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Científico cubano vicepresidente de Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático

Pichs es actualmente director general del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, adscrito al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

El Doctor en Ciencias Económicas Ramón Pichs Madruga fue electo como vicepresidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), durante su 59 período de sesiones en Nairobi, Kenia.

La noticia sobre la elección de Pichs Madruga ha tenido una gran repercusión.  “El nombramiento del Dr C. Ramón Pichs Madruga, como uno de los tres vicepresidentes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, enorgullece y confirma el prestigio de #Cuba, en defensa del multilateralismo y un mundo mejor posible”, escribió en su cuenta en Twitter el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

La ministra del Citma, Elba Rosa Pérez Montoya, consideró en esa red social   el hecho como un “alto reconocimiento para #Cuba y la Ciencia elección del director del @CIEM_Cuba Dr Ramón Pichs Madruga para integrar el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y envió su felicitación “por este excelente resultado y aportes al desarrollo económico, social y ambiental”.

Por su parte, Fidel Santana Núñez, viceministro primero del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), afirmó también en Twitter que la decisión del nombramiento de Pichs Madruga   constituye un merecido reconocimiento a este científico cubano.

Pichs es actualmente director general del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, adscrito al Citma, licenciado en Economía del Comercio Exterior, uno de los titulares de la Academia de Ciencias de Cuba, en la rama de las Ciencias Sociales y Humanísticas, investigador y profesor titular.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, creado en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, tiene como objetivo reconocer el problema de una potencial transformación mundial climática y ofrecer asesoramiento científico, técnico y socioeconómico a la comunidad mundial.

Presidido a partir de ahora por el británico Jim Skea, electro entre varios candidatos, el IPCC empezará a trabajar en su séptimo Informe de Evaluación sobre la crisis climática, que debe concluirse en cinco-siete años.

Para entonces, será el momento de evaluar hasta qué punto se han implementado (y han funcionado) las acciones necesarias a corto plazo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

El IPCC afirma de modo inequívoco que los gases de efecto invernadero, producidos principalmente por el uso de combustibles fósiles, están causando niveles sin precedentes de calentamiento global, y que el último decenio fue el más cálido de los 125.000 años previos.

El IPCC no lleva a cabo una labor de investigación propia. Señala los casos en los que existe un acuerdo en la comunidad científica, los casos en los que hay diferencias de opinión y los casos en los que se
necesita más investigación. Al tratarse de una alianza de científicos y responsables de políticas, su labor pone al servicio de estos últimos una fuente de información fidedigna.

Las evaluaciones del IPCC se preparan con arreglo a procedimientos que garantizan la integridad en función de los principios generales de objetividad, apertura y transparencia por los que se rige el Grupo. Los informes del IPCC son pertinentes para las políticas, pero no tienen carácter preceptivo al respecto.

Desde el segundo ciclo, que terminó en 1995, el IPCC publica también un informe de síntesis final en el que resume todo lo que ha hecho durante ese ciclo. Según el grupo, el objetivo del informe de síntesis es integrar los contenidos de todos los informes de evaluación y los informes especiales publicados durante el ciclo. Además, estos documentos deben estar escritos en un estilo no técnico adaptado a quienes después deberán formular las políticas adecuadas para hacer frente al cambio climático.

Cuba firmó la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en 1992 y la ratificó en el 1994, de acuerdo con el Instituto de Meteorología.

Las investigaciones específicas sobre el cambio climático en Cuba, sus impactos y las medidas de adaptación y mitigación comenzaron en 1991, cuando se realizó la primera evaluación sobre las consecuencias de este fenómeno en sectores priorizados de la economía nacional, con innumerables resultados científicos.

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