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Arqueología en busca de San Matías de Río Blanco

Existen diferentes hipótesis de lo que podría haber ocurrido con el poblado.

Un equipo multidisciplinario de investigadores en arqueología, inició una expedición desde el Sistema Defensivo San Dionisio, en busca de la localización del sitio fundacional del desaparecido poblado San Matías de Río Blanco.

Segun trascendió, durante la jornada de prospecciones recorrieron a pie poco más de 20 kilómetros, y localizaron evidencias que indican dónde pudo estar emplazado el pueblo. Llegaron también hasta San Matías de los Almacenes para comprobar el estado actual del cementerio y contrastar en el terreno informaciones tomadas de fuentes históricas.

Los investigadores identificaron dos posibles sitios arqueológicos aborígenes y un yacimiento de roca silícea, material utilizado por los pobladores primigenios para confeccionar herramientas, según declaraciones de Jorge Garcell Domínguez, máster en Arqueología, al frente de la expedición.

La ubicación fundacional de San Matías de Río Blanco, agregó, forma parte de una propuesta de Parque Arqueológico, que de concretarse abarcará sitios desde Boca de Jaruco hasta la Ciudad Condal.

Cuenta la historia que a mediados del siglo XIX, San Matías de Río Blanco o de los Almacenes, era un próspero sitio de la geografía habanera, dedicado al resguardo y transportación por cabotaje del azúcar y el café, producido en los ingenios y cafetales de los alrededores.

Decenas de chalupas cargadas de fardos y barriles, navegaban diariamente hasta los embarcaderos de la desembocadura del río San Juan, donde los braseros trasegaban las mercancías hasta goletas de vela. De allí partían viento en popa hacia el puerto de San Cristóbal de La Habana.

Desde el poblado de San Matías hasta la pequeña rada de Boca de Jaruco, en el litoral norte, median unos tres kilómetros a través de la vía fluvial, pero en la actualidad el ramaje entrecruzado de las uvas caletas y el mangle impide la navegación.

Lo que sucedió con la desaparición de este lugar en 1896 se considera un. Los registros indican que bien entrado el siglo XIX contaba con cinco almacenes, una hostería, tres panaderías, unas 60 casas de mampostería, cerca de 100 de tabla y tejas españolas, un cementerio con ornamentos de mármol de Carrara y servicio telegráfico.

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