A las 11:30 de la mañana, si el día es luminoso, el cubano Edisnel Contreras Chacón abre el portón del rancho donde permanecen estabuladas, a más de un metro de altura, 45 cabras que bajan contentas por una pasarela hecha de tablillas transversales, para evitar resbalones.
Una vez liberadas, las hembras caprinas enrumban hacia los pastizales de la llanura que circunda su hogar en Guamito, barrio rural del municipio Río Cauto, en la suroriental provincia de Granma, en la cual se desarrolla el proyecto internacional de Conservación de la Biodiversidad y Manejo Agrícola Sostenible (Cobimas).
Con financiamiento del Fondo Mundial para el Medio Ambiente, e implementada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en asociación con el Ministerio de la Agricultura de la mayor de las Antillas, la iniciativa comenzó a partir del año 2019.
Ocupa, además, áreas de las provincias de Sancti Spíritus y Matanzas, y tiene el propósito de contribuir a la protección de especies, razas y variedades de trascendencia global y nacional para la alimentación, así como sus parientes silvestres y los ecosistemas que los albergan.
En el caso particular de Guamito, la finca incluye parte del Refugio de Fauna Delta del Cauto, segundo humedal de importancia en Cuba y el Caribe insular.
El principal objetivo de las 11 personas que laboran en el sitio es lograr reproducir, mediante inseminación artificial, la cabra criolla, declarada en peligro de extinción en 2003, explicó Contreras Chacón.
Hasta el momento la tarea da resultados, dijo, y con la leche de las cabras paridas también obtienen queso, en una minindustria, para su posterior comercialización.
Otros fines de Cobimas en Río Cauto son el fomento de la gallina Cubalaya, autótona de Cuba y muy resistente a las condiciones climáticas del país; y el cultivo de una variedad de melón propio de la zona, para el procesamiento industrial de su jugo, precisó.
Declaró que el proyecto suministró a la finca medios de cómputo y un tractor destinado a la preparación de tierras y el cultivo de viandas, granos y hortalizas para el autoabastecimiento de los trabajadores, y la siembra de alimento animal.
Unido a la creación de nuevos empleos, la experiencia beneficia a vecinos de la localidad con la adquisición de conocimientos y buenas prácticas en el manejo y cuidado de las distintas especies, agregó Edisnel.
Tomado de La Demajagua
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