Este 30 de noviembre se inaugura la COP 28, porque el enfrentamiento al cambio climático no puede esperar.
Con resultados, compromiso y disposición para contribuir a que esta cumbre global signifique un cambio en la manera de afrontar los desafíos acude Cuba a la Conferencia de las Partes de la Convención sobre Cambio Climático COP 28, declaró Ulises Fernández Gómez, director de Relaciones Internacionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).
Cuba, tiene una robusta política pública y planes gubernamentales para enfrentar el cambio climático, puntualizó Fernández, quien sostuvo que “la Tarea Vida, es un ejemplo de una buena relación entre la ciencia y la política que ha fructificado en un sistema que permite involucrar a toda la sociedad en todo el desafío que implica hacer frente al cambio climático”.
“¿Cómo vamos a enfrentar un cambio de clima? ¿Cómo vamos a vivir? ¿Cómo vamos a alimentarnos? ¿Cómo vamos a transportarnos? ¿Cómo vamos a alojarnos? ¿Cómo vamos a desarrollar nuestros hábitos alimentarios? ¿Cómo se van a comportar los desafíos para la salud?”, son preguntas que “implican un desafío que es transversal a todos los sectores de la sociedad”, señaló .
A su juicio, el ejemplo de Cuba es muy válido por la integralidad, del esfuerzo y porque involucra a toda la sociedad, a todos los sectores, lo que constituiría el principal mensaje que Cuba puede trasladar.
El otro, consideró el director de Relaciones Internacionales, es que, en base a las capacidades con que cuenta el país: científicas, institucionales, organizativas y tecnológicas, Cuba ha podido tener acceso a determinadas fuentes de financiamiento en medio de una arquitectura financiera internacional, injusta, desbalanceada, a algunos fondos, fundamentalmente del mecanismo de Naciones Unidas, en los que se han obtenido resultados muy importantes.
“Cuba ha accedido de manera muy práctica y concreta a recursos y financiamiento del Fondo Verde del Clima, del Fondo para el Medio Ambiente Mundial y otras fuentes y donantes que han permitido unir las prioridades del país con las oportunidades financieras y convertirlas en resultados concretos de la ciencia y de la adaptación a nivel de la comunidad, de los sectores y los ecosistemas”, destacó Fernández Gómez.
A su vez, consideró que lo más importante que trae Cuba a la COP 28 es el compromiso de aportar desde su condición de presidente del G 77 y China a los debates de este esfuerzo global que tienen los países del sur para revertir el actual sistema de desbalance que existe en cuanto a las expectativas desde el sur global en relación con los efectos del cambio climático.
El sur global tiene sobre sí la carga de la deuda, de un sistema económico internacional injusto, de unas metas de desarrollo sostenible que todavía no han sido alcanzadas, del impacto de la covid y la crisis económica global y en ese escenario, dijo.
Exigirle al Tercer Mundo que haga más por cumplir sus ambiciones climáticas en un escenario en que el norte global está cada vez más retrocediendo en cuanto a la capacidad de comprometerse financieramente con eso, es un desafío político importante, destacó.
Al respecto, opinó que lograr que esas dos corrientes -bien enfrentadas-, encuentren un punto común, que signifique un avance porque la gente lo que está esperando es un avance en términos prácticos.
Dos preguntas, -que se hizo en la cumbre y para qué sirvio-, “resumen todo el quehacer y toda la labor que se concita acá y es lo que tiene que producir algún resultado, resultado que transforme la vida, no solo que cree expectativa, sino que transforme y mejore la vida de las personas”, sentenció.