El Día Nacional del Archivero Cubano se conmemora el 3 de noviembre, en honor al nombramiento del entonces capitán del Ejército Libertador Joaquín Llaverías Martínez como director del Archivo Nacional de Cuba en 1922, considerado el más destacado promotor de esa actividad en el país al dedicarle 58 años de su vida.
Todo investigador agradece sobremanera la ayuda recibida por los archiveros durante la búsqueda de información. Los desentendidos en el tema pueden pensar que la labor de estos consiste en orientar o facilitar documentos, pero nada más lejos de la realidad.
Seleccionar, almacenar, organizar los materiales, velar por su conservación, restaurarlos, sugerir medidas de protección ante el uso de algunos en estado de deterioro y tener un vasto dominio del conocimiento que atesoran son parte de sus funciones.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), mediante su programa Memoria del Mundo, favorece la conservación del patrimonio documental mundial, respalda el acceso universal al mismo y contribuye a elevar la conciencia sobre la existencia y la importancia de mantener este legado.
Cuba posee colecciones integradas al Registro Internacional del Programa Memoria del Mundo de la Unesco y otras aparecen en el Registro Regional. En 1993, la Mayor de las Antillas creó un Comité Nacional vinculado al Programa para articular el trabajo de los expertos y las iniciativas surgidas al respecto.
Los archivos representan pieza clave en la preservación de la memoria histórica de un país. Ellos constituyen fuente inagotable del saber a través de mapas, planos, caricaturas, grabados, cartas, libros y publicaciones periódicas del presente y siglos anteriores.
El Archivo Nacional de Cuba surgió en 1840 como Archivo de la Real Hacienda de la Isla. Entre sus salas se halla la biblioteca hemeroteca especializada en Historia de la nación, Archivística y Derecho. Además de una serie de documentos pertenecientes a figuras ilustres o patrióticas de nuestra historia.
Con el desarrollo de habilidades y competencias, el archivero contribuye al crecimiento de la cultura y protege el patrimonio documental, que por su valor se convierte en memoria, identidad y conocimiento de los pueblos.
Por Boris E. González Abreut
Departamento de Comunicación del Citma
Valore este artículo
Click en las estrellas para votar
0 / 5. Conteo 0