En un mercado alimenticio dominado por las grandes cadenas de comida rápida y donde muchas personas prefieren la comida chatarra sobre una buena alimentación, dedicarse al estudio y promoción de un estilo de vida sano es una tarea titánica. En esta odisea vive Antonia Madelaine Vázquez Gálvez, quien se ha convertido en una de las principales activistas cubanas de la comida saludable.
Su camino comenzó en 1983, cuando entró a estudiar Ingeniería en Tecnología y Organización de la Alimentación Social, en Donetsk, por entonces la República Soviética de Ucrania.
“Ahí también obtuve mi título de máster en ciencias técnicas. A mi llegada a Cuba comencé a trabajar en el Ministerio de Comercio Interior, en la dirección nacional de gastronomía y alimentación social, como especialista principal. Ahí estuve hasta el año 1992, en el que un grupo de colegas fundamos el restaurant ecológico El Bambú, en el Jardín Botánico Nacional. En este proyecto estuve hasta el 2006”.
El Bambú era un restaurante de ciclo cerrado con una mesa bufete ovolactovegetariana, nos cuenta. Se abastecía de las colecciones científicas del jardín, de la zona tropical y subtropical del planeta; y también de su organopónico y huertos. Tenía una lombricultora, cocina solar y los principios que abordaron tenían un enfoque más ambientalista.
“Esa formación que yo tenía estrictamente tecnológica pasó a ser mucho más rica porque empecé a comunicarme con el medio ambiente y a ver lo importante que era conocer la fuente de los alimentos. Además, el ecorrestaurant fue muy concurrido, y en esos años aprendí cómo desarrollar herramientas y estrategias para poder transformar los hábitos alimentarios de la población cubana.
“Yo pienso que fue una escuela tremenda, en la que conocí a personas maravillosas. Desde chefs de cocina hasta investigadores, botánicos, educadores o campesinos. Eso me dio una cultura invaluable. Además, aprendí sobre muchas plantas y adquirí los conocimientos sobre qué valores medicinales o nutricionales tienen y cómo poderla consumir de una manera agradable, pero siempre tomando como base el menú cubano y respetando las preferencias alimentarias de las personas”.
La relación entre Vázquez Gálvez y la naturaleza es muy marcada y no solo se ve en sus hábitos alimenticios. Para la realización de la entrevista pidió que fuese en un lugar con plantas. Por esta razón la realizamos en el parque cercano al Hospital Cira García.
— ¿Cómo entró a Slow Food Internacional?
— Desde que trabajaba en el restaurante conocía a Slow Food Internacional y en 2006 pasé a ser miembro activo de esta organización. Slow Food Internacional es una organización que nace en 1989 en contraposición de la fast food, (comida rápida) a partir de un grupo de personas que empezaron a protestar en contra de la instauración de un McDonald en Roma y abordaron una filosofía a favor de los principios de un alimento bueno, limpio y justo. Bueno, porque fuera agradable al paladar y portador de mensajes del patrimonio gastronómico. Limpio, porque se cultivara con métodos orgánicos. Y justo, porque su comercialización y su producción fueran favorables, tanto al agricultor como al consumidor, generando una necesidad de convertir al consumidor en un coproductor, de forma que esto ayude al medioambiente”.
A partir del 2012, Madelaine fue elegida consejera internacional de Slow Food y atiende los países de la región del Caribe. Desde entonces “he tenido una vida bien activa. Me he dedicado a organizar la delegación cubana y a integrar la raíz caribeña, la cual, debido a diversos factores: culturales, históricos y climáticos presenta una gran diversidad”.
Nos cuenta que en Slow Food tiene para Cuba la iniciativa de fincas Slow, que son fincas que trabajan con una metodología creada por académicos y profesionales de forma que sean ecológicas y resilientes. “Esta iniciativa es la que más nos une a los diversos miembros de Latinoamérica y el Caribe”.
— ¿Es usted vegana u ovolactovegetariana?
— No soy ovolactovegetariana ya, aunque lo fui por cinco años en los que me fue muy bien, contesta Vázquez Gálvez. Además, nos cuenta que mantiene una alimentación sana, evitando las grasas y los azucares.
Desayuna tostadas y huevo, luego almuerza y come pastas, arroces, potaje, viandas hervidas, ensalada y nunca come fritos y evita los postres. “Como muchos vegetales salteados y berenjenas horneadas, de proteína pollo, pescado cuando hay y huevo. A veces hago algún postre casero, como arroz con leche o pudín y el té lo tomo endulzado con miel de abeja”.
Nos comenta que sus platos favoritos son el tamal en cazuela y unos ravioles rellenos con queso crema agria que se llaman barenniki. Este último es un plato típico de Rusia y Ucrania, gusto adquirido durante sus estudios en Donetsk.
Para muchos cubanos Madelaine puede ser conocida por ser la conductora, durante nueve años, del programa Con Sabor, de la televisión cubana.
“Ahí mostré diversas comidas que se pueden hacer a partir de productos naturales y que se pueden realizar en el ámbito doméstico”.
Además, ha sido profesora de la Catedra Universitaria del Adulto Mayor, en la cual ha trabajado de forma voluntaria.
“También he dado clases en la Facultad de Biología en una optativa que se llama cultura alimentaria. En estos momentos soy vicepresidenta de Cubasolar y directora de su editorial. Al yo adquirir mi enfoque ambientalista me vinculé a esa organización y al día de hoy ya soy miembro de su junta directiva”.
— ¿Cómo hace para combinar su vida personal con una vida laboral tan intensa?
— Me salva que soy muy organizada y sistemática. Si hay algo que tengo pendiente lo anoto en mi agenda y en algún momento lo hago. En mi tiempo libre me gusta mucho leer, ver películas, me gustan mucho las novelas cubanas, pero mi entretenimiento favorito, que siempre que puedo lo hago, es nadar. Con el desarrollo en las redes sociales digitales suelo estar pendiente a las publicaciones y a lo que es tendencia por lo que también le dedico algo de tiempo a navegar en la red”.
Durante su trayectoria como activista e investigadora, Vázquez Gálvez ha escrito cerca de un centenar de artículos académicos y de difusión. Su labor ha hecho que un estilo de alimentación sano se difunda entre muchas personas. En un tiempo dominado por las comidas rápidas, no debemos olvidar que somos lo que comemos.
Tomado de Juventud Técnica
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