El Manejo Sostenible de Tierras es la fusión entre los saberes ancestrales, los nuevos conocimientos, las prácticas científicas y la gestión de la ciencia, señala Alfredo Martínez, responsable de esa labor en Cuba, quien ofrece más detalles al respecto del programa OP15 en esta entrevista.
La Agenda 2030 de las Naciones Unidas, mediante el objetivo de desarrollo número 15: Vida de ecosistemas terrestres, promueve el uso sostenible de los recursos existentes en esos hábitats, lucha contra la desertificación, busca detener e invertir la degradación de los suelos y frenar la pérdida de la diversidad biológica. Acciones de importancia para el sustento y subsistencia de la vida humana ante la desertificación de tres mil 600 millones de hectáreas en el planeta, causada por la degradación de las tierras secas.
En el 2008, en Cuba se inició el Programa de Asociación de País (CPP- OP15) sobre Manejo Sostenible de Tierras (MST) en apoyo al desarrollo del Programa Nacional de Lucha contra la Desertificación y la Sequía. El financiamiento corre por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente y el gobierno de la nación caribeña; la implementación ha estado guiada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Agencia de Medio Ambiente, del ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
Con el MST se intenta prevenir la degradación, recuperación y rehabilitación de las tierras, así como crear las bases para la adaptación a las condiciones extremas de los ecosistemas severamente dañados y mitigar los efectos de la sequía.
Para ello, deben emplearse los recursos disponibles en función del avance socioeconómico, de manera que garantice el mantenimiento de las capacidades de los ecosistemas y su resiliencia, y contribuya al incremento de la seguridad alimentaria.
A nivel nacional, la implementación del Programa CPP- OP15 cuenta con el respaldo del ministerio de la Agricultura, de Economía y Planificación, de Finanzas y Precios, de Educación Superior, entre otras instituciones.
Por la parte internacional, se unen a la colaboración dos agencias más: el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (ONU Ambiente) y el Programa de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
De forma amena, Alfredo Martínez Arteaga, director del Programa de Asociación de País en la Isla, explica: “Las prácticas de manejo sostenible de tierras pueden resumirse en un paquete tecnológico, mediante el cual se comienza por realizar un diagnóstico en las bases productivas y, de tal modo, tener un reflejo de las limitantes y potencialidades de las mismas”.
Según Alfredo Martínez, una de las esencias del Programa consiste en no emplear tecnologías ultramodernas ni métodos poco asequibles para los productores sino, más bien, combinar el desarrollo científico, tecnológico e innovador con las prácticas utilizadas por nuestros abuelos, quienes desconocían que eran de manejo sostenible eficientes. Para enfatizar en este aspecto argumenta con los siguientes ejemplos: “El uso de sistemas de captación de la lluvia, como los tinajones o canaletas en los techos, posibilita aprovechar el agua para el riego y otras actividades.
“El abono orgánico, la reforestación con especies nativas, el menor movimiento o perturbación del suelo y tener en cuenta la información meteorológica en los procesos productivos, también representan prácticas de manejos sostenibles de tierras”
Periodista: Alfredo, durante la implementación del Programa cuáles han sido los problemas detectados que más afectan las áreas productivas de nuestro país.
Alfredo: Cuba tiene alrededor de seis millones de hectáreas de superficie agrícola, de ese total, aproximadamente el 70 por ciento posee algún factor limitante, me refiero a que el suelo presenta en alguna medida señales de erosión, salinización, compactación y otros factores negativos. En cuanto al recurso agua, el país depende fundamentalmente de las lluvias, una situación compleja, que está hoy entre los principales objetivos de atención de nuestro Estado y de entidades, porque contamos con poca disponibilidad del líquido. A esto se le suma el bloqueo, impedimento para desarrollar los sistemas de riego. Los que tenemos son pocos eficientes y, por tanto, provocan o incrementan la degradación del suelo y la pérdida de agua.
Existen sistemas de riego como el de aspersión o por goteo, que se podrían adquirir en mayor cantidad, pero el bloqueo nos dificulta adquirirlos.
P: ¿Cómo está diseñado el Programa?
A: Lo integran cinco proyectos, donde tres de estos abordan un recurso natural y una tarea específica que cumplimentar.
El primero atiende el recurso suelo, y su labor fundamental radica en crear las bases y la plataforma regulatoria para comenzar a implementar y hablar o dialogar sobre MST. El segundo, se centra en el agua, con el propósito de construir toda una plataforma, digamos desde el punto de vista informático, que sustente la temática del MTS. A través del tercero, encargado de los ecosistemas ganaderos y forestales secos, trabajamos para fomentar el surgimiento de nuevos mecanismos financieros en apoyo a la labor. El cuarto, trata el MST, pero a una escala de paisaje, e incluye los recursos naturales que podemos observar en los ecosistemas productivos. Por último, con el quinto proyecto, que es de administración, le damos seguimiento a los anteriores.
P: ¿Cuáles son los territorios en los que han trabajado?
A: Hasta el momento, el Programa ha llegado a 13 provincias y 34 municipios. En alrededor de 19 mil hectáreas se aplican prácticas de Manejo Sostenible de Tierras; en las cuales, desde el 2017, hemos podido reconocer a bases productivas que demuestran cambios sustanciales.
Aquí, establecimos tres categorías para analizar el desarrollo de las bases productivas: iniciado, de avanzado y con MST. Hoy poseemos ocho bases productivas iniciada y una avanzada en el MST. En la provincia de Pinar del Río tenemos tres bases productivas que han sido reconocidas en el MTS. Una de ellas es de frutales, fundamentalmente, en el municipio de Los Palacios, una finca que se llama Tierra Brava con 22 hectáreas y producciones significativas en el cultivo del mango. Con iguales resultados existen en Guantánamo, Matanzas y Camagüey.
P: Ante las limitaciones expuestas, qué estrategia han trazado para vencer los obstáculos.
A: Trabajamos de manera sostenida con el Instituto de Investigaciones e Ingeniería Agrícola del ministerio de la Agricultura, donde se encuentran los especialistas que nos ayudan a evaluar, técnicamente, las máquinas y los sistemas de riego para saber su eficiencia, porque hay muchos que llevan años de explotación. Ellos hacen innovaciones y adaptaciones. También hemos firmado convenios con instituciones importantes como el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, la Empresa de Seguros Nacionales y el Banco de Crédito y Comercio.
Con las dos últimas entidades mencionadas, el Programa ha promovido la creación de incentivos financieros para los productores cubanos. Quienes alcancen alguna de las categorías del Reconocimiento de Manejo Sostenible de Tierras, se benefician con incentivos económicos. Esto es importante porque el país aboga por un tratamiento diferenciado a los productores exitosos, a partir de sus rendimientos y el cuidado medioambiental.
Por Boris E. González Abreut
Departamento de Comunicación del Citma
Fuentes consultadas:
Objetivo 15 PNUD
Delegación de CITMA Holguín Programa OP15
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