El ministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba (Citma), Dr.C Armando Rodríguez Batista, llamó a los países desarrollados a cumplir lo convenido: su liderazgo en los esfuerzos de mitigación y la provisión de financiamiento al intervenir en la sesión alto nivel ministerial de la Conferencia de las Partes de la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP29, en Bakú, capital de Azerbaiyán.
En su intervención, el ministro señaló que “la justicia climática, la equidad y los principios de responsabilidades comunes, pero diferenciadas y capacidades respectivas, deben estar en su centro. La discusión acerca de cómo estos pueden implementarse es crucial”.
Para Rodríguez Batista, la transicion justa abarca la adaptación, la mitigación, las pérdidas y daños y los medios de implementación. Para nuestros paises en desarrollo, es fundamental dar prioridad a la adaptación desde una perspectiva de transición justa.
Al respecto, consideró que “abordar la brecha de adaptación, sea en capacidades nacionales de ciencia e innovación, en financiación, planificación o implementación, debe alinearse con los criterios de transición justa hacia economías más resilientes”.
Y enfatizó que “no será posible una transición verdaderamente justa, equitativa y ordenada, sin que los países desarrollados honren sus compromisos y asuman el liderazgo en la acción climática y la provisión de financiación y medios de implementación para lograr los objetivos que plantea el Artículo no.2 del Acuerdo de París.
El ministro señaló que Cuba “ha sufrido con intensidad -en días recientes- los impactos de dos fenómenos climáticos extremos, los huracanes Oscar y Rafael, que ejercen una enorme presión en la vida diaria de los cubanos y cubanas, a pesar de los esfuerzos del gobierno revolucionario y de los reconocidos resultados del Sistema Nacional de la Defensa Civil”.
“No existe ninguna duda de que el cambio climático no es un riesgo a futuro, sino un peligro presente y real para billones de personas en el mundo y en especial para los estados insulares en desarrollo.Cuba ha recibido diversas expresiones de solidaridad de países amigos. Aún así, las pérdidas y daños estarán en el orden de los millones de dólares a lo cual responderemos con ciencia e innovación, aún en un complejo escenario, caracterizado por el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero que, por más de seis décadas, ha impuesto a Cuba el gobierno de los Estados Unidos y que constituye el principal obstáculo para nuestro desarrollo”, dijo.
Cada año, nos damos cita para tratar la emergencia global más acuciante para la supervivencia de nuestra especie.Y aunque año tras año realizamos una oda a la urgencia, seguimos acumulando, pérdidas, daños y riesgos crecientes, se baten récords históricos de temperaturas globales y aumenta el nivel medio del mar.
En ausencia de un flujo facilitado y predecible de los recursos requeridos, todos los llamados a la mitigación y a la resiliencia en países en desarrollo, corren el riesgo de convertirse en simple retórica.
Aun en este escenario adverso, Cuba ha continuado trabajando en avanzar sus reportes a la Convención y el Acuerdo de París y en robustecer su contribución nacional.
Lamentablemente, la lentitud de la negociación internacional y las incertidumbres sobre las finanzas climáticas no generan la confianza necesaria para la implementación de las metas de adaptación y mitigación.
“La contribución de la COP 29 resulta esencial, si comprendemos que fortalecer la ambición climática, pasa porque nuestros países puedan acceder a los medios de implementación necesarios, bajo las condiciones adecuadas”, agregó.
En Bakú, destacó el titular del Citma, “tenemos una oportunidad histórica, la de habilitar la implementación de lo acordado y construido durante más de tres décadas de negociación”.
La determinación de la nueva meta financiera será crucial, en tanto su diseño responda a las necesidades en evolución de los países en desarrollo, permita tratar de manera balanceada la mitigación, la adaptación y las pérdidas y daños, y siente las vías para una transición justa, en que la aplicación del principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, nos permita contribuir a la salvaguarda de nuestro planeta, sin que nadie quede detrás.
Segun expresó Rodríguez Batista en la COP29, mientras escuchamos el manido argumento de que los responsables de proveer el financiamiento no disponen de suficientes recursos con relación a las necesidades identificadas, por lo que se tienen que buscar fuentes alternativas y hasta reinterpretar la letra del Acuerdo de París en lo concerniente a contribuyentes y beneficiarios; conocemos del aumento en un 9% del gasto mundial en defensa, en 2023, el cual alcanzó un récord de 2.2 trillones de dólares, con Estados Unidos a la vanguardia.
“No podemos permanecer indolentes, mientras se privilegia la muerte por encima de la vida”, destacó y consideró que “a los países en desarrollo, nos asiste la autoridad moral de exigir a nuestras contrapartes de los países desarrollados el cumplimiento de lo convenido: su liderazgo en los esfuerzos de mitigación y la provisión de financiamiento. No más estrategias para eludir responsabilidades y cargarlas a los hombros de los pueblos que ya luchan por erradicar la pobreza estructural y alcanzar un desarrollo digno y sostenible para su gente”.
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