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Cuando todo cambia

Tristán Gorrín Vazquez, de 15 años y Leucier Chávez, de 8, viven en Playa Cajío, en el litoral sur de Artemisa, muy próximo a la zona por donde el huracán Rafael tocó suelo cubano la tarde del 6 de noviembre de 2024. A su edad cada uno ha sido testigo de las bondades, pero también de los peligros del mar.

Tristán Gorrín Vazquez, de 15 años y Leucier Chávez, de 8, viven en Playa Cajío, en el litoral sur de Artemisa

Los huracanes Ian, que afectó el occidente de Cuba en septiembre de 2022 y ahora Rafael, han sido inolvidables para toda esta comunidad pesquera, aseguran. La fuerza de los vientos huracanados impulsó las olas tierra adentro y arrasó a su paso lo que encontró. La frecuencia de eventos hidrometeorológicos y sus impactos hacen a esta comunidad, de alrededor de 3.500 habitantes (entre ellos 130 niñas y niños de 0 y 15 años de edad), una zona vulnerable al cambio climático.

Tristán y Leucier se evacuaron en las viviendas de otros familiares en comunidades aledañas.  Pero “allí también se sintió fuerte el viento”, recuerdan. Cuando supieron de la posible trayectoria del huracán Rafael por las cercanías de Cajío, los pobladores se organizaron para trasladarse a lugares más seguros y proteger sus pertenencias. Gracias a ello no hubo que lamentar pérdidas de vidas. Luego, una brigada de vecinos permaneció al cuidado de los bienes personales y comunitarios hasta que fue posible el retorno de los lugareños. 

Tristán sintió alivio al ver en pie su casa y comprobar que los daños ocasionados esta vez se podían solucionar de manera sencilla. “Solo una pared tuvo más afectaciones. Otras viviendas han perdido puertas y ventanas, cercas y techos. En estos casos, lo más importante es conservar la vida”, dice. Los primeros días fueron difíciles para todos, sin servicios de electricidad ni de agua. Vendrían largas jornadas de recuperación.

“He ayudado a mi abuela a limpiar la casa, sacar fango y apoyar a la comunidad en lo que sea necesario,” asegura Tristán quien cursa la enseñanza media en la cabecera del municipio Güira de Melena. Tiene que recorrer unos 14 kilómetros para llegar a su escuela. Como otros adolescentes de esta zona solo pudo regresar a clases casi un mes después del embate del huracán.

Leucier vive con su papá y juntos han quitado, poco a poco, las huellas del viento y el mar enfurecidos. Recoger escombros, plantas caídas, reacomodar pertenencias, han sido algunas de las tareas en las que ha colaborado. Pero también tuvo tiempo para jugar con otros niños y niñas de la comunidad mientras se buscaban alternativas para el retorno a las clases.

La escuela primaria “Julio Sanguily”, la única que tiene Cajío, sufrió daños en su infraestructura. Su ubicación a unos metros de la costa la hace un sitio muy vulnerable ante el paso de los ciclones. 

La escuela primaria Julio Sanguily, la única que tiene Cajío, sufrió daños en su infraestructura.

Su ubicación a unos metros de la costa la hace un sitio muy vulnerable ante el paso de los ciclones.

La ubicación de la escuela primaria, a unos metros de la costa, la hace un sitio muy vulnerable ante el paso de los ciclones.

En 2022 el huracán Ian (categoría 4), afectó esta institución educativa. Entonces Leucier comenzaba el 1er grado y recuerda que empezó a leer y escribir en locales alternativos que se habilitaron como espacios de aprendizaje hasta que se culminó la reparación. “En la casa de la maestra había un aula, otra en un centro comercial”, recuerda.

Nuevamente los estudiantes de esta escuela primaria han retomado las clases gracias a la solidaridad de los vecinos y el compromiso de sus maestras, que han dispuesto espacios en sus viviendas para mantener la docencia. A tres meses del impacto del huracán Rafael continúan en esta modalidad. Es probable que la sede de la escuela se traslade a otro sitio.

Los derechos de las infancias, prioridad de la respuesta de UNICEF

En un escenario improvisado frente a un mar, ahora en calma, la cantautora Enid Rosales junto a su grupo repetía el estribillo de uno de sus temas infantiles más populares: “Todo cambia, todo se transforma, nada permanece igual…”.  Es el 20 de noviembre y UNICEF Cuba decidió conmemorar el 35 aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, llevando un poco de esperanza y alegría a los habitantes de Playa Cajío. 

Artistas, psicólogos, instructores de arte y autoridades de Educación y del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, acompañaron a UNICEF a Playa Cajío, el 20 de noviembre.

Artistas, psicólogos, instructores de arte y autoridades de Educación y del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, acompañaron a UNICEF a Playa Cajío, el 20 de noviembre.

Enid Rosales fue una de las artistas que acompañó a UNICEF a Playa Cajío, el 20 de noviembre de 2024.

La fecha encontró al equipo de UNICEF en plena vorágine para contribuir con las autoridades nacionales y locales en la atención a comunidades damnificadas, primero por el huracán Oscar que impactó el 20 de octubre a la provincia de Guantánamo; luego, el huracán Rafael en el occidente y se sumaron los sismos (de 6,7 y 6,0 en la escala de Richter) perceptibles en Granma y otros territorios del oriente cubano, el 10 de noviembre.

UNICEF tiene el compromiso de asegurar los derechos y el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes. En contextos de emergencias se centra en apoyar servicios esenciales como el acceso al agua segura. Para ello se adquirieron seis generadores eléctricos que permitieron  restablecer inmediatamente el servicio de agua potable a las comunidades afectadas en la provincia de Artemisa. Uno de ellos benefició a los pobladores de Playa Cajío, cuando aún no contaban con electricidad. Además, la provincia de Artemisa recibió 13 clorificadores para instalar en estaciones de bombeo de agua.

El sector de Educación también fue apoyado con 3750 m² de mantas impermeabilizantes, destinadas a la reparación de los techos de la escuela pedagógica “Rafael Martínez Villena”, en Alquízar, donde estudian 490 futuros docentes, procedentes de los 11 municipios de Artemisa.

Esta respuesta inmediata fue posible gracias al Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia de las Naciones Unidas (CERF, por sus siglas en inglés), que proporcionó financiamiento rápido para la compra de bienes de primera necesidad, con prioridad para las infancias y adolescencias. 

Para conocer el Plan de Acción de Naciones Unidas en respuesta a huracanes Oscar, Rafael y Sismos— que busca $78,3 millones de dólares para apoyar a cerca de 930.000 personas en sus necesidades más urgentes y de recuperación— pueden visitar este enlace

Tomado de Unicef

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