4 de marzo de 2022
Sra. Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA,
Distinguidas delegadas y delegados,
Celebramos los 50 años de creado el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Han sido muchos los aportes de este Programa a lo largo del tiempo, sobre todo en materia científica y la búsqueda permanente de evidencias sobre el estado del medio ambiente mundial. Su secretaría ha estado comprometida defendiendo las más diversas maneras y enfoques existentes para resolver los problemas ambientales.
Sin embargo, hoy no podemos decir que los problemas estén resueltos, porque las condiciones y causas estructurales que los generan no han cambiado, tampoco se han adoptado las transformaciones políticas necesarias. Como planteara el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, en la Cumbre de Río 92, “…las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente… han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, … han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas…”.
Hoy aclamamos con urgencia el fin de la contaminación causada por los plásticos, pero esto no puede hacernos olvidar todo lo que ya está acordado y sigue sin cumplirse en la mayoría de los compromisos medioambientales. Ejemplo de ello es el Acuerdo de París, por el que todavía no se logra que el incremento de la temperatura media del planeta se limite a 1.5 grados centígrados, como única posibilidad para que muchos estados insulares no desaparezcan.
Entre el 60 y el 70 % de los ecosistemas del mundo se están degradando más rápido de lo que pueden recuperarse, porque más de la mitad del PIB mundial continúa generándose por industrias que dependen de recursos naturales no renovables.
Las presiones de la acción humana sobre la naturaleza continúan presentes, ahora agravadas por la pandemia de la Covid-19 y la recesión económica. Según el Banco Mundial, la pobreza extrema ha aumentado un 1% en el 2021, después de un proceso de desaceleración de su tasa de disminución iniciada desde el 2015. En este escenario, será muy difícil cumplir con las metas de los ODS. Poner fin a la pobreza para el 2030 según se expresa en el ODS 1 sería inalcanzable y debemos ser conscientes de que mientras haya pobreza no tendremos un medio ambiente sano y salvo.
Muchos países, donde habita más del 60 % de la población mundial, mantienen como problemas pendientes y críticos la seguridad alimentaria, el acceso a agua potable, a servicios de salud y educación.
Es claro que la aplicación de políticas para abordar esos problemas desde la perspectiva del desarrollo sostenible impactaría positivamente sobre el medio ambiente; pero se requieren recursos, tanto humanos como financieros, así como el acceso a tecnologías, sin discriminación ni criterios de selectividad de ningún tipo, que permita a los más pobres y vulnerables mejorar las condiciones de vida de sus pueblos y revertir los daños ambientales.
Por esto, sin colaboración y alianzas, sin paz y respeto entre los países, no lograremos cambiar el futuro. El PNUMA debe continuar siendo la plataforma multilateral mejor equipada de evidencias científicas y propuestas de soluciones a los problemas existentes, aprovechando más las ciencias sociales para proyectar las posibilidades reales de un cambio, en especial por parte del sector privado cuyos intereses económicos son determinantes en la acción del hombre sobre los ecosistemas.
Delegadas y delegados,
A los desafíos propios que implica lograr un medio ambiente sano y sostenible, Cuba suma las nefastas consecuencias del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos, y recrudecido de manera oportunista y deliberada en tiempos de pandemia con el objetivo de rendir por hambre y enfermedades a nuestro pueblo. En este sentido, agradecemos al PNUMA por sus reiteradas denuncias a la aplicación de esta política que obstaculiza la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas que Cuba y Estados Unidos comparten, limita la cooperación ambiental en la región y afecta la ejecución de proyectos, la transferencia de fondos al país y el uso de nuevas tecnologías.
Ante los enormes retos que tenemos, Cuba reitera su voluntad en la implementación de sus compromisos multilaterales en materia de medio ambiente, a través de políticas que armonicen coherentemente las demandas del crecimiento económico con la sostenibilidad ambiental. Si no se cumple con esta premisa el desarrollo no es real.
Continuaremos participando activamente y colaborando con el PNUMA y todos sus Estados Miembros en aras de lograr dignidad e igualdad en un planeta sano, para las presentes y futuras generaciones.
Muchas gracias.
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