La adaptación al contexto cubano de herramientas para la incorporación de nociones sobre la reducción de riesgos de desastres y la adaptación al cambio climático en los programas de desarrollo centraron un taller de especialistas realizado en el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil (EMNDC).
Dichos temas están integrados en una guía estratégica de acciones y directrices diseñada a nivel global por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), para la cual Cuba fue seleccionada como país piloto en la región del Caribe, con vistas a la adecuación de esos estatutos en correspondencia a su reconocida experiencia en función de reducir los posibles impactos de fenómenos agravados por el cambio climático.
Rudy Montero Mata, consultor del programa y presidente de la Fundación Climática IRIS, explicó a los presentes, entre ellos asesores del PNUD y funcionarios del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, que el mecanismo insiste en la labor preventiva para reducir las vulnerabilidades existentes y no crear nuevas en el proceso de desarrollo del país.
Declaró el especialista que se trata de una herramienta adecuada al contexto cubano que resume la visión global con respecto al asunto y complementa las disposiciones ya existentes, contempladas principalmente en el Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, conocido como Tarea Vida.
El desarrollo local y el adelanto de la ciencia en el momento actual necesitan encontrar soluciones a los acuciantes problemas con mayor efectividad, lo cual requiere de una mirada integradora para direccionar mejor los recursos disponibles; el llamado es a incorporar el desarrollo sostenible sobre la base y el conocimiento del riesgo, para garantizar su propia sostenibilidad, añadió.
Con estos postulados coincidió Eduardo Planos Gutiérrez, consultor técnico de la iniciativa, quien se refirió a la importancia de socializar la información y diagnósticos con los órganos locales de Gobierno, para que tengan en cuenta esas variables a la hora de diseñar sus estrategias y prioridades, y trasladar así los resultados del macropoyecto hacia las comunidades.
Aclaró que la adecuación no se realiza solo al escenario cubano, sino a las peculiaridades de cada territorio, donde se implementará teniendo en cuenta las características de los municipios, los diferentes actores que intervienen en la vida socio-económica y los posibles impactos de los eventos en los pobladores.
De esa manera lo valoró el general de división Ramón Pardo Guerra, jefe del EMNDC, quién aseguró que los intercambios especializados son de gran utilidad para la preparación de los implicados en las tareas de prevención de siniestros y preservación de bienes materiales y vidas.
Resaltó de esta manera la validez de la guía, la cual se ha estructurado desde 2021 a través de tres etapas, para fortalecer las directivas dirigidas a reducir el riesgo de desastres en el país, lo cual avala el potencial de esas herramientas para facilitar la consecución de los objetivos del trabajo de la Defensa Civil en Cuba desde su fundación.
Luis Camarra, especialista del área de reducción de riesgos de desastres del Centro Regional del PNUD, transmitió a través de videoconferencia su certeza de que la implementación del proyecto traerá beneficios, y reconoció el esfuerzo de Cuba en cuanto a la capacitación de las estructuras y fuerzas de enfrentamiento a catástrofes y los avances en esa dirección.
Entre sus atribuciones, la guía contribuirá a una mejor planificación del desarrollo, en la toma de decisiones e implementación de medidas para minimizar vulnerabilidades e incrementar la resiliencia y protección de ecosistemas naturales y urbanos.
Algunas de esas proyecciones fueron aplicadas en comunidades de Ciego Ávila, que permitió la validación de la metodología en el sector de los recursos hídricos en función de los problemas recurrentes con la sequía que atraviesa esa central provincia.
Tomado de ACN