“La independencia no es una bandera, o un himno, o un escudo. […] no es cuestión de símbolos. La independencia depende del desarrollo, […] de la tecnología, […] de la ciencia en el mundo de hoy”.
Fidel Castro, 1990
Detrás de cada acción, cada decisión o empeño para la sociedad cubana, una de las miradas a las que se acude es a la del ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), respondiendo a su misión de “proponer y, una vez aprobada, dirigir y controlar la política del Estado y del Gobierno en las materias de ciencia, tecnología, innovación, medioambiente y otras que se determine para contribuir al desarrollo sostenible del país”.
Su surgimiento, el 21 de abril de 1994, con la promulgación del decreto Ley No. 147 de la reorganización de los Organismos de la Administración Central del Estado, fue el resultado de una metamorfosis.
El ministerio nació de la integración de la Academia de Ciencias de Cuba —entonces con más de 30 años de creada y cuyos antecedentes se remontan a 1861, con la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana—, la Secretaría Ejecutiva para Asuntos Nucleares, la Comisión Nacional para Protección del Medio Ambiente y el Uso Racional de los Recursos Naturales y la Comisión Rectora del Gran Parque Nacional Sierra Maestra.
Corría el 1994, pleno periodo especial. Junto a sus nobles propósitos, su creación en esa etapa difícil fue una expresión concreta de la voluntad política del Estado y el Gobierno cubanos de darle continuidad a la prioridad que desde los primeros años de Revolución se le concedió a las diferentes facetas que atiende este organismo.
Se le confirió al Citma la misión de atender directamente instituciones científicas que abarcan investigaciones en ciencias sociales, ciencias naturales, medioambiente, metrología, sismología, nanotecnología, así como coordinar la labor de los centros de investigación del país, priorizando investigaciones en el campo de la biotecnología, energía renovable, cambio climático y producción de alimentos.
Largo camino a casa
Llegar al Citma fue el resultado de un proceso de maduración para encontrar una estructura que abarcara desde las ciencias —en todas sus facetas—, hasta las tecnologías y el medioambiente y, posteriormente, un componente que no puede faltar en la vida moderna, la innovación.
El 15 de enero de 1960, durante el acto de clausura por la celebración del XX Aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba, en el Paraninfo de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana —el mismo lugar donde el siglo anterior defendiera Finlay su teoría metaxénica— Fidel Castro acuñó una máxima que ha sido desde entonces bandera: “El futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, de hombres de pensamiento”. Esta fecha fue escogida, a partir de 1990, para conmemorar el Día de la Ciencia Cubana.
Una mirada por el desarrollo de la ciencia en Cuba a partir de 1959 muestra el camino transitado desde que en 1962 se crea la Comisión para la Academia de Ciencias de Cuba, se organizan centros de investigación en diferentes organismos de la economía y los servicios, incluyendo la Academia de Ciencias.
La integración en la Academia de prominentes investigadores de ciencias sociales, físicas, médicas, técnicas y agrícolas, permitió logros importantes y organizar instituciones científicas con prestigiosos intelectuales organizados en institutos como: Botánica, de la Caña de Azúcar, Geofísica y Astronomía, Geografía, Física Nuclear, Matemática, Cibernética y Computación, Meteorología, Literatura y Lingüística, Filosofía, Investigación Técnica Fundamental, Química de los Alimentos, Información Científica, Suelos, Zoología y el Instituto de Investigación Fundamental de la Agricultura Tropical, entre otros.
El primero de julio de 1965 se fundó el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), la primera institución científica multidisciplinaria creada por la revolución, con jerarquía nacional y condiciones materiales para la formación de científicos y promover los grados científicos, para la implementación de investigaciones en las ciencias naturales, biomédicas, tecnológicas y agropecuarias.
Allí, se organizan de manera sistemática cursos de superación científica de diferentes niveles y se impulsa la divulgación científica a través de la revista CENIC y publicaciones en otras revistas nacionales e internacionales. Al día de hoy, se considera que la creación del CNIC significó el comienzo de la formación científica organizada y con rigor para la realización de ciencia de alto nivel.
La institución fue la semilla de otros procesos y experiencias posteriores. La organización del sistema de grados científicos y la defensa de los primeros doctorados en ciencias vinculados a temas de interés nacional, unido a la superación y el trabajo multidisciplinario con instituciones científicas y productivas del país, permitió un avance incuestionable. Fue precisamente en el CNIC donde defendió la primera tesis de candidato a Doctor en Ciencias. En 1970, se defienden las dos primeras tesis en el extranjero. Hoy en día, es una empresa que integra el grupo de las industrias biotecnológicas y farmacéuticas.
En el mes de diciembre de 1972 se celebró por primera vez en el país, el Fórum Científico Nacional de Estudiantes Universitarios, ocupándose el CNIC, a petición de la Federación Estudiantil Universitaria, de presidir la organización del evento y ser sede de tan importante e histórico acontecimiento.
