Holguín fue la provincia que acogió el I Taller Nacional de Identificación de Aves para Líderes Locales de Observación en Cuba, un encuentro que comenzó el 4 de diciembre y se extendió hasta el día 9, del que formaron parte aficionados, fotógrafos, trabajadores de áreas protegidas e investigadores de 11 provincias, coincidiendo precisamente con la temporada de migración otoñal en el país.
De acuerdo con las declaraciones de Nils Navarro Pacheco, coordinador general del taller y principal artífice en la actualización anual de las listas anotadas de las aves cubanas, “el taller tuvo como objetivo fundamental conectar a la comunidad de observadores y preparar a sus líderes en cuanto a habilidades en la identificación, uso de la plataforma eBird y las maneras de obtener financiamiento para empoderar a las grupos locales en realizar proyectos propios”, estimó.
Así fue como los cinco días en Villa Cristal devino en espacio idóneo para confraternizar entre colegas que aman y admiran la naturaleza. Pero fue mucho más: allí se trabajó de manera intensa en varias sesiones, se presentaron proyectos y acciones de impacto, registros notables de los participantes en sus áreas de residencia, y se propiciaron salidas al campo donde se avistó un gran número de plumíferos, sobre todo Bijiritas, Cabreros, Pájaros carpinteros y cartacubas; todo en un ambiente natural de gran belleza con las bondades que ofrece el Mirador de Mayabe en la cercanía.
LOS BIRDERS Y SU IMPORTANCIA PARA LA PROTECCIÓN DE LAS ESPECIES Y LA NATURALEZA
“La mayoría de los que estamos aquí –afirmó Navarro Pacheco durante la primera jornada de actividades–, no somos ornitólogos de profesión, sino apasionados por las observación de aves. Dicha acción es vital para la ciencia ciudadana, apoyando sobremanera a la promoción del conocimiento de la avifauna cubana de un modo meritorio.
“Tal es así, que hace unos años teníamos 362 especies reportadas para nuestro país y al día de hoy, mediante el uso de la plataforma universal de eBird la cifra rebasa las 400”, alegó el especialista.
En tal sentido, los participantes expresaron sus inquietudes sobre los modos de usar la mencionada plataforma internacional desde la aplicación homónima para celulares o desde el sitio web ebird.org
Como invitado especial del taller estuvo el profesor de la Universidad de La Habana, Freddy Cámara García, quien incursionó en el tema junto a otros autores con una tesis que aborda a las aves desde la óptica del turismo ecológico. El profesional analizó en su conferencia la historia de este hobby, el cual tuvo en sus inicios objetivos bien distintos a como está concebido en la actualidad.
“Lo que diferencia a un amante de la naturaleza de un observador de aves es la identificación. Quienes gustan cada día de alimentar a los gorriones o cualquier otra criatura desde sus hogares, están ubicados en el primer grupo. En cambio, aquellos que llevan los registros de nombres, fechas y lugares de manera formal en una libreta o en sus celulares, esos sí son observadores potenciales”, aseveró.
Demostrado quedó allí que esos datos, por muy simples que parezcan, ayudan a la conservación de las aves, vinculadas de manera indiscutible no solo a los ecosistemas como dispersoras de semillas, polinizadoras, controladoras de vectores, sino que poseen a la par una elevada estima para la cultura e identidad de las naciones.
El caso de Cuba es notorio, según Cámara García, ya que la observación como hobby siempre ha sido una actividad relacionada a los visitantes foráneos, no a los cubanos naturales. De acuerdo con el análisis de Cámara, entre un 20 y un 40 por ciento de los turistas internacionales llegan interesados por la apreciación de alguna de las formas de la fauna silvestre.
De ese modo, en la Mayor de las Antillas han sido detectados los llamados hotspot o puntos calientes, donde se pueden hallar un número mayor de especies para que el turismo tenga acceso rápido a ellas.
Sin embargo, en la actualidad prevalecen muchas “zonas de silencio”, o sea, aquellas donde han sido pobres los registros, pero donde pueden encontrarse igualmente aves valiosas. Ahí radica la importancia de los observadores locales en cada territorio, según trascendió en el taller.
Unido a este tópico, sobresalió la conferencia impartida por Navarro Pacheco en torno a la fotografía de aves para su uso con fines de documentación científica. Asimismo, el especialista ofreció una introducción al empleo de la Lista Anotada de las Aves de Cuba (Checklist), y los tips para la correcta identificación de cada familia y género; Anseriformes, Apodiformes, Charadriformes, Passeriformes, etc., que saldrán próximamente compilados en un volumen del citado autor.
Entre los participantes que hicieron sus presentaciones durante la segunda jornada estuvo la MSc. Yusneyda Alarcón Jorge, del Club de Observadores de Las Tunas, especialista que atiende el Refugio de Fauna Monte Cabaniguán. Formidable resultó a los demás talleristas la labor que realiza esta mujer en dicha zona junto a otro cofrade suyo, Manuel López Salcedo, para la salvaguardia del endémico Carpintero churroso (Colaptes fernandinae) o el Periquito (Psittacara euops).
En tanto, desde Artemisa, descolló la labor de Muhammad Halim Machado y sus coterráneos en pro de la educación ambiental en escuelas primarias rurales y en exposiciones fotográficas, auspiciadas por la Fundación Ariguanabo, que coordina proyectos culturales y de cuidado del medioambiente en la occidental provincia.
UN TALLER EXITOSO CON EL ESFUERZO DE TODOS
El coordinador, tanto al inicio como al término de la cita, agradeció públicamente a los participantes, aun en medio de las dificultades y la crisis por la que atraviesa Cuba para trasladarse desde lugares apartados en la geografía nacional.
“Nada de esto hubiera sido posible –expresó también– sin la colaboración de muchos colegas, entre los que se encuentra el gran amigo Yaroddys Rodríguez, que tanto él y como yo agradecemos a Betty Petersen Conservation Fund, de BirdsCaribbean; a Lisa Sorenson por su apoyo y confianza; al Área Protegida de Recursos Manejados (APRM) Este del Archipiélago Los Colorados, además de Joni Ellis de Optic’s for the Tropics por la donación de binoculares para dotar de esta importante herramienta a los miembros más activos de cada club”, declaró.
De igual manera, intervinieron en la logística del evento muchas otras personas, instituciones y factores, a los cuales Navarro Pacheco reconoció públicamente en la red social de Facebook.
Con la conclusión del I Taller Nacional de Identificación de Aves, los organizadores aprovecharon la oportunidad para lanzar el Gran Año/Big Year Cuba 2024, que, con el antecedente de 2022, se convirtió en mucho más que una simple competencia amistosa entre observadores.
El objetivo, además de acopiar los registros en cada región del país, es generar una simbiosis entre los entusiastas de las aves en libertad que redunde en beneficios para diseñar óptimas estrategias de conservación para esas hermosas criaturas que vuelan en nuestro archipiélago.
Tomado de 5 de septiembre
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