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Bojeo a Cuba corrobora amenaza a los arrecifes de coral

El equipo recogió evidencias de cómo los impactos del cambio climático están afectando a los ecosistemas y a las comunidades costeras.

Las altas temperaturas, como resultado del cambio climático, constituyen hoy una de las grandes amenazas de los arrecifes de coral, ecosistemas que se caracterizan por una gran madurez y especialización de sus organismos, con una función ecológica determinada.

Tal verdad la corroboró el equipo de investigadores que participa en la expedición científica Bojeo a Cuba, luego de circunnavegar las costas sur y norte de la región centro-oriental de la Isla y que durante el miércoles y este jueves labora en la zona norte de Jardines del Rey, a bordo de la embarcación Oceans for Youth.

«Durante el Bojeo a Cuba ya hemos monitoreado en Pilón (provincia Granma), Santiago de Cuba (provincia del mismo nombre) y Baracoa (provincia Guantánamo), y en Vita (Holguín). Ha sido impactante el efecto de las altas temperaturas», comentó la doctora en Ciencias Patricia González Díaz, presidenta del Consejo Científico del Centro de Investigaciones Marinas.

«Enseguida comenzamos a ver los manchones blancos iridiscentes. Luego, cuando comenzamos a descender, la imagen se va haciendo más nítida y, a la par de un fuerte lamento interior, vamos identificando colonias de diferentes especies que han quedado en el blanco total.

«En algunos casos son especies oportunistas del arrecife (Porites astreoides o el coral poroso macizo), pero no por ello menos importantes. Además, hemos encontrado muy afectadas las del género Millepora (corales de fuego), corales del género Agaricia y el coral cerebro Pseudodiploria strigosa. Este último se considera una especie ingeniera, por lo que es preocupante el hecho de que la encontremos tan afectada. En el caso de los corales de fuego, la especie Millepora complanata sirve de refugio y hábitat a erizos y estrellas frágiles», asegura González Díaz.

Entre las más resistentes, en buen estado de salud, se encuentran La Orbicella faveolata y O. annularis, en algunos casos, incluso, de más de uno y dos metros de altura. «Ello es una señal esperanzadora», refiere la investigadora.

De igual manera, el equipo de científicos a bordo del Oceans for Youth recogió evidencias de cómo los impactos del cambio climático están afectando a los ecosistemas y a las comunidades costeras, así como la efectividad del sistema de áreas marinas protegidas que cubre el 25 % de toda la plataforma marina de Cuba.

Bojeo a Cuba ha permitido, además, la observación del estado actual de los ecosistemas marinos y las poblaciones de grandes depredadores (tiburones), así como el monitoreo de las actividades humanas, la megafauna, la contaminación, el clima y los fenómenos naturales —como el sargazo— y las aves, ya que se trabaja con dos equipos de investigadores: uno por tierra, en los litorales y otro por mar, con el empleo de modernas tecnologías como drones y cámaras subacuáticas.

Tomado de Granma

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