El 2 de diciembre de 1974 se promulgó la Ley número 1281 que estableció el Sistema Nacional de Grados Científicos y creó la Comisión Nacional de Grados Científicos. A partir del 17 de marzo de 1977, fecha en que la comisión inició sus funciones, ha sido hasta el presente la encargada de ejecutar la política nacional referida a los grados científicos.
Otro hito en la organización de la ciencia cubana se produce en 1974. En el resumen de la plenaria de ganadería, Fidel Castro anuncia la organización del Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (CNCT),organización importante de coordinación nacional de la ciencia. En sus 2 años de existencia aglutinó el potencial científico del país para hacer más eficiente el trabajo en esta esfera. Junto a otros cambios en la organización científica en esa etapa, por resolución No. 1 del 5 de diciembre del mismo año se establecieron las categorías, nomenclaturas y metodologías de la investigación científica en el país.
De especial interés fue la organización del Consejo Científico Superior como órgano asesor principal de la ACC, foro de científicos elegidos entre los más destacados del país, organizado acorde a las ramas principales de la actividad científica. El Consejo fue un antecedente del Foro Científico de la ACC. En este periodo se fortalece el plan de ciencia y técnica, la infraestructura científica del país, la coordinación nacional y el impulso al desarrollo territorial.
Entre los hitos de la ciencia cubana y la colaboración científica no puede faltar el vuelo al cosmos de Arnaldo Tamayo Méndez y Yuri Romanenko, en 1980: Cuba llevó al espacio experimentos que comprendían temáticas como la medicina espacial, las comunicaciones, la exploración de los recursos naturales del país, incluida la plataforma insular; los aspectos psicológicos a tener en cuenta con futuros candidatos a cosmonautas y otros destinados a beneficiar significativos renglones de la economía cubana, entre ellos la evaluación de la cristalización de la sacarosa en condiciones de ingravidez, y el Córtex, cuyo propósito fue registrar la respuesta cerebral humana a estímulos visuales en dicho ambiente.
La década prodigiosa
Para la ciencia cubana, los 80 del siglo pasado fueron una década prodigiosa, con el surgimiento de nuevos centros de investigación y un impulso especial a la biotecnología: el Centro Nacional para la Producción de Animales de Laboratorio (Cenpalab), el Centro Nacional de Biopreparados, el Instituto de Medicina Tropical (IPK), la Biblioteca Nacional de Ciencia y Técnica.
El 20 de enero de 1982 quedó inaugurado el Centro de Investigaciones Biológicas. Entre los presentes se encontraban sobresalientes personalidades científicas de Cuba y del extranjero.
En este periodo se consolida el desarrollo del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). Este proyecto fue analizado de forma integral y finalmente aprobado e inaugurado el 1.o de julio de 1986, ante destacadas personalidades internacionales y de diferentes instituciones científicas.
El Centro de Inmunoensayo (CIE), que abrió sus puertas en su sede actual el 7 de septiembre de 1987, que utiliza la técnica de inmunoensayo ELISA (Enzyme-Linked ImmnunoSorbent Assay) y la tecnología Sistema Ultra Micro Analítico (SUMA), se ha destacado como institución de excelencia en el país con redes de servicios analíticos y técnicos nacionales e internacionales en este tipo de pruebas.
Todo este proceso tuvo a la ACC como órgano rector de la ciencia e incluyó el fortalecimiento de la infraestructura de investigación en diferentes espacios: el Instituto de Meteorología, con el desarrollo territorial y nuevos radares para la red nacional; Instituto Fundamental de Investigaciones en Agricultura Tropical; el Zoológico Nacional; y el Acuario Nacional.
La trayectoria de la ciencia cubana concibió igualmente la creación y fortalecimiento de las delegaciones territoriales y la fundación de nuevos centros de investigación en diferentes provincias, entre ellos, el Instituto Jorge Dimitrov, en Bayamo (1980), y el Centro de Energía Solar, en Santiago Cuba (1984), con lo cual la ciencia se expandió y multiplicó.
Esta práctica de llevar la ciencia, la tecnología y la investigación a otros puntos de la geografía cubana alcanzó no solo a entidades propias, sino de otros organismos nacionales, por ejemplo, el Instituto de Investigaciones de Viandas Tropicales (INIVIT), institución científica del ministerio de la Agricultura (1987) y una filial del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Camagüey (1989).
La coordinación con los organismos correspondiente de la economía permitió avanzar en el Plan Nacional de Ciencia y Técnica que incluyó el proyecto de problemas principales de ciencia y técnica a nivel nacional.
