Por Boris E. González Abreut
Departamento de Comunicación Citma
A pesar de los siglos de existencia de la humanidad y la cultura cívica alcanzada, todavía el mundo tiene batallas por liberar. Una de ellas consiste en lograr la igualdad de género.
De acuerdo a las acepciones de varios diccionarios consultados, se entiende por igualdad condición o circunstancia de tener una misma naturaleza, cantidad, calidad, valor o forma, o de compartir alguna cualidad o característica.
Así como tener las mismas oportunidades, salario, proporción o correspondencia entre las partes que, uniformemente, componen un todo.
La Federación de Mujeres Cubana (FMC) encarnó los sentimientos y la actitud de erradicar la discriminación de las féminas en el país, desde su fundación el 23 de agosto de 1960.
El trabajo remunerado constituyó una de las primeras tareas de la organización, junto a los debates en las comunidades para promover un cambio de mentalidad en las personas.
Sin dudas, a partir del triunfo revolucionario del 1° de enero de 1959, el gobierno cubano trazó una Estrategia Nacional de Desarrollo capaz de crear las bases económicas, políticas, ideológicas, jurídicas, educacionales, culturales y sociales en función del proceso.
No podemos olvidar la génesis de esta lucha, que se halla en los inicios de la guerra independentista de 1868, cuando Ana Betancourt alzó la voz en la Asamblea de Guáimaro a favor de la emancipación de la mujer y, a su vez, muchas patriotas abandonaron la comodidad del hogar y se internaron en la manigua para apoyar la causa.
Seguidor de tales principios, el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, defendió el proyecto de justicia social en aras de abolir las diferencias y opresiones por razones de clase, género y raza.
Vilma Espín, luchadora de la clandestinidad y la Sierra Maestra, fue artífice de la creación de la FMC. Su constante bregar, como presidenta de la organización, favoreció el empoderamiento de la mujer en la sociedad cubana, en la actualidad, presente en la mayoría de las labores.
Aunque las féminas en la Isla tengan un rol preponderante dentro del personal de salud y en la fuerza de mayor calificación técnica profesional y ocupe cargos en la dirección del país y en las investigaciones científicas, aún persisten criterios sobre el mal llamado sexo débil que la alejan de determinadas tareas.
Sin embargo, un gran número de mujeres, que cumplen con la jornada de trabajo, al llegar a sus hogares deben asumir la responsabilidad de los quehaceres.
En 60 años de fundada, la Federación de Mujeres Cubanas ha materializado diversos sueños, pero la batalla por la igualdad de género necesita de la participación de todos: de hombres y mujeres.
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