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Participa Cuba en cumbre sobre un Nuevo Pacto Financiero Mundial

La cita reúne a mandatarios, instituciones internacionales y representantes de la sociedad civil.

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, participa en París los días 22 y 23 de junio en la cumbre sobre un Nuevo Pacto Financiero Mundial, de cara al cumplimiento de las metas de desarrollo sostenible, foro inaugurado por el jefe de Estado anfitrión, Emmanuel Macron.

En el Palais Brongniart, sede del evento de dos días, en la cumbre participan alrededor de medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno invitados. El mandatario Cubano fue recibido por la canciller de Francia, Catherine Colonna, unos minutos antes de la instalación de la reunión.

Díaz-Canel asiste en su condición de líder del Grupo de los 77 más China, bloque que integran 134 de los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas, en el cual Cuba ejerce este año la presidencia pro tempore.

El objetivo de la cumbre sobre un Nuevo Pacto Financiero Mundial es alcanzar el consenso de cara a un sistema financiero más reactivo, justo y solidario, que permita enfrentar las desigualdades, acompañar la lucha contra el cambio climático y materializar las metas del desarrollo sostenible.

Esta cita reúne también en París a dirigentes gubernamentales, instituciones internacionales y representantes de la sociedad civil para intentar sentar las bases de un nuevo sistema de financiación del desarrollo que permita a los países implicados salir de la pobreza y a la vez afrontar los retos del cambio climático.

“Ningún país debe tener que escoger entre reducir la pobreza o proteger el planeta”, aseguró el presidente francés al inaugurar una cumbre en París que aspira a refundar el sistema financiero instaurado en Bretton Woods.

Macron pidió “soluciones muy concretas” para reformar ya la financiación del desarrollo de forma que los países afectados puedan afrontar también las consecuencias del cambio climático.

“Ningún país debe tener que elegir entre la reducción pobreza y la protección del planeta”, afirmó Macron en la intervención de apertura de la Cumbre para un nuevo pacto financiero mundial.

Francia quiere dar “impulso político” a la idea de una tasa mundial a las emisiones de carbono del comercio marítimo, a pocos días de una importante reunión de la Organización Marítima Internacional (OMI), y que, según los expertos, podría aportar 20.000 millones de dólares por año. Entre la “caja de herramientas” de soluciones posibles también figura la idea de reciclar 100.000 millones de dólares de derechos especiales de giro, la moneda de reserva del FMI.

Las posiciones de Cuba pasan por el llamado a un apoyo concreto a los países del Sur en materia de acceso a mercados, transferencia de tecnologías y creación de capacidades.

La nación caribeña aboga también por una cooperación fiscal internacional inclusiva y por el establecimiento de un mecanismo multilateral de renegociación de deudas soberanas.

Para la mayor de las Antillas el diseño de una nueva arquitectura financiera mundial pasa igualmente por el destierro de los bloqueos y las medidas coercitivas unilaterales, como los que sufren varias naciones del Sur, afectando su desarrollo. Desde hace más de 60 años, Cuba enfrenta el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, una política contraria al Derecho Internacional y al multilateralismo.

Se prevé que Díaz-Canel subraye estas posiciones durante la cumbre y sus reuniones en esta capital. Durante su estancia en París, el Jefe de Estado cubano será recibido por Audrey Azoulay, directora general de la Unesco y otras autoridades de las Naciones Unidas.

Esta cita tiene como antecedente la Iniciativa de Bridgetown, promovida por la primera ministra de Barbados, Mia Amor Mottley, desde la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP-26.

Promesas por cumplir

Segun destaca un despacho publicado por Radio Francia Internacional, 26 de los 39 presidentes y primeros ministros son africanos, lo que consideró “una presencia acorde con la urgencia y la impaciencia. Los países más vulnerables y endeudados siguen esperando la prueba de que el Norte tiene la confianza de ayudarles a prepararse para los azotes del cambio climático. A sus ojos, esta prueba debe plasmarse en el cumplimiento de al menos dos promesas incumplidas”.

La primera es la promesa hecha en 2009 en la COP15 de Copenhague, y reafirmada en 2015 en París: aportar 100.000 millones de dólares anuales de aquí a 2020 para ayudar a los países a adaptarse. La suma prometida se ha estancado en 83.000 millones. “2023 debería ser el año en que se reúnan”, se ha dicho en el Elíseo para tener paciencia.

Así que no es en absoluto seguro que se anuncie en los próximos dos días. Es más, se ha puesto en duda la propia credibilidad de estas cifras, ya que tres cuartas partes de esta cantidad son préstamos y no donaciones. “Esto conduce a un sobreendeudamiento de países que no son responsables del cambio climático”, señala Fanny Petitbon, responsable de incidencia política de la ONG Care.

El segundo son otros 100.000 millones de dólares, los Derechos Especiales de Giro (DEG), apodados “moneda del FMI” y sacados para rescatar las arcas en la época de Covid. Pero el sistema de redistribución es manifiestamente desigual, ya que es proporcional a la pertenencia de cada país al FMI.

Por ejemplo, de los 650.000 millones de dólares en DEG emitidos en el marco de la pandemia, sólo 33.000 millones se destinaron mecánicamente a África. Para remediar esta debilidad, en 2021, en una cumbre africana celebrada en París, el G20 prometió 100.000 millones de dólares en DEG. De momento, sólo se han recaudado oficialmente 60, pero no se descarta un anuncio para mañana.

Con  información de PL y otras fuentes

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