Aunque tuvo impactos negativos durante la crisis económica iniciada tras la desintegración del campo socialista y la desaparición de la Unión Soviética, el camino de la ciencia cubana no se detuvo. Escasearon los recursos, pero no se detuvieron la inspiración, el compromiso y la esperanza. Así, la ciencia cubana supo sobreponerse al golpe y retomar los valores in cuantificables que había ido acumulando en saberes, experiencia e ideas.
Un resultado relevante de la investigación biomédica, que combinó los esfuerzos de varias instituciones de investigación biomédica de capital y otras provincias fue el diseño y elaboración de una vacuna sintética de polisacáridos conjugados contra Haemophilus influenzae Tipo b, organismo causante de la muerte de unos 600 000 niños cada año en países del Tercer Mundo, culminada en 2004.
Muchas de estas instituciones se unieron al Grupo Empresarial QUIMEFA (Química-farmacéutica), para constituir luego el Grupo de las Industrias Biotecnológicas y Farmacéuticas de Cuba (BioCubaFarma), fundado a finales de 2012, con el objetivo de producir medicamentos, equipos y servicios de alta tecnología destinados al mejoramiento de la salud del pueblo cubano y la generación de bienes y servicios exportables.
Vamos a andar, para llegar
Todos esos pasos fueron conduciendo a la creación, en 1994, del ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, que bajo la guía de la ministra Rosa Elena Simeón Negrín dio continuidad a las arraigadas tradiciones que fomentaron primeras y auténticas instituciones de investigación científica de la nación, y que se iniciaron en el siglo XIX, con la fundación, en Cuba, de la primera Academia de Ciencias creada fuera del continente europeo.
El ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente tiene entre sus funciones específicas proponer las políticas científicas, tecnológica y de innovación, en correspondencia con el desarrollo económico y social del país, estableciendo los objetivos, prioridades, líneas y programas que correspondan.
Entre sus funciones más importantes se encuentran las de elaborar y proponer al Consejo de Ministros las estrategias y políticas que conduzcan a garantizar la protección del medioambiente y el uso racional de los recursos naturales integrándolas al desarrollo sostenible del país.
El Citma es el organismo cubano encargado de dirigir, ejecutar y controlar la política del uso pacífico de la energía nuclear, propiciando su integración coherente para contribuir al desarrollo sostenible de Cuba y fomentar el potencial científico nacional.
Estas propuestas se realizan con la participación de la comunidad científica y otros agentes del cambio tecnológico, a partir de las cuales se conforma el Plan Nacional de Ciencia y Tecnología que incorpora los objetivos, prioridades, líneas y programas correspondientes.
Una vez aprobado el Plan, lo dirige y controla mediante la ejecución de los Programas Nacionales de Investigación Científica y de Innovación Tecnológica.
Los propósitos y proyecciones del ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, los sintetiza el Artículo 72 de la Constitución de la República, que indica: “El Estado promueve el avance de la ciencia, la tecnología y la innovación como elementos imprescindibles para el desarrollo económico y social. Igualmente implementa formas de organización, financiamiento y gestión de la actividad científica; propicia la introducción sistemática y acelerada de sus resultados en los procesos productivos y de servicios, mediante el marco institucional y regulatorio correspondiente”.
Enfoques
En su desempeño, el Citma integra actividades que realizan entidades especializadas. La Oficina Nacional de Normalización (ONN), cuya misión es coadyuvar al mejoramiento continuo de la producción y los servicios en función del crecimiento de la economía nacional y la elevación de la calidad de vida de la población a través de la aplicación de la política estatal en materia de normalización, metrología y calidad.
En andar y como parte de su perfeccionamiento, el ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente transformó la otrora Oficina de Regulación Ambiental y Seguridad Nuclear (ORASEN), fundada en 2002 -integrada por los centros de Inspección y Control Ambiental, de Seguridad Química, de Seguridad Biológica y de Seguridad Nuclear-, en las direcciones de Control Ambiental y de Seguridad Nuclear, que conforman la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental (ORSA), que asumió la regulación ambiental en todo el país, con la creación de sede en cada territorio.
El Archivo Nacional de Cuba, también una entidad adscrita al Citma, es responsable de salvaguardar la documentación de connotación nacional, que por su valor histórico, económico, social y político, constituye la reserva más importante de la memoria documental de la nación cubana. Para ello, realiza el tratamiento archivístico de fondos y colecciones, investigaciones archivísticas, investigaciones en conservación preventiva y curativa de los documentos, talleres, eventos y exposiciones con fines científico-técnicos en temáticas archivísticas.
El ministerio atiende también al Grupo Empresarial INNOMAX, una Organización Superior de Dirección Empresarial 20 años de existencia.
En la actualidad, cuenta con tres agencias: la de Energía Nuclear, la de Tecnologías de Avanzada (AENTA), la de Medio Ambiente (AMA) y, de más reciente creación, de Ciencias Sociales y Humanísticas.
