A poco más de un mes de haber conversado en este espacio sobre las bajas extratropicales, en ocasión de la amenaza de uno de estos sistemas meteorológicos al país tenemos otra situación similar, esta vez con efectos más marcados.
En espacios anteriores de esta columna ya se había tratado el tema de inundaciones costeras en Cuba, tomando como base recientes estudios de este tipo de fenómenos en toda Cuba.
Hoy quisiéramos hablar sobre el fenómeno en sí y de manera sencilla analizar los elementos que inciden en su intensidad y extensión, para que quizás usted mismo pueda responderse preguntas que quizás se haya planteado esta misma semana, como por ejemplo:¿Por qué en este evento se inundó esta zona y no aquella?
Lo invito nuevamente a que haga el ejercicio de la búsqueda en Cubadebate, esta vez con las palabras clave “inundaciones costeras” y verá que prácticamente en los últimos años hemos tenido afectaciones de este tipo en todo el país, con “mayor frecuencia” en la capital y no es “Habana-centrismo” como verá más adelante.
En esa búsqueda encontrará repetidamente que estos fenómenos están en muchos casos ligados al tránsito, cerca o sobre Cuba, de ciclones tropicales (casi siempre huracanes), sin ningún tipo de preferencia geográfica, como indican los estudios citados. Sin embargo, en el caso de aquellas ocurridas en La Habana, si se fija en las fechas, la gran mayoría corresponden a meses fuera de la temporada ciclónica. Y es que la región occidental, sobre todo su costa norte, es quizás la zona del país de mayor riesgo (probabilidad) de inundaciones costeras.
Además de la consabida preferencia de los ciclones por esa parte de Cuba, esta región sufre los efectos de sistemas invernales como las bajas extratropicales y frentes fríos; estos últimos por su recurrencia, casi unos 20 en cada temporada, constituyen los sistemas meteorológicos que más inundaciones (en cantidad de eventos) producen.
En el caso de la capital es una de las más vulnerables por estar completamente urbanizada toda la línea costera, aumentando el nivel de afectación, que está directamente relacionado con el uso que tiene de la zona costera a inundarse.
Los ingredientes de una inundación costera
La fuerza generadora del oleaje es el viento, y por tanto va estar directamente relacionada a la intensidad del mismo, pero también a su persistencia, la que a su vez depende del tiempo que sople este viento y el espacio de influencia del mismo (considerándolo como la distancia en línea recta sobre el océano en el mismo sentido en que sopla el viento).
Un viento, por muy fuerte que sea, que sople por un tiempo muy corto puede generar olas importantes, pero que rápidamente se disiparán una vez que haya cesado el impulso. Si estos tres elementos se maximizan entonces estamos antes situaciones de consideración, ya que la intensidad de esta “mar de viento” se acentúa. Para el occidente de Cuba los vientos con rumbos entre el noroeste y el norte son los que tienen el “camino más libre” para generar marejadas hacia el occidente y por tanto lo que generan las mayores afectaciones, ya que coincide además con la orientación de la costa, otro componente que como veremos también influye.
Existen casos en que la persistencia de eventos de oleaje de poca intensidad, por un tiempo prolongado crea un factor acumulativo que da lugar a efectos similares a los de uno de mayor categoría.
Dentro de este análisis sale uno de los términos que oímos frecuentemente en las informaciones de estos eventos: “el mar de leva”, que es aquel que no guarda relación con el viento imperante en donde afecta el oleaje. Esto ocurre cuando el oleaje se ha trasladado más allá de la zona en que fue generado o bien cesó el viento que lo creó, por tanto es posible que un día de buen tiempo y vientos débiles o en calma, en el litoral el oleaje sea peligroso.
