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Fidel y la Ciencia: Un legado que nos compromete

Parte I

Cando la mayoría de los cubanos aún asimilamos consternados la despedida física del Comandante de la Revolución Cubana Fidel Castro, recordamos su lucha porque el futuro de nuestra patria fuera de hombres y mujeres de ciencia y de pensamiento. La ciencia cubana de hoy es fruto de la mirada anticipada y a largo plazo del comandante Fidel. Su visión siempre estuvo ligada a este sector, proyectando su desarrollo en el país y más allá de nuestras fronteras. A 59 años de ser pronunciadas en el acto celebrado por la Sociedad Espeleológica de Cuba, en la Academia de Ciencias, volvamos al contexto de sus visionarias palabras aquel 15 de enero de 1960.

Había transcurrido apenas un año del triunfo revolucionario y nuestro país se encontraba con miles de analfabetos, un grave déficit educacional, ciento de miles de niños sin maestros, la mitad de nuestra población rural con solamente el 5% de los niños campesinos que lle-gaban hasta el 5to grado, y es ante ese escenario que Fidel lamentaba: “¡Cuántas inteligencias se habrán desperdiciado en ese olvido! ¡Cuántas inteligencias se habrán perdido! (…)”. Y más adelante en su discurso aseguraba: “Inteligencias que hoy se incorporarán a la vida de su país; inteligencias que hoy se incorporarán a la cultura y a la ciencia, porque para eso estamos convirtiendo las fortalezas en escuelas; para eso estamos construyendo ciudades escolares; para eso estamos llenando la isla de maestros, para que en el futuro la patria pueda contar con una pléyade brillante de hombres de pensamiento, de investigadores y de científicos”.

“(…) Hoy tienen la satisfacción de saber que hay un gobierno revolucionario que busca la verdad, que necesita de los científicos, que necesita de los investigadores; porque es el minuto en que todas las inteligencias tienen que ponerse a trabajar, en que todos los conocimientos no son suficientes para la obra que se realiza y son necesarios más conocimientos (…)” , declaraba Fidel en aquella hora, y una y otra vez realizaba aquel llamamiento iluminado: “(…) y entre los hombres de pensamiento hay que librar la batalla, entre los hombres de pensamiento hay que formar la legión que brinde los recursos de su inteligencia a la Revolución en esta hora (…)”.

Fidel rápidamente materializó su pensamiento en muchas acciones, imposibles siquiera de enumerar en este modesto homenaje por su aporte a la ciencia. Ellas incluyen el impulso a un desarrollo educacional integral con acceso universal y gratuito para todos los cubanos, que tuvo como punto de partida la campaña masiva de alfabetización; la creación masiva de escuelas y universidades en todas las provincias; la edición de libros científico-técnicos; la formación de miles de científicos en Cuba y en el exterior; la construcción de una institucionalidad para la ciencia; la creación de centros científicos en todo el país, y muchas otras, que contaron todas con el impulso, el diseño estratégico y la presencia fundacional del líder histórico.

Fidel y la Biotecnología

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Justo homenaje significa resaltar el impulso dado por el comandante para desarrollar el sector de la biotecnología, proponiendo revolucionarios conceptos de trabajo que permitieron agrupar a los científicos de mayor prestigio y resultados, con independencia de sus insti-tuciones, estructuras y subordinaciones, iniciándose una nueva etapa en la ciencia cubana.

A partir del año 1981, con la creación del Frente Biológico comenzaron a acumularse experiencias y resul-tados positivos. Varios hitos en esta esfera merecen su realce: Cuba se inició en la producción de interferones, lo que permitió situar a nuestro país entre los primeros del mundo en este tipo de producción; en 1986 se logró una nueva tecnología, la vacuna contra la Meningitis Meningocóccica, única efectiva en el mundo en ese momento; el desarrollo de los sistemas ultramicroanalíticos (SUMA), la obtención de la vacuna contra la hepatitis B, del Policosanol (PPG) y de la Estreptoquinasa recombinante, así como la producción de una variada nomenclatura de anticuerpos monoclonales, de preparados radiactivos para el diagnóstico médico y la investigación. Entre 1991 y 1992, cuando el país estaba abocado a otras urgencias de carácter económico y social, se creó el Polo Científico del oeste de la capital dedicado a la biotecnología e industria farmacéutica, bajo la directa conducción de Fidel; cuentan las anécdotas orales que no pocos funcionarios y directivos de la época tildaron de arrestada locura la apuesta. En 1994 estaban dadas todas las condiciones para que fracasara el sueño de un país pobre de desarrollar una industria millonaria reservada para unas pocas firmas en el mundo: no teníamos acceso a capital de riesgo, el mercado farmacéutico estaba cada vez más regulado, se ampliaron las obligaciones de protección por patentes impuesta como parte de nuestra membresía en la OMC, se resentían los nefastos efectos derivados de la reciente pérdida de los vínculos con la URSS y del reforzamiento de la hostilidad de EE.UU.

