La Refinería de Petróleo de Cienfuegos, la mayor de su tipo en Cuba, produce desechos de su producción que son utilizados hoy por otras industrias como combustibles alternativos.
Irenaldo Pérez, Gerente general de la Refinería declaró a la prensa que actualmente tienen una cadena de producción continua, con productos fijos como el GLP, la gasolina, el diésel, el turbocombustible y el fuel para la generación.
Pérez señaló que de su producción se obtiene como desechos un lodo petrolizado que se usa luego como combustible alternativo en los hornos de la fábrica Cementos Cienfuegos S.A. la mayor cementera de Cuba, enlazando productivamente así las dos industrias más grandes del territorio.
La industria que genera ese desecho tiene una responsabilidad medioambiental y por eso se buscan otros destinos para los lodos petrolizados, que pueden ser utilizados como combustibles por otras industrias con grandes hornos, como fundiciones y centrales azucareros, logrando así un encadenamiento productivo efectivo.
Con este proceder las industrias que usen el lodo petrolizado desechado por la Refinería de Cienfuegos pueden reducir una parte considerable del combustible importado y se protege el medio ambiente al eliminar potenciales focos de contaminación.
La Refinería de Petróleo Cienfuegos S.A. será una de las empresas expositoras y patrocinadoras de la primera Feria internacional Exposur 2023, prevista para septiembre, en esta central provincia, donde mostrarán la alternativa del uso eficiente de los lodos petrolizados como combustibles.
Cuba firmó en 1992 el Convenio de Basilea, que tiene como propósito reducir los niveles de intercambios de residuos para proteger la salud humana y el medio ambiente, mediante un sistema de control del movimiento de residuos peligrosos y con estas acciones de la Refinería de Cienfuegos se ratifica el convenio y se sustituyen importaciones.
El Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminación fue adoptado en respuesta a fuertes protestas públicas en los años 80, tras el descubrimiento de depósitos de desechos tóxicos en países en vía de desarrollo provenientes del extranjero.
El convenio, en vigor desde mayo de 1992, busca proteger la salud de las personas y el medio ambiente frente a los efectos perjudiciales de los desechos peligrosos.
Las disposiciones del Convenio giran en torno a la disminución de la generación de desechos peligrosos y la promoción de la gestión ambientalmente racional de los desechos peligrosos, la restricción de los movimientos transfronterizos de desechos peligrosos, y la aplicación de un sistema regulatorio para los movimientos permisibles de desechos peligrosos.
En mayo pasado, una delegación cubana participó en la Triple Conferencia de las Partes de las Convenciones de Basilea, Rotterdam y Estocolmo #BRSCOPs2023, en Ginebra, Suiza, que concluyó con ciertos avances, sin la aprobación de un anexo al Convenio de Rotterdam y con la ratificación de Cuba de cumplir sus compromisos.
En los debates Cuba tuvo una activa participación, con una delegación integrada por Odalys Goichochea, Directora General de Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (Citma); Jorge Álvarez Álvarez, Director General de la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental (ORSA) y Ulises Fernández, Director de Relaciones Internacionales del Citma, junto a otros especialistas.
Sobre los temas abordados en la Convención de las Partes, el Director General de la ORSA, consideró que en Ginebra el multilateralismo obtuvo una victoria. “Tras intensas negociaciones, muchas presiones y un proceso oscuro e irregular, no se aprobó la propuesta de añadir un nuevo Anexo al Convenio de Rotterdam para incluir aquellos químicos que no ingresan al Anexo III por falta de consenso”.
Con información de PL
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