no hubo diferencias en los reportes de eventos adversos entre ambos grupos, lo que pone de manifiesto la seguridad del fármaco y su buen nivel de tolerancia».

 Puntualizó que, si bien el Ateromixol no es un antihipertensivo, pues para demostrarlo se necesitan muchos más estudios, con más niveles de dosis y una mayor población para poder extrapolar los resultados, en el ensayo clínico sí pudo corroborarse que su empleo resulta beneficioso en el manejo de pacientes de bajo riesgo.

PPG CONTRA ICTUS CEREBRAL

El ictus es la primera causa de discapacidad en el adulto, segunda de demencia en personas de edad media y avanzada, y ubicado entre las tres primeras de mortalidad, el ictus es una de las enfermedades cerebrovasculares de mayor incidencia en las últimas décadas a nivel internacional.

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) refieren que, anualmente, alrededor de 15 millones de personas sufren un ictus cerebral, de ellas mueren cerca de 5,5 millones, mientras casi el 20 % de los que sobreviven requieren cuidado institucional, en ocasiones, hasta tres meses, y entre el 15 % y el 30 % sufre discapacidad permanente.

Como explicó a Granma el doctor en Ciencias Médicas Javier Vicente Sánchez López, especialista de ii Grado en Neurología y en Cuidados Intensivos, ese término viene del latín, y se manifiesta en el daño tisular de un área del cerebro ocasionado por la súbita interrupción del flujo sanguíneo, lo cual, al privar de oxígeno la zona afectada, provoca déficits en las funciones neurológicas, que persisten por más de 24 horas.

«Existen dos formas de ictus: el isquémico, que es el más frecuente, y el hemorrágico. La tasa de incidencia anual sigue subiendo, asociada al aumento de la expectativa de vida de la población y de los pacientes que sobreviven a un primer evento».

Subrayó que la probabilidad de recurrencia, tras el primer y el quinto año de sufrir un ictus, es de un 12 % y un 30 %, respectivamente. Llama la atención que en las últimas décadas se observa una marcada tendencia a su aparición en edades más tempranas.

Basado en la favorable experiencia acumulada en el uso del ppg, el doctor Javier Sánchez se propuso investigar el efecto del fármaco en la recuperación de pacientes con ictus isquémico, tema que escogió para optar por el grado científico de Doctor en Ciencias Médicas, en 2015.

Según los resultados de los estudios experimentales y clínicos emprendidos por el reconocido neurólogo, con la estrecha colaboración de la doctora Sarahí Mendoza Castaño, el empleo oral del ppg de 20 miligramos, combinado con la aspirina de 125 mg, favoreció la recuperación del déficit neurológico en pacientes que habían sufrido un ictus isquémico, y previno, de manera significativa, la recurrencia de tales eventos.

Igualmente, redujo la discapacidad resultante a corto, mediano y largo plazos, y la frecuencia de nuevos episodios severos vasculares, coronarios, cerebrovasculares y la mortalidad.

A lo largo de la investigación, resaltó el actual Presidente de la Comisión Nacional de Enfermedades Cerebrovasculares, se pudo ratificar la potente acción del Policosanol como antiagregante plaquetario y antioxidante.

«Esas particularidades lo convierten en un medicamento muy eficaz para tratar las enfermedades mencionadas, y avalan su indicación en las personas diabéticas con claudicación intermitente, padecimiento causado por el endurecimiento de las arterias de las piernas».

Tomado de Granma

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