En tal contexto, ¿cuáles fueron las orientaciones estratégicas y misiones indicadas por el Comandante en Jefe? Cuando nadie preveía el papel relevante que podía significar para el futuro de Cuba el desarrollo industrial en el sector biotecnológico y farmacéutico, Fidel indicó: darle mayor alcance y jerarquía al desarrollo de la ciencia, las tecnologías de avanzada, la investigación y la obtención de nuevos medicamentos, vacunas y productos industriales y crear la base tecnológica y productiva con sistemas de calidad y control más avan-zados, – integración entre las instituciones, sistema de trabajo “a ciclo cerrado”, selección política y técnica del personal que se consagraría al trabajo, impacto en la salud y en la producción de alimentos en Cuba, y  realizar gestión exportadora directa para el logro de los recursos financieros necesarios que permitieran financiar sus propios gastos y lograr aportes crecientes a la economía nacional.

¿Qué se ha logrado? Sintetizado en las más breves líneas posibles: una experiencia concreta con más de 30 años de resultados científicos, desarrollo de tecnologías y la generación de nuevos productos; una visibilidad internacional creciente y reconocimiento de la biotecnología cubana, con resultados reconocidos por importantes sectores académicos y científicos, así como por las revistas especializadas más importantes del mundo; equipamiento de avanzada para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades y amplia cobertura de medicamentos genéricos y biotecnológicos de producción nacional, con un impacto directo en la salud del pueblo cubano y un impacto económico con la presencia de productos en más de 50 países y transferencias de tecnologías en el marco de inversiones conjuntas en el exterior.

Con orgullo podemos declarar que una parte importante del éxito que exhibe hoy la biotecnología cubana lo debemos al liderazgo y la visión estratégica de Fidel. Su atención directa y diferenciada a las organizaciones, la audacia en las inversiones productivas y su cuidado constante por la calidad y por el compromiso social y político del capital humano a laborar en el sector, constituyeron líneas claves del acompañamiento de Fidel que condujo a la consolidación de una industria innovadora con capacidad exportadora, que constituye hoy un conjunto de empresas socialistas de alta tecnología agrupadas en la Organización Superior de Dirección ‘Biocubafarma’, llamada a tareas superiores dentro de nuestro modelo económico.

La viabilidad y perspectiva del desarrollo de la biotecnología en Cuba fue una “batalla de ideas” de Fidel. Cono-cidas anécdotas ilustran su talla mundial de estadista, como la de aquella visita de 1989 a un pequeño grupo de científicos en un laboratorio casi artesanal en el 4º piso de un hospital de la capital, a los que el propio Fidel les llamó “los científicos de la buhardilla”, que apenas habían acabado de obtener 30 gramos de anticuerpos monoclonales, y en la que Fidel indagó por las mayores empresas productoras de esos anticuerpos en el mundo y sus capacidades que eran en ese momento 2000 veces superiores, para inmediatamente retar al grupo diciéndoles: “y ustedes ¿no piensan competir con esa gente?”. O cuando se detuvo a explicarles personalmente a los obreros que sembraban plátano en el terreno donde se construiría un nuevo centro biotecnológico, el insigne Centro de Inmunología Molecular, las razones por las cuales se debía demoler el platanal; explicación ésta que ilustra esa combinación de pensamiento estratégico, metas colosales y sensibilidad humana por los detalles, combinación muy rara de encontrar en los políticos del mundo de hoy.

Es innegable que desde el triunfo mismo de la Revolución el desarrollo de la ciencia constituyó una prioridad para nuestro comandante. Los conceptos que se expresan a través de sus ideas, las acciones emprendidas para materializarlas y las raíces éticas que nutren esos conceptos y que sustentan su pensamiento y acción, las podemos sintetizar en tres de sus expresiones en momentos muy distintos1:

• la primera en 1960, antes de la Campaña de Alfa-betización, cuando en un país sin tradición científica, y enfrentado a muchas urgencias dijo: “El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, de hombres de pensamiento”.

• luego en 1991, cuando se desplegaba ya la crisis del campo socialista europeo y se planteaba la ingente tarea de defender nuestra soberanía expresó: “La independencia no es una bandera, o un himno, o un escudo. La independencia no es cuestión de símbolos. La independencia depende del desarrollo, la independencia depende de la tecnología, depende de la ciencia en el mundo de hoy”.

• y después en 1993, año en que tocó fondo la cri-sis económica del denominado ‘período especial’ que siguió a la desaparición del campo socialista europeo y al reforzamiento oportunista del bloqueo norteamericano contra Cuba, Fidel retomó la idea de las funciones de la ciencia en la economía cuando expresó: “La ciencia, y las producciones de la ciencia deben ocupar algún día el primer lugar de la economía nacional. Pero partiendo de los escasos recursos, sobre todo de los recursos energéticos que tenemos en nuestro país, tene-mos que desarrollar las producciones de la inteligencia, y ese es nuestro lugar en el mundo, no habrá otro”.

Fidel  y la Ciencia:  Un  legado que nos compromete

M.SC. Arlem Leonor Perdomo Dìaz

Oficina Cubana de la Propiedad Industrial (OCPI)

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Un comentario

  1. FIDEL UN HOMBRE SIN PAR. SUS PREOCUPACIONES Y OCUPACIONES: TAMBIÉN ABARCARON SU QUEHACER CIENTÍFICO. !NUESTRO INVESTIGADOR MAYOR!. HONOR A QUIEN HONOR MERECE.

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