El 21 de Abril de 1994, por el Acuerdo 2823 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, se creó la Agencia de Energía Nuclear (AEN) subordinada al Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente. El 15 de noviembre de 2001 la AEN amplió sus funciones y pasó a denominarse Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada (AENTA), continuadora legal de la anterior y cuyo aniversario coincide con el del Citma.
La AENTA tiene como funciones principales el desarrollo, promoción y el uso pacífico de las aplicaciones nucleares en medicina nuclear, producción de radiofármacos para el tratamiento del cáncer y otras enfermedades entre las primeras causas de muerte en Cuba. Por estas funciones es punto focal para la colaboración con el Organismo Internacional de la Energía Atómica.
También desarrolla sus actividades en la investigación y aplicación de otras tecnologías de avanzada como el láser, y apoya desde el punto de vista tecnológico producciones de alto valor agregado de BioCubaFarma, y otras instituciones líderes.
La Agencia de Medio Ambiente es una Organización Superior de Dirección del ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, fundada el 6 de marzo de 1995, cuya función fundamental es la de proponer y enseñar las diferentes vías y estrategias fundamentales del gobierno para el medio ambiente.
La AMA aporta conocimientos científicos y técnicos y ofrece servicios especializados para el ordenamiento y manejo de los recursos naturales, la conservación y rehabilitación de ecosistemas, la prevención y evaluación de desastres naturales, y la adaptación al cambio climático en función de lograr un desarrollo económico y social sustentable y fomentar una cultura ambiental en la población.
Tiene subordinadas a instituciones como Instituto de Meteorología, Instituto de Oceanología, Instituto de Ecología y Sistemática, Instituto de Geografía Tropical, Instituto de Geofísica y Astronomía, Acuario Nacional de Cuba y Museo Nacional de Historia Natural.
En noviembre de 2020, el Citma creó la Agencia de Ciencias Sociales y Humanísticas (ACSH), a partir de una resolución suscrita por la ministra del Citma, Elba Rosa Pérez Montoya. Un acuerdo del Consejo de Ministros establece las funciones y estructura de la entidad adscripta al Citma, como un Organización Superior de Dirección Empresarial que elabora, propone, dirige y controla la aplicación en el país de la política científica de las ciencias sociales y humanísticas.
A tono con los tiempos
En los últimos 20 años, el ministerio ha experimentado transformaciones en su estructura con el objetivo de adecuarse a las coyunturas cambiantes por las que ha transitado el país. En 2002, por ejemplo, se creó el Fondo Financiero de Ciencia e Innovación (FONCI), un instrumento financiero para proyectos de ciencia, tecnología e innovación, compuesto por una junta multisectorial presidida por el Citma e integrada por los ministerios de Finanzas y Precios, Economía y Planificación, Comercio Exterior e Inversión Extranjera y el Banco Central de Cuba.
El FONCI opera a partir de los aportes provenientes de empresas, resultado de Entidades de CTI, donaciones, fondos de inversión nacionales, extranjeros o mixtos. Esos ingresos se destinan a financiar proyectos de innovación; investigación + desarrollo; producciones de bienes y servicios experimentales o nuevos de alto valor agregado; investigación asociados a prioridades nacionales establecidas y servicios científico-tecnológicos seleccionados.
El fondo se enfoca en ocho líneas priorizadas, alineadas con las prioridades del país: alimento para la población y animal, uso racional de la energía, con énfasis en las fuentes renovables; enfrentamiento al cambio climático, estrategia de la planificación física, desarrollo de la informatización y automatización, desarrollo integral de la población y cambios demográficos y manejo del agua.
En el área de Ciencia, Tecnología e Innovación, el ministerio es rector del Macroprograma de Ciencia, Tecnología e Innovación, que tiene programas nacionales como Institucionalidad, organización y efectividad del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e innovación (SNCTI), que engloba diferentes proyectos, y Estrategia integral de desarrollo tecnológico, con planes estratégicos nacionales, actividades y estructuras dinamizadoras y start up de base tecnológica en las universidades.
Por su parte, el Macroprograma de Recursos Naturales y Medio Ambiente, existe el programa Implementación de la Estrategia Ambiental Nacional y Enfrentamiento al cambio climático y reducción del riesgo de desastres, con sus respectivos proyectos asociados, planes y plataformas, en permanente actualización y seguimiento.
Entre las realizaciones más actuales del Citma se encuentra el Observatorio Científico, Tecnológico y de Innovación (OCTI), que rectorado por el ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente constituye una herramienta que aporta información para el seguimiento, el diseño o la reformulación de las políticas y los programas dirigidos al desarrollo científico, tecnológico y de innovación en Cuba.
Valore este artículo
Click en las estrellas para votar
0 / 5. Conteo 0