Tal es el caso de la Tormenta del Siglo, cuyas inundaciones costeras comenzaron a ocurrir cuando ya habían cesado los nublados y bajo un ambiente invernal. Estas tuvieron además la característica de ser las más intensas por unos 12 años en La Habana, hasta la llegada del huracán Wilma, otro ejemplo de afectación indirecta, con fuertes marejadas y “el Sol afuera y viento casi en calma”, que nos dejaron la icónica foto del rompiente de la ola superando al faro del Morro, condición que casualmente otros 12 años después emuló y superó Irma.
Aunque en Cuba las mareas no son tan significativas, su aporte hay que considerarlo en estos casos, ya que pueden en ciertos periodos disminuir o aumentar el nivel del mar unos centímetros, que no siempre son tan insignificantes.
La intensidad de una inundación costera depende, como es lógico, de otros factores más locales, como son la orientación de la costa con respecto a la dirección de las olas y la pendiente (inclinación) de las mismas. Si la línea costera esta orientada hacia la dirección de donde proviene el oleaje, la influencia de las mismas será mayor, pues el impacto (fuerza) será máximo en ese caso.
Esta es la razón principal por la cual en un mismo evento zonas adyacentes tienen efectos diferentes, si alguna de ellas se orienta paralela a la dirección de las olas podemos ver el mar embravecido, pero estas no rompen contra el litoral.
En el caso de la pendiente de la costa, puede favorecer la acumulación de agua una vez que esta avanza, por la consecuencia de dos fuerzas: la de las mismas olas que no dejan el agua escapar y el del viento (en caso de que lo haya) que puede limitar el escurrimiento de retorno. A ello se le puede sumar modificaciones o construcciones hechas por el hombre, como por ejemplo el muro del Malecón (del que usted prefiera), que una vez que comienza la inundación deja de ser una obra “protectora” para ser una barrera más que limita el escape del agua. Asimismo se le puede añadir que en zonas urbanas esta evacuación del agua se hace a través del alcantarillado, que en muchos casos es rápidamente obstruido por sedimentos traídos por las mismas aguas y a su vez limitado en su caudal por las olas, que bloquea sus salidas al mar.
Muchas veces las personas quieren saber el alcance pronosticado “exacto”, en algunos casos en metros y en otros en calles, direcciones o puntos de referencia etc., para saber las medidas a tomar. La extensión tierra adentro, en lugares como La Habana, se rige además por factores para nada meteorológicos, que difícilmente pueden ser insertados en las simulaciones para determinar el alcance de las aguas.
Una simple bolsa de nylon arrastrada por la corriente de agua puede bloquear una alcantarilla, que a su vez puede dar lugar a que el agua avance varios metros más de lo que debiera y afecte algún área no prevista. Un efecto similar puede tener obras constructivas recientes que limiten o desvíen el curso del flujo del agua e incluso parte de las medidas que se tomen para mitigar los efectos del evento.
Un detalle de los ciclones
Con los ciclones tropicales es diferente, ya que además del efecto de sus vientos se suma la contribución de la surgencia, en aquellos casos en que se trasladan próximos a la línea de costa.
La surgencia es una sobreelevación del nivel en la cercanía del centro de circulación de la tormenta, por el efecto combinado de los vientos y la disminución drástica de la presión atmosférica en sus inmediaciones. Fíjese bien, es un aumento del nivel del mar (similar a una marea), que claro que repercute en la altura de las olas, porque puede ser desde unos pocos centímetros hasta varios metros, convirtiéndolo en el más letal de los efectos de un huracán, por encima de los vientos y las lluvias.
Este fenómeno se acentúa, además de por la cercanía del centro del ciclón en sí (en donde esta sobreelevación es máxima), por qué tan perpendicular cruce la trayectoria del organismo con respecto a la costa y la pendiente del fondo marino.
En zonas como el sur del occidente con un fondo poco profundo y una pendiente muy suave, es decir un fondo poco inclinado, son favorables para el crecimiento de esta onda y su avance tierra adentro, de manera similar aunque en menor escala, a como ocurre en los tsunamis. Una persona ubicada en ese punto solo va a ver como comienza a elevarse el mar y avanza tierra adentro.
Tomado de Cubadebate
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