Palabras en el acto por el aniversario 30 del Centro de Inmunología Molecular, Palacio de Convenciones de La Habana, 13 de diciembre de 2024.
Cuando me invitaron a hablar en este acto en nombre de los Fundadores, vino a mi mente una obra de Shakespeare de 1611 donde uno de los personajes dice: EL PASADO ES UN PRÓLOGO.
Vamos entonces a utilizar los minutos que tengo aquí para comentar con ustedes cómo el pasado del CIM prefigura (como prólogo) el futuro del CIM.
De los resultados del CIM en 30 años se ha hablado mucho en estos días: Ojito, Kalet y Suyen los explicaron muy bien en la Mesa Redonda Informativa de la semana pasada.
Los jóvenes que están aquí los conocen. Lo que quizás no todos conozcan es en qué condiciones se obtuvieron esos resultados.
Cuando se inauguró por el Comandante en Jefe en 1994 la sede actual y definitiva del CIM (cuyos 30 años estamos celebrando hoy):
- El país recién había entrado en el Periodo Especial como consecuencia de la desaparición de la URSS (1991) y del reforzamiento oportunista del bloqueo del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba (la Ley Torricelli es de 1992 y la ley Helms-Burton se emitió en 1996). Cuba había perdido abruptamente mas del 80% de su comercio exterior y más del 35% de su PIB.
- El grupo fundador del CIM participó (con sus manos) en la construcción del nuevo edificio, llegando a la obra muchas veces en bicicleta.
- En el mundo la biotecnología era una industria emergente (la primera empresa surgió en 1976) pero no era todavía un sector industrial rentable
- No existía todavía ningún Anticuerpo Monoclonal para el tratamiento del cáncer (el primero se registró en 1997)
- Nosotros en el CIM no teníamos experiencia productiva y mucho menos experiencia comercial exportadora.
Lo que sí teníamos era el compromiso sólido con la defensa de Cuba, de la Revolución y del Socialismo, y el estímulo constante y retador de Fidel.
Y así se obtuvieron los resultados de estos 30 años.
Centro de Inmunología Molecular, 5 de diciembre de 1994. Foto: Jorge Valiente/ Archivo.
Ahora ustedes, los continuadores, tienen que construir los próximos 30 años, pero en un contexto diferente (siempre es diferente: El pasado es prólogo, pero no es copia).
Ahora:
- La biotecnología es una rama consolidada de la industria farmacéutica mundial, con más de 5000 empresas. La fracción de productos biológicos en el mercado farmacéutico, que era menos de 10%, ahora es más de 50%. Ello implica que hay mucho más conocimiento, pero también más competencia.
- El bloqueo norteamericano contra Cuba, que más que bloqueo es una “guerra de reconquista” ha alcanzado dimensiones esquizofrénicas
- La globalización de la economía mundial hace imprescindible la realización de nuestros productos en el mercado exterior. La proporción del PIB mundial que se hace en el comercio exterior, y que era hace 30 años aproximadamente 10% hoy rebasa el 40%
- Las nuevas tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial (Inteligencia Artificial, Biología Sintética, Macrodatos , nanotecnologías y otras) se conectan con las tecnologías biológicas de los 80.
- Ahora tenemos, además del CIM, seis empresas mixtas que administrar.
- Ahora nuestros productos ya no son solo “promesa”, sino que forman parte del cuadro básico de medicamentos: los médicos y los pacientes los esperan cada dia.
Los retos son mayores y diferentes, pero también ustedes tienen, además de la convicción de que Sí se puede, ustedes tienen LA EVIDENCIA de que SI SE PUDO, evidencia que no teníamos todavía en el 94, y la experiencia acumulada en estas tres décadas, que no está en ningún documento escrito, ni en la mente de ningún científico individual, sino que esta embebida en los conocimientos y los valores de cientos de trabajadores y en su cultura de actuación colectiva.
La ciencia cubana tiene ahora responsabilidades nuevas.
- En un mundo globalizado y de rápidos cambios tecnológicos, el desarrollo económico depende cada vez más de la conexión de nuestra economía con la economía mundial, y eso no puede hacerse exportando productos primarios de bajo valor agregado, para importar manufacturas de alto valor agregado. Esa conexión hay que hacerla con productos y servicios de alto contenido de conocimientos, y ello demanda capacidades de asimilar creativamente conocimientos y tecnología nuevas, y demanda capacidades de crear conocimiento, es decir, de ciencia e innovación.
- En un mundo de enormes y rápidos flujos de información, la soberanía nacional (que necesitamos para poder realizar nuestro proyecto de justicia social) depende de nuestra capacidad colectiva de pensar las realidades mundiales con cabeza propia, y depende otra vez de nuestra capacidad de crear conocimiento. Lo dijo Fidel, como tantas otras cosas, en 1991: “La independencia no es una bandera, o un himno, o un escudo. La independencia no es cuestión de símbolos. La independencia depende del desarrollo, la independencia depende de la tecnología, depende de la ciencia en el mundo de hoy”.
- También el Socialismo, sistema en que seguimos confiando como forma superior y sostenible de justicia social y convivencia humana, también el Socialismo depende del desarrollo científico y técnico.
Son las fuerzas productivas técnicamente avanzadas las que hacen inviable que sea el mercado la forma principal de las relaciones entre las personas. Hacer ciencia, en Cuba, es también defender el Socialismo.
Cuba no puede aspirar a una inserción en la economía mundial a través de la exportación de recursos naturales porque no los tenemos. Tampoco somos un país de grandes dimensiones, con una demanda interna grande que funcione como atractor de desarrollo industrial. Nuestra inserción soberana en la economía mundial tendrá que ocurrir por los caminos de la ciencia, la tecnología y la innovación.
En la trayectoria histórica de la Nación Cubana la ciencia nunca fue un lujo: Fue un combatiente. Eso nos dijo José Martí desde el siglo XIX y para el siglo XXI: “La razón, si quiere guiar, tiene que entrar en la caballería”.
El Itolizumab es una molécula que se desarrolló en el Centro de Inmunología Molecular (CIM) para el tratamiento de linfomas y leucemias, y que se emplea en el tratamiento de la COVID-19. Foto: Cortesía del CIM/Granma.
Compañeros:
Las ideas que , a nombre de los fundadores del CIM aquí presentes, y los que ya no están, en este 30 aniversario, me atrevo a decirle a los jóvenes continuadores son estas:
- PODEMOS. La experiencia de estos años nos enseñó que podemos hacer cosas más grandes que las que nosotros mismos nos imaginamos. Nadie de nosotros hubiese imaginado en aquel año 1994, en el fondo del período especial, cuando apenas habíamos producido los primeros gramos de anticuerpos, en frascos de cultivo de algunos mililitros, y habíamos hecho ventas en el exterior por apenas $ 100 000 usd, que estaríamos hoy hablando de exportaciones acumuladas de más de 1000 millones, a decenas de países, de fábricas en varios países, de producciones de millones de bulbos, de más de 100 000 pacientes cubanos que han utilizado nuestros productos.
Esta idea pudiera generar satisfacción (y eso pudiera quizás sea justo), pero mejor es que nos estimule ha hacernos la pregunta : ¿Qué más podemos hacer que ni siquiera nos imaginamos hoy? Las metas que los jóvenes se planteen a si mismos tienen que ser altas, muy altas, colosales, y no le tengamos miedo a eso.
- Lograr grandes metas requiere CONSAGRACIÓN AL TRABAJO Y AL ESTUDIO. Consagración real, de muchas horas, muchos días. La consagración no ha sido nunca en el CIM una meta, ni una imposición administrativa: Ha sido una expresión de ETICA, derivada de la capacidad de asumir deberes, y del ejemplo de los dirigentes. Hay que hacer de nuestras tareas diarias, no un medio de vida, sino un sentido de la vida.
- Hay que hacer CIENCIA REAL, competitiva, con resultados de originalidad mundial. No hay sustituto para eso. No existe aquí la “media-ciencia”, ni la originalidad “en nuestras condiciones”. Necesitamos una industria innovadora y competitiva a escala mundial, a donde hay que llegar con resultados de nivel mundial. Es difícil, pero se puede hacer.
- Hacer buena ciencia es solamente LA MITAD DEL CAMINO. La otra mitad está en conectar la ciencia, con la producción, con el desarrollo del sistema de salud cubano, con las exportaciones, con la educación. Por eso, a pesar del origen científico-académico de muchos de nosotros, en el CIM no nos gusta mucho que nos llamen “un centro científico”. Somos una operación industrial de alta tecnología, basada en la ciencia. Eso es otra cosa. Conectar la ciencia con la economía significa ante todo, conectarla con la Empresa Estatal Socialista. Ella es la expresión concreta de la propiedad social sobre los medios de producción y de la distribución en función del trabajo. Es la que garantiza la justicia social.
- Y por último, para que después en la vida real lo pongamos de primero en la lista: SOMOS PARTE DE LA REVOLUCIÓN. Trabajamos para hacer emerger la maravilla de la creatividad científica y de la industria de alta tecnología, eso es cierto, y es bueno, pero trabajamos también para hacerlo desde Cuba, para defender el derecho de Cuba soberana a insertarse en el mundo y en la economía tecnológica del futuro; y trabajamos también para hacerlo desde el Socialismo.
En lo que atañe a los fundadores, en cuyo nombre estoy hablando aquí hoy , los que ya acumulamos algunos kilómetros recorridos en ese camino, con la mochila cargada de experiencias creadoras que refuerzan las certezas y validan los propósitos, y también cargada de errores que nos hacen reflexionar y seguir aprendiendo, la palabra de orden es “HAY QUE CONTINUAR”, trasmitir lo aprendido, apoyar la labor de los jóvenes, y pedirles con humildad un puesto junto a ellos en la trinchera.
Muchas gracias.
Tomado de Cubadebate
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