Las especies forestales citadinas están expuestas a la constante agresión de un medio hostil. La Habana no está exenta de este conflicto. La gestión sostenible de los árboles urbanos de La Habana constituye en la actualidad un reto mayúsculo. A pesar de los intentos de organizaciones y grupos sociales, el manejo de las especies forestales de los espacios públicos presenta deficiencias.
El documento Informe sobre las afectaciones del Huracán Ian, del Grupo Gubernamental para la atención del arbolado urbano, refiere que el fenómeno meteorológico derribó 690 árboles en la vía pública y por tal motivo, instituciones estatales sembraron 838 especies en los 15 municipios habaneros.
Sin embargo, el texto Resumen anual sobre poda y tala, de la dirección provincial de Áreas Verdes, recoge que en el 2022 la institución realizó 3 231 talas, un número elevado de mermas de árboles en relación a lo que se sembró. Concretamente, las siembras representan solo un 22 % del número de pérdidas del pasado año.
El 5 de junio de 2021, el gobierno y un grupo de ecologistas sembraron posturas en diferentes lugares de la ciudad como parte de la celebración por el Día Mundial de Medio Ambiente. Más allá de aislados intentos, este constituye el último esfuerzo concreto por poblar la ciudad de árboles.
De acuerdo con René Ramos Martínez, jefe del departamento forestal de La Habana, existe una política estratégica para el 2023 que proyecta plantar 20 000 árboles en el año. No obstante, la etapa de plantación no ha dado inicio y en el mes de octubre culmina la época de siembra.
Ana Lilian Pérez Vázquez, especialista del departamento técnico de Áreas Verdes, explicó que las podas son ejecutadas con la idea de liberar las líneas del cableado eléctrico o telefónico para disminuir las afectaciones. “Las acciones son realizadas por personal cualificado, no se concibe poda ni tala indiscriminada”, añadió.
“Llevo años viendo como talan y realizan las podas de forma desmesurada. En muchos casos no son podas sino ´desmoches´, dejan el árbol prácticamente talado, lo que queda es un tronco”, comentó Alexandra Lleonart, fundadora del proyecto ambientalista Habana Verde.
Afirmó además, que la iniciativa surgió a partir de su observación de la escalada de podas y talas en el año 2021. Así nació Habana Verde, con el objetivo de visibilizar el daño perpetrado a los árboles.
El activista medioambiental Lázaro Orihuela Martínez apuntó que Habana Verde tomó un sentido de campaña, pues la población se involucró y comenzó a tener inquietud con el tema. Hubo un respaldo significativo en redes sociales al movimiento de ecologistas.
Laritza Zequeira Pérez, experta en política de la dirección forestal del Ministerio de la Agricultura (MINAG), manifestó que existen un conjunto de normas legales sobre el arbolado de la capital, dentro de las cuales destaca la Ley Forestal 85 de 1998.
A pesar de ello, “el tema de la cubierta forestal citadina no está bien calzado, no tiene los basamentos legales necesarios para poder realizar un buen manejo. La Ley Forestal necesita actualización, por lo cual está en cronograma ponerse a revisión en el año 2024”, agregó la funcionaria del MINAG.
En la capital existen 35 viveros de árboles estatales, pero no aportan posturas forestales adecuadas para la plantación, por este motivo las siembras proyectadas para el 2023 serán con posturas adquiridas de otras provincias, según detalla el informe Situación actual de los viveros de La Habana.
Por otra parte, “Nativa. Red de Microviveros es una iniciativa ciudadana con vocación comunitaria que tiene como objetivo aviverar ejemplares de especies autóctonas para incrementar y diversificar las especies de la flora nativa”, declaró Juan Carlos Saénz de Calahorra Sánchez, fundador del proyecto.
Más allá de las 690 posturas plantadas con motivo del paso del huracán Ian y algunos intentos por parte de activistas, desde el año 2021 no se realiza una siembra considerable de árboles. En cambio la pérdida de especies crece de forma exponencial.
Es posible constatar la degradación y el deterioro progresivo de la imagen urbana en un elevado por ciento de vías y un aumento de la vulnerabilidad del arbolado.
Es responsabilidad de todos adoptar prácticas sostenibles para proteger el ecosistema forestal de La Habana. La búsqueda de soluciones conjuntas a la problemática permitirá preservar el equilibrio de una ciudad extraña el verde.
Por Yans Roberto Pérez Domínguez, estudiante de primer año de Periodismo, Facultad de Comunicación, Universidad de La Habana.
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