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Siempre estaremos donde más honra le dé a la Patria

«Nos veremos entonces después de la cuarentena». Había prometido el pasado 1ro. de julio el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al grupo de Valientes de la brigada Henry Reeve que regresaba a la Patria desde el Principado de Andorra, donde hace meses fueron a combatir, sin más coraza que su entereza y profesionalidad, una de las más graves pandemias que en los últimos tiempos ha azotado al mundo.

Este lunes la promesa fue cumplida. El Centro Internacional de Salud La Pradera volvió a convertirse en epicentro de amor, gratitud y respeto, y abrió sus puertas no solo a los colaboradores que culminaban allí el estricto protocolo de aislamiento, sino también a integrantes de las brigadas que estuvieron en Nicaragua y Antigua y Barbuda, y habían regresado a Cuba poco antes.

Hasta la insigne institución llegó el Jefe de Estado, cercano a las 7:30 de la mañana, para iniciar junto a ellos una semana de intenso trabajo, escucharlos y darles una vez más la «bienvenida a casa», ahora sin pantallas televisivas de por medio.

«Hoy nosotros tenemos el privilegio que quisieran tener millones de cubanos de estar con ustedes», les dijo, con la certeza de quien conoce bien cuán pendiente ha estado, en todo momento, nuestro pueblo de las innumerables historias que a diario viven en los más diversos confines del planeta para arrebatarle vidas a una enfermedad que no ha dado tregua a la humanidad en los últimos meses.

En nombre del General de Ejército Raúl Castro Ruz, de nuestro Partido, del Gobierno y del pueblo cubano, aseguró Díaz-Canel, transmito a ustedes el reconocimiento, la admiración, el respeto y el cariño que les tenemos por la magnífica labor que han realizado. Y porque ese esfuerzo hubiera sido imposible sin retaguardia en casa, el mandatario extendió el agradecimiento de todo un país a las familias de nuestros profesionales de la Salud, que son también un horcón imprescindible.

Lo que ustedes han hecho realmente ha sido meritorio, es una hazaña, subrayó. Estuvieron en escenarios muy complejos e indudablemente tienen historias de vida, aportes, experiencias… que sería muy interesante que pudieran compartir con nosotros, en un momento en que tratamos de perfeccionar lo que estamos haciendo en el país para contener la COVID-19.

A ellos les comentó entonces sobre el tránsito que ya ha iniciado la totalidad del territorio nacional por las dos primeras fases de la etapa de recuperación, y acerca de cómo Cuba se ha ido preparando durante estos cuatro meses para, a la par del enfrentamiento a la enfermedad, ir diseñando también una estrategia de perfeccionamiento económico y social para poder afrontar la crisis mundial que se avecina.

Destacó, además, el papel desempeñado en estos complejos días por el sistema de Salud cubano; el personal médico y de enfermería;  los científicos y, por supuesto, la cooperación y comprensión que ha existido en el pueblo, todo lo cual nos permitió ir pasando la enfermedad con mejores pronósticos de los que se vaticinaban. Eso es una muestra de que hemos ido aprendiendo –destacó– y de que han tenido efectividad nuestros protocolos.

Enriquecedoras experiencias cargan todos a cuesta y sobre ellas les pidió el Presidente cubano que hablaran. «Ustedes tienen la palabra, ustedes explican, ustedes nos enseñan lo que han hecho y nosotros los vamos a escuchar», porque para eso, ya les había dicho con anterioridad, es también este encuentro.

En presencia del primer ministro, Manuel Marrero Cruz; del viceprimer ministro Roberto Morales Ojeda; del canciller Bruno Rodríguez Parrilla; del titular de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, y de otros representantes del Partido y del Gobierno cubanos, comenzaron a fluir las historias, a través de las cuales no solo es posible admirar la entereza de nuestros profesionales, sino también su capacidad para trabajar en equipo, y estar a la altura de su Patria, que no ha dejado ni un instante de admirarlos.

Pocos minutos bastaron para conocer, por ejemplo, sobre el esmerado trabajo del doctor Edelsy Delgado Díaz, especialista de Primer Grado en Medicina General Integral y en Terapia Intensiva, quien, a la par de sus labores médicas en Andorra, se dio a la tarea de escribir cada una de sus experiencias sobre aquellos días, porque «en un futuro con ellas también se podrían perfeccionar los protocolos de atención en nuestras unidades de cuidados intensivos».

