Las especies exóticas invasoras amenazan la naturaleza, la economía, la seguridad alimentaria y la salud, alertó en su último informe la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES).
Las especies invasoras cuestan al mundo al menos 423 000 millones de dólares anuales, ya que provocan la extinción de plantas y animales, amenazan la seguridad alimentaria y agravan las catástrofes medioambientales en todo el planeta, según el reporte.
La actividad humana, mediante los viajes o el comercio mundial, está propagando estos animales, plantas y otros organismos en nuevas regiones a un ritmo sin precedentes, con 200 nuevas especies exóticas registradas cada año, según alertan varios destacados científicos.
De las 37 000 especies exóticas que se sabe han sido introducidas en todo el mundo, 3 500 se consideran dañinas y suponen una grave amenaza mundial al destruir cultivos, acabar con especies autóctonas, contaminar cursos de agua, propagar enfermedades y sentar las bases de catástrofes naturales devastadoras.
Según expertos, el coste económico mundial es tremendo, ya que se ha cuadruplicado al menos cada década desde 1970. Esa cifra es una subestimación enorme, es la punta del iceberg, afirma la ecologista Helen Roy, coautora del informe de IPBES.
A su juicio, si no se interviene para evitar su propagación e impacto, el número total de especies invasoras en el mundo será un tercio mayor en 2050 que en 2005.
Según dijo, las cosas no permanecen igual, “Sabemos que el cambio climático está empeorando, sabemos que el cambio en el uso del suelo y del mar está empeorando y, por tanto, prevemos que la amenaza que suponen las especies exóticas invasoras también empeorará”, afirmó.
Una especie exótica se convierte en invasora cuando se establece en esa nueva zona y crea un impacto negativo en la biodiversidad y los ecosistemas locales, incluso en el modo de vida de las personas.
Numerosos ejemplos son los jacintos de agua que obstruyen lagos y ríos en África, el pez león que afecta a las pesquerías locales en el Caribe y el caracol de tierra gigante africano que se apodera de las aldeas de la Isla de Navidad en el Océano Índico.
Mientras tanto, las serpientes arbóreas marrones han eliminado poblaciones enteras de aves en la isla de Guam, en el Pacífico, y el mejillón cebra, que se extiende rápidamente, ha colonizado los Grandes Lagos de Norteamérica. Y en otros lugares, los mosquitos están propagando enfermedades como el dengue, el Zika, la malaria y el virus del Nilo Occidental a nuevas regiones.
La propagación de especies invasoras por países y continentes es uno de los principales motores de la pérdida de biodiversidad, deteriorando la compleja red de ecosistemas de la que depende la humanidad, subraya el informe.
En 2019, el Informe de Evaluación Global de IPBES concluyó que las especies exóticas invasoras son uno de los cinco factores directos más importantes de la pérdida de biodiversidad, junto con los cambios en el uso de la tierra y el mar, la explotación directa de las especies, el cambio climático y la contaminación.
Basándose en esta conclusión, los gobiernos encargaron a la IPBES que proporcionara las mejores pruebas disponibles y opciones políticas para hacer frente a los retos de las invasiones biológicas.
El informe resultante fue elaborado por 86 expertos de 49 países, que trabajaron durante más de cuatro años y medio. Se basa en más de 13.000 referencias, incluidas contribuciones muy significativas de los pueblos indígenas y las comunidades locales, lo que lo convierte en la evaluación más exhaustiva jamás realizada sobre las especies exóticas invasoras en todo el mundo.
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