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Emergencia climática: 2024 amenaza con batir nuevo récord de calor

Los datos son claros y el consenso científico es abrumador: el cambio climático es real y está acelerándose a un ritmo alarmante.

El verano de 2024 ha alcanzado un hito histórico inquietante. Según los últimos datos proporcionados por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), el verano de este año no solo ha sido el más cálido jamás registrado, sino que ha batido récords alarmantes de temperatura a nivel global y regional.

Estos datos, recopilados a través de millones de mediciones desde satélites, aviones y estaciones terrestres, provienen de un análisis detallado que cubre décadas de observaciones climáticas. Las consecuencias de este fenómeno se están haciendo sentir en todos los rincones del planeta.

Verano de 2024: ¿Por qué es el más caluroso en la historia moderna?

Los registros del C3S revelan que el verano de 2024, correspondiente al periodo junio-agosto, ha superado en 0,69°C la media climática del período de referencia 1991-2020. Este aumento sitúa al verano de 2024 como el más cálido jamás documentado, superando incluso al récord anterior establecido en 2023.

Particularmente en agosto, las temperaturas globales alcanzaron un promedio de 16,82°C, lo que representa 0,71°C por encima de la media de agosto de 1991-2020 y 1,51°C más que en la época preindustrial.

Este dato, además de ser preocupante, marca un hito crucial: es el decimotercer mes en un período de catorce meses consecutivos en los que la temperatura global ha excedido el umbral crítico de 1,5°C por encima de los niveles preindustriales.

Este umbral es considerado por los científicos como un punto de inflexión a partir del cual las consecuencias del cambio climático podrían ser más intensas e imprevisibles.

Un océano en ebullición

Los océanos no han quedado exentos de este aumento de temperaturas. La temperatura media de la superficie del mar (SST, por sus siglas en inglés) para agosto de 2024 fue de 20,91°C, la segunda más alta jamás registrada para este mes.

Aunque hubo indicios de una posible transición a condiciones de La Niña en algunas partes del Pacífico ecuatorial, las temperaturas del océano en otras zonas continuaron siendo anormalmente elevadas.

Los mares cercanos a Europa, como el Mediterráneo, alcanzaron temperaturas récord, lo que desencadenó olas de calor marinas y alteraciones en los ecosistemas.

Este aumento de la temperatura del océano no es un fenómeno aislado; su interacción con la atmósfera amplifica los efectos del calentamiento global. Un océano más cálido significa más evaporación, lo que, a su vez, aumenta la humedad en la atmósfera y provoca tormentas más intensas y persistentes.

Las olas de calor y las sequías también se ven exacerbadas, especialmente en regiones costeras que dependen del clima marino para regular las temperaturas.

Europa y otros puntos críticos: un continente en llamas

Europa ha sido una de las regiones más afectadas por las temperaturas extremas este verano, como ya adelantamos en un artículo anterior. Según Copernicus, la temperatura media de la tierra europea para agosto de 2024 fue 1,57°C superior a la media de 1991-2020, convirtiéndose en el segundo agosto más cálido en la historia del continente, solo superado por agosto de 2022.

El sur y el este de Europa, incluyendo países como Italia, España y Rumanía, experimentaron temperaturas que sobrepasaron los 40°C en varias ocasiones. Este calor sofocante también aumentó el riesgo de incendios forestales en regiones como la península ibérica y los Balcanes.

El verano en su conjunto (junio-agosto) fue igualmente devastador para Europa, donde las temperaturas sobrepasaron en 1,54°C la media de 1991-2020, superando el récord anterior de 2022. Este fenómeno afectó significativamente al ciclo hidrológico del continente, reduciendo las reservas de agua y aumentando el estrés hídrico en zonas vulnerables.

Fuera de Europa, otras regiones del planeta también experimentaron anomalías térmicas significativas. Por ejemplo, en partes de Texas y México, así como en el noreste de África y el sudeste asiático, las olas de calor llevaron las temperaturas a niveles extremos. Japón registró su verano más cálido desde que existen registros, mientras que Australia tuvo el agosto más caluroso desde 1910.

El impacto en el Ártico y la Antártida: derretimiento acelerado

El Ártico y la Antártida no han escapado al impacto del aumento de las temperaturas. En el Ártico canadiense, por ejemplo, se registraron olas de calor sin precedentes, con temperaturas que alcanzaron los 35°C, un fenómeno casi inaudito para estas latitudes. Mientras tanto, en la Antártida oriental, las temperaturas también estuvieron significativamente por encima de la media, lo que agravó el derretimiento de los hielos polares.

Este derretimiento acelerado de los glaciares y las capas de hielo tiene implicaciones catastróficas para el nivel del mar a nivel global. Con el aumento de las temperaturas, el agua que se desprende de los glaciares fluye hacia los océanos, contribuyendo al incremento del nivel del mar y poniendo en riesgo a las comunidades costeras de todo el mundo. Los expertos advierten que estos cambios pueden provocar migraciones masivas y trastornos económicos en las próximas décadas.

Hacia un 2024 récord: la perspectiva para el resto del año

Los primeros ocho meses de 2024 ya han registrado una anomalía de temperatura global de 0,70°C por encima de la media de 1991-2020, lo que lo convierte en el periodo más cálido de enero a agosto desde que se tienen registros. Según el C3S, es altamente probable que 2024 sea el año más cálido de la historia, superando a 2023, que actualmente ostenta este título.

Para que 2024 no termine siendo el año más cálido registrado, la temperatura media global tendría que disminuir en al menos 0,30°C durante los últimos meses del año, algo que no ha ocurrido jamás en los registros históricos. Esta situación refuerza la alarmante tendencia del calentamiento global y plantea un desafío urgente para los gobiernos, las instituciones y la ciudadanía en general.

Una llamada de emergencia global

El verano de 2024 nos recuerda que la crisis climática no es una amenaza distante, sino una realidad tangible que ya está afectando a millones de personas en todo el mundo. Los fenómenos extremos, como olas de calor, incendios forestales, sequías y deshielos, se están volviendo más frecuentes y severos.

El calentamiento global está impulsando estos eventos, y las proyecciones indican que, sin una acción inmediata y coordinada a nivel global, las consecuencias podrían ser aún más devastadoras.

El tiempo de actuar es ahora. Los datos son claros y el consenso científico es abrumador: el cambio climático es real y está acelerándose a un ritmo alarmante. El futuro de nuestro planeta depende de las decisiones que tomemos hoy.

Tomado de Muy interesante

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