Las anécdotas conmueven. Mediante ellas late el corazón de un país y se vuelve certeza el heroísmo con que se han desempeñado nuestros profesionales. Durante el aportador debate se habló de entrega y empatía; de choques tecnológicos y protocolos; del exquisito trabajo realizado en equipo para no perder en ningún momento la percepción de riesgo; de la preparación de los profesionales que laboran en las unidades de cuidados intensivos; del empleo óptimo de procederes como la sedación; de la necesaria e impostergable informatización de procesos; y, sobre todo, de la valía del método clínico que tan en alto pone siempre la Medicina cubana.

Resulta inevitable enorgullecerse cuando se escucha evocar al doctor Michael Cabrera Laza, especialista en Medicina General Integral y máster en Urgencias Médicas, cómo al llegar a Nicaragua pudo apreciar con satisfacción que varios «muchachos» graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) están en la primera línea de combate a la covid-19. «Cuba está presente allí, y también en nosotros, como no ha dejado de estarlo Fidel en ningún momento», aseguró.

EL AGRADECIMIENTO Y ORGULLO DE UN PAÍS

Así de inmensos son nuestros profesionales, que van a otros países, como señaló el Presidente Díaz-Canel durante el encuentro, a ofrecer lo que casi nadie entrega en el mundo, que es amor, apoyo y solidaridad, sobre la base de convicciones y no de ningún interés. De ahí nace también el cariño que han sabido ganarse de cada persona salvada, de sus familias, dijo, que es un reconocimiento a ustedes y hacia nuestro país.

Y en medio de todo ello, el mandatario reconoció el aporte de nuestros colaboradores, su estirpe de lucha, la manera en que defendemos la Revolución y en que hacemos realidad ese concepto de continuidad que no es una simple consigna.

Les habló acerca de cómo el Gobierno estadounidense se ha empeñado en ensuciar la labor de las brigadas médicas cubanas, haciendo todo lo posible por desprestigiarlas, por desacreditarlas, usando los recursos más perversos, como la presión a países para que no reciban a brigadas cubanas, y tratan de poner en duda la capacidad de nuestro personal de la Salud.

La respuesta de ustedes –les confió– ha desbaratado totalmente y ha aplastado toda esa perversidad, toda esa maldad y toda esa intención imperial por tratar de desacreditar la obra de la Revolución y la fuerza de nuestro sistema de Salud. La manera en que ustedes van a apoyar al mundo,  a brindar solidaridad, con un compromiso personal, colectivo, de patriotismo, es inexplicable para ellos, porque no es un sentimiento que han podido desarrollar como imperio, les manifestó.

Por todas esas razones –enfatizó– llegue a ustedes la admiración y el respeto que sentimos por lo que han hecho y por todo lo que han contribuido en el mundo, también por fortalecer nuestras convicciones y defender a nuestro sistema de Salud.

«Una vez más bienvenidos a casa, a la Patria», van a vivir en estos días muchas muestras de cariño, les aseguró, y verán ahora cuando lleguen a cada uno de los municipios lo que les va a pasar… «Aguanten el corazón que lo van a sentir muy apretado», les dijo como preludio de la avalancha de amor que de seguro les colmará en los barrios.

Y con el corazón apretado por la emoción, cada uno de los presentes recibió luego, en nombre de nuestro pueblo y como símbolo de agradecimiento, una bata sanitaria con la Marca País, esas cuatro letras que nos llenan siempre de orgullo en cualquier rincón del mundo.

De fondo, se escuchaba al dúo Buena Fe cantar, trepidante, una canción que se ha vuelto por estos días himno de amor, de luchas y esperanzas… como en un susurro, algunos colaboradores comenzaron a tararear a ratos y lo vivido no dejó espacios a las dudas, «somos la misma humanidad, todos frente a un mismo acertijo».

Quizás por eso, desde la cálida Antigua y Barbuda, el licenciado en Enfermería Aldo Moreira López, especialista de Terapia Intensiva y máster en Urgencias Médicas, supo siempre que «no estaba en el lugar equivocado: estoy donde tenía que estar», plenamente convencido de que es «el pueblo cubano el principal protagonista de esta hazaña».

Sus palabras quedaron entonces como talismán de vida en los presentes, porque «siempre estaremos donde más honra le dé a la Patria», porque yo creo que «los hijos deben estar siempre donde la madre los necesite».

Fuente: Granma

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