En las playas del Este de La Habana se desarrolla una campaña para la rehabilitación de las dunas. Hasta el momento han recuperado mil 063 metros, asevera la especialista del Citma, Solvieg Rodríguez.
Las playas representan un espacio apreciado por muchas personas para el esparcimiento. Caminar sobre la arena, adentrarse en el mar, sentir la brisa bajo la sombra de un cocotero, exponerse al sol para obtener un bronceado de la piel, observar el paisaje en su conjunto, o simplemente, esperar el atardecer y hallar en sus colores el deleite de la naturaleza, el placer de estar vivo, son algunos de los detalles que motivan ir hasta ese lugar.
Encontrar una playa limpia, con todo su esplendor, invita a refugiarse en ella. Conservarla no solo depende de la conducta de los bañistas, los eventos climatológicos también dañan su ecosistema y le restan valor ambiental.
Por eso resulta de importancia contar en todo momento con un personal dedicado al cuidado de estos sitios. En tal sentido, en las playas del Este de La Habana se ha alcanzado una experiencia exitosa, que continúa implementándose mediante una campaña de protección.
Al respecto, Solvieg Rodríguez Troche, especialista superior territorial de Política de la Delegación del ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) de La Habana, explica como ha sido la intervención en las referidas áreas.
－Desde el 2011, la Delegación Territorial del Citma en La Habana convocó a una serie de especialistas, que ya venían trabajando en este aspecto. El Instituto de Oceanología, que ahora es el Instituto de Ciencias del Mar (ICIMAR), a partir de 2004 estuvo monitoreando lo que es la dinámica de las playas en el municipio Habana del Este.
Acudimos a esa entidad para poder realizar un proyecto de rehabilitación funcional de dunas, que permitiera la protección costera ante los eventos climatológicos y las penetraciones del mar. Entonces se realizó el primer tramo experimental en el área de Tropicoco, en Santa María del Mar. En noviembre del 2011 concluimos los estudios en aproximadamente 280 metros lineales de costa.
Después seguimos en diferentes áreas del litoral, que representan alrededor de 11 kilómetros. Hasta la fecha hemos estudiado seis mil 461 metros, es decir, cerca de un 60 por ciento.
En el 2013 ejecutamos acciones en Tropicoco; en el 2014-2015 actuamos en un sector de Boca Ciega, que sería unos 783 metros entre los dos años. Del cálculo total, se han rehabilitado mil 063 metros de playa.
Ya concluimos los análisis en Santa María del Mar y un primer tramo en Guanabo, desde la rotonda hasta la calle 500, aproximadamente mil 900 metros. Este año estamos en el proceso de contratación del segundo tramo, sería desde la calle 500 hasta la Veneciana.
“Vamos por sectores. Avanzamos en las playas que tienen dunas de forma natural con la intención de recuperarlas”
Periodista: ¿Puede citar algún ejemplo de la eficacia de las dunas ante los impactos de los eventos climatológicos?
Solvieg: En el 2017, el huracán Irma afectó muchas zonas de las playas de Habana del Este, sin embargo, en los sectores donde estaba el proyecto funcionando no hubo penetración del mar.
Lo cual demostró la eficacia de la duna en la protección de las construcciones ubicadas detrás de ella.
P: Para una mejor comprensión de nuestros lectores, cuando menciona las dunas a qué parte de la playa se refiere.
S: La franja de arena próxima al mar, donde las personas acostumbran a jugar, se denomina berma; unos metros más atrás, por lo general existe una loma, lo que denominamos duna.
Hace la función de barrera al aumentar el nivel del mar y de reservorio de arena. Cuando sucede un evento climatológico, el agua arrastra esa arena y la va incorporando a lo que es el área de playa y de baño; luego, el aire la vuelve a reponer a su lugar. Ocurre como un ciclo.
De haber construcciones cerca del mar, este al chocar fuertemente con la arena se la lleva hacia las profundidades, y eso impide de que vuelva a su sitio.
Las dunas constituyen una defensa efectiva contra la erosión de las playas, provocada por el oleaje. De igual forma le sirven de hábitat a plantas y animales. Además del valor paisajístico, cuya apreciación con fines turísticos y recreativos deberá ser fomentada.
Podemos agregar también que constituye un registro geoformológico de la evolución natural del litoral, de gran importancia para la ciencia y el manejo ambiental.
P: ¿Y quiénes han sido los actores involucrados en las labores de rehabilitación desarrolladas?
S: A través de la empresa Gamma S.A. contratamos al ICIMAR y al Instituto de Ecología y Sistemática (IES). El ICIMAR se encarga de la construcción de dunas, del área de playa, de realizar el vertimento de arena si fuera necesario, de escoger el lugar de extracción que cumpla las condiciones para hacer coincidir el tipo de arena.
El IES vela por la vegetación típica del área, realiza el levantamiento de las especies de plantas que deben extraerse y de aquellas que deben ser sembradas para evitar la pérdida de la arena producto de la erosión eólica, o sea, de los vientos.
Para la ejecución del proyecto hemos contratado a Arentur, una empresa del turismo. Una vez concluida las acciones mantenemos el monitoreo de su estado.
También interviene una cooperativa no agropecuaria denominada Pirámide, que participa en la construcción de los accesos peatonales, las pasarelas y su mantenimiento. Esta labor tiene mucha importancia porque al conformarse el cordón dunal deben haber lugares por donde transitar hacia la playa, de lo contrario se camina sobre la duna y esto genera una abertura o zanja, y por ahí se empieza a perder la arena.
P: Cuando acudimos a una playa es común ver a personas sobre la duna y, en ocasiones, utilizan la vegetación para protejerse del sol, ¿con ese comportamiento, cuánto daño pueden ocasionar los bañistas?
S: Las dunas son ecosistemas muy vulnerables. La presión de las actividades humanas sobre la vegetación, que retiene e inmoviliza la arena, amenaza la estabilidad de esta e incrementa los riesgos de degradación de las playas y otros ecosistemas cercanos.
Donde la vegetación ha sido dañada y es escasa, la acción del viento mueve libremente la arena dando lugar a la formación de depreciones y canales, que pueden llegar a afectar grandes sectores de dunas.
La arena transportada por el viento a través de estos canales invaden áreas originalmente ocupadas por otros ecosistemas o por asentamientos humanos.
P: ¿Qué tiempo le resta al proyecto para su terminación?
S: La compleja situación que enfrentamos debido a la Covid-19 ha frenado la tarea. En la medida de lo posible, continuaremos con la rehabilitación.
Por Boris E. González Abreut
Departamento de Comunicación del Citma