En los últimos días se han registrado intensos niveles de actividad solar que ocasionaron la aparición de una gran mancha en el Astro Rey, la cual hasta el sábado había provocado siete emisiones o eyecciones de masa coronal hacia la Tierra.
Según dijo María Elena Muñiz Sánchez, especialista en Geomagnetismo del Instituto de Geofísica y Astronomía (IGA), en dependencia de su magnitud (van desde G1 hasta G5), esas emisiones, consistentes en explosiones de plasma y campos magnéticos que tienen lugar desde la corona del Sol, generan tormentas geomagnéticas capaces de afectar las comunicaciones por onda corta, provocar deriva e inexactitud en los sistemas de posicionamiento global, dañar líneas de transmisión eléctrica, gasoductos, la telefonía móvil y hasta poner fuera de funcionamiento de forma permanente a los satélites.
Asimismo, pueden ocasionar auroras boreales a latitudes geográficas más bajas que las habituales, como ocurre ahora en zonas de Norteamérica y Europa.
Como resaltó Muñiz Sánchez, la actual tormenta geomagnética alcanzó este sábado la condición de severa, al llegar a la categoría máxima G5, de acuerdo con los datos ofrecidos por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), de Estados Unidos, y aunque los efectos más notables suelen registrarse en altas latitudes, en el caso particular de nuestro país ya hay reportes de afectación en las comunicaciones por onda corta.
Incluso, el pasado viernes en la noche, entre las 10:40 p.m. y las 10:50 p.m., fue observada una aurora boreal en Gibara, Holguín, algo sorprendente en Cuba, pues la última vez que un hecho similar aconteció en la Mayor de las Antillas, se remonta a 1859, cuando una tormenta geomagnética sumamente fuerte, conocida como evento Carrington, destruyó los sistemas telegráficos, recalcó la investigadora del IGA.
De acuerdo con las proyecciones emitidas por diferentes centros internacionales, en los próximos días es muy probable que prosigan las eyecciones y la Tierra siga bajo la influencia de este fenómeno natural, que ocurre al acercarse el pico de máxima actividad del Sol, un proceso cíclico cuyo periodo de repetición es de aproximadamente 11 años.
El Instituto de Geofísica y Astronomía mantiene un seguimiento a la evolución de esta tormenta geomagnética.
Tomado